nuevatribuna.es | 05 Febrero 2015 - 20:04 h.
Desde la fauna de los tertulianos de garrafón hasta la
flora de los comentaristas académicos hay una coincidencia: afirman que es
zarrapastrosa la estrategia electoral del PP
1.- Desde la fauna de los tertulianos de garrafón hasta la
flora de los comentaristas académicos hay una coincidencia: afirman que es
zarrapastrosa la estrategia electoral del Partido Popular con sus
ataques sistemáticos contra Podemos. Incluso el mendaz director de
cierto periódico, asiduo a todas las zahúrdas televisivas, clama contra el
arriolismo por entender que no da en el clavo. Todos ellos se hacen cruces
con la matraca afirmando que favorece a Podemos. Yo veo las cosas de otra
manera y apuntaré una hipótesis del por qué entiendo que la estrategia es
(casi) la única que puede hacer el triste Mariano. Es más, que no va errado.
¿Cuál es el planteamiento de Arriola, el consejero
aúlico del triste Mariano? 1) Conseguir hacer un pleno de todo su
espacio electoral; un pleno que vaya desde sus sectores extremistas, tanto
aflorados como sumergidos, hasta los aproximadamente centristas. 2) Lo que
conlleva aumentar el diapasón de los redobles de tambor de ese somatén
mediático contra Podemos, infundiendo el mayor nivel de canguelo en todo el
espectro de la derecha española y sus franquicias. 3) Devaluar la estrategia
del PSOE, ninguneando su condición de primer partido de la oposición. 4)
Arrastrar al PSOE hacia posiciones de aparente respetabilidad, que
repercutan en un sector de los votantes del socialismo español, orientándole ya
sea a la abstención o a otras organizaciones de izquierda. Eso es lo que se
fragua en el camaranchón del estratega del Partido apostólico. Es, por tanto,
una estrategia sutil con independencia de los resultados que obtenga.
2.- Con lo que exactamente Arriola tal vez no contaba era
con la victoria de Syriza en Grecia, ni tampoco con que su propuesta de
que la troika se vaya al otro mundo esté siendo considerada en algunas instancias
de la Unión Europea y apoyada por Hollande y el beato Renzi. Y mucho menos con
las recientes declaraciones del presidente Obama muy críticas a la
presión que se ejerce contra Alexis Tsipras. Lo que viene a cuento por
la estrecha relación que la derecha española atribuye al «efecto Syriza» sobre
el electorado español y, más concretamente, sobre Podemos. Estos elementos son
interferencias a la estrategia arriolista, pero no la impugna totalmente.
Tal vez en la cabeza del estratega de marras hay dos
hipótesis, dando por sentado que Podemos tendrá unos resultados importantes.
Una, que sea el partido más votado; dos, que -aunque no lo sea- obtenga un muy
buen resultado. En el primer caso, aparecería formalmente la gran coalición;
en el segundo caso, surgiría una entente entre Anás y Caifás, tal vez no
explicitado, pero tan real como aquella.
3.- Quien no cuenta en todo ese grande jeu es
Izquierda Unida, empeñada en organizar su propio desbarajuste, que le
podría llevar a diversas escisiones. Es una carrera loca que, en cierta medida,
recuerda lo peor de esa izquierda italiana que se empeña en fragmentarse de
manera perseverante: la miríada de cabezas de ratón que no desean ser colas de
león. No salgo del asombro de que algunos amigos míos italianos en menos de
diez años han fundado hasta tres y cuatro partidos escindiéndose siempre del
anterior que fundaron. No doy nombres porque quedaría feo.
4.- Así pues, conviene que se entiendan las razones de la
pirotecnia del arriolismo. Porque creer que no tienen sentido provocaría, está
provocando ya, un desenfoque en la estrategia de los adversarios del Partido
Popular. Recuerden, esa gente tiene más conchas que los viejos galápagos. Por
eso, no pueden ser tan zopencos, electoralmente hablando.
Por supuesto, cabe la posibilidad de que un servidor esté en
Babia, como aquel famoso rey astur. Pero un error mío es irrelevante, y sólo me
juego el prestigio ante mi paciente esposa. En cambio, si ustedes meten la pata
sólo tendrán el consuelo de una parte de los parciales que les vayan
quedando.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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