viernes, 6 de febrero de 2015

DÓNDE SE EXPLICA LA ESTRATEGIA ELECTORAL DEL PARTIDO APOSTÓLICO



nuevatribuna.es | 05 Febrero 2015 - 20:04 h.
Desde la fauna de los tertulianos de garrafón hasta la flora de los comentaristas académicos hay una coincidencia: afirman que es zarrapastrosa la estrategia electoral del PP
1.- Desde la fauna de los tertulianos de garrafón hasta la flora de los comentaristas académicos hay una coincidencia: afirman que es zarrapastrosa la estrategia electoral del Partido Popular con sus ataques sistemáticos contra Podemos. Incluso el mendaz director de cierto periódico, asiduo a todas las zahúrdas televisivas, clama contra el arriolismo por entender que no da en el clavo. Todos ellos se hacen cruces con la matraca afirmando que favorece a Podemos. Yo veo las cosas de otra manera y apuntaré una hipótesis del por qué entiendo que la estrategia es (casi) la única que puede hacer el triste Mariano. Es más, que no va errado.
¿Cuál es el planteamiento de Arriola, el consejero aúlico del triste Mariano? 1) Conseguir hacer un pleno de todo su espacio electoral; un pleno que vaya desde sus sectores extremistas, tanto aflorados como sumergidos, hasta los aproximadamente centristas. 2) Lo que conlleva aumentar el diapasón de los redobles de tambor de ese somatén mediático contra Podemos, infundiendo el mayor nivel de canguelo en todo el espectro de la derecha española y sus franquicias. 3) Devaluar la estrategia del PSOE, ninguneando su condición de primer partido de la oposición. 4) Arrastrar al PSOE hacia posiciones de aparente respetabilidad, que repercutan en un sector de los votantes del socialismo español, orientándole ya sea a la abstención o a otras organizaciones de izquierda. Eso es lo que se fragua en el camaranchón del estratega del Partido apostólico. Es, por tanto, una estrategia sutil con independencia de los resultados que obtenga.
2.- Con lo que exactamente Arriola tal vez no contaba era con la victoria de Syriza en Grecia, ni tampoco con que su propuesta de que la troika se vaya al otro mundo esté siendo considerada en algunas instancias de la Unión Europea y apoyada por Hollande y el beato Renzi. Y mucho menos con las recientes declaraciones del presidente Obama muy críticas a la presión que se ejerce contra Alexis Tsipras. Lo que viene a cuento por la estrecha relación que la derecha española atribuye al «efecto Syriza» sobre el electorado español y, más concretamente, sobre Podemos. Estos elementos son interferencias a la estrategia arriolista, pero no la impugna totalmente.
Tal vez en la cabeza del estratega de marras hay dos hipótesis, dando por sentado que Podemos tendrá unos resultados importantes. Una, que sea el partido más votado; dos, que -aunque no lo sea- obtenga un muy buen resultado. En el primer caso, aparecería formalmente la gran coalición; en el segundo caso, surgiría una entente entre Anás y Caifás, tal vez no explicitado, pero tan real como aquella.
3.- Quien no cuenta en todo ese grande jeu es Izquierda Unida, empeñada en organizar su propio desbarajuste, que le podría llevar a diversas escisiones. Es una carrera loca que, en cierta medida, recuerda lo peor de esa izquierda italiana que se empeña en fragmentarse de manera perseverante: la miríada de cabezas de ratón que no desean ser colas de león. No salgo del asombro de que algunos amigos míos italianos en menos de diez años han fundado hasta tres y cuatro partidos escindiéndose siempre del anterior que fundaron. No doy nombres porque quedaría feo.
4.- Así pues, conviene que se entiendan las razones de la pirotecnia del arriolismo. Porque creer que no tienen sentido provocaría, está provocando ya, un desenfoque en la estrategia de los adversarios del Partido Popular. Recuerden, esa gente tiene más conchas que los viejos galápagos. Por eso, no pueden ser tan zopencos, electoralmente hablando.
Por supuesto, cabe la posibilidad de que un servidor esté en Babia, como aquel famoso rey astur. Pero un error mío es irrelevante, y sólo me juego el prestigio ante mi paciente esposa. En cambio, si ustedes meten la pata sólo tendrán el consuelo de una parte de los parciales que les vayan quedando. 
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