Día 3.9.13
Salva Artacho
Aquellos
partidos que dicen en su ideario una cosa y cuando tienen el poder hacen lo
contrario, tienden a perder la credibilidad política, la gente los abandona,
pierden la ilusión y la confianza en ellos porque lo que ofrecen, los
ciudadanos escarmentados ya saben que no lo harán y por ello va convirtiéndose
en residuales hasta prácticamente desaparecer. Pongamos unos ejemplos de fuera
y de dentro: el Partido Socialista Italiano que ha dado a lo largo de sus
historia primeros ministros y presidentes a la República Italiana, hoy
prácticamente no existe, o casos más cercanos como la UCD (primera reagrupación
de ex-franquistas venidos a demócratas) o el caso del PCE, aunque su caso no se
deba al mal gobierno ni al incumplimiento de promesas de gobierno, sino más
bien a los bandazos ideológicos que ha ido dando, al desconcierto que le ha
supuesto el derrumbe del antes conocido como “bloque socialista” tras la caída
del muro de Berlín y a su propia falta de coraje revolucionario o de defensa
radical de la democracia, hoy desaparecido políticamente y sobreviviendo
refugiado en las siglas de IU, sin mensaje y sin voz propia, conformado en
dirigir y controlar una “multi-alianza” que ni despega lo que ellos persiguen
ni termina por convencer, alianza que cada dia se fracciona más interiormente.
¿Y el PSOE?
Éstos si que necesitan con urgencia un anti-Suresnes, que les devuelva al
socialismo y al republicanismo histórico, a una política original y ofensiva
frente a la actual fase del capitalismo global, a entender que se debe gobernar
de acuerdo con los programas aprobados y presentados a los electores y no por
la voluntad titubeante del “divino” líder de turno. Sus dirigentes ya no
convencen y el mejor servicio que pueden hacer a las bases socialistas (sin
duda quedan socialistas de base) es retirarse y dejar paso a gente que se crea
lo del socialismo y sobre todo despedir a toda la cuadrilla dirigente
enriquecida con la política (muchos jamás trabajaron por cuenta ajena, no saben
lo que es ponerse un mono, ensuciarse las manos de grasa o acudir a una oficina
donde un despótico jefe te putee, solo acostumbrados a dormir con el traje y la
corbata puesta, y con tanta facilidad para caer en inimaginables corruptelas ,
pero sobre todo insensibles a la situación por la que está pasando el pueblo,
solo con la explicación fácil de la culpa es de la crisis, sin denunciar a los
autores de la misma, cuando fueron los primeros en negarla, solo una mera
“coyuntura temporal” y además éramos el país europeo “mejor” situado para salir
de la misma, viendo “brotes verdes” por todos los rincones de la península y de
las ínsulas. Sin ideas, desmoralizados, aplicando las recetas que le dictaba el
FM contra los trabajadores. Y no hablemos de los actuales gobernantes de la
derecha dura y rancia, de los neo-franquistas, de los que la mentira es su
bandera y los sobres en la cartera que les han sucedido en la gobernanza de
nuestro país. Pero no quiero perder mi tiempo con los de la mentira y la camisa
azul ahora ligeramente blanqueada.
Volviendo a
lo que me interesa como republicano y demócrata: Un PCE y un PSOE republicanos,
socialistas, (probablemente estoy pidiendo peras al olmo), federalistas,
aliados o con buena y respetuosa relación con los Partidos Republicanos
emergentes y reorganizados, fuertemente rearmados ideológicamente, fieles
herederos de una tradición importante e histórica, radicales en sus
planteamientos y profundamente democráticos. Sería la política que volvería a
movilizar a los trabajadores y la ciudadanía progresista y radical en sus
planteamientos para romper el viejo orden, el injusto e inoperante sistema
político actual, parando con su acción a los neo-franquistas, además de
finiquitar para siempre una institución tan anacrónica como la monarquía del
borbón-franco.
Y que
conste que no estoy hablando de ningún frente ni coalición, sino que cada uno
defienda por su parte los principios republicanos, se organicen de acuerdo con
ellos y lleguen a la ciudadanía con un mensaje claro, neto ampliamente
demócrata, progresista, laico, social, federal... es decir republicano.
Los pueblos progresan
cuando ponen por delante la defensa de los intereses generales sobre los
particulares, y que mayor interés que la libertad, la igualdad y la
fraternidad, además de una justicia igual para todos.
Salud y República.

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