Tecnología |
César Calderón | 15-03-2013 |
¿ Recuerdan la
Ley Sinde? ¿ Creen que era dura? Pues prepárense, porque comparada con el
proyecto de ley de propiedad intelectual que prepara el gobierno y que
probablemente se apruebe el próximo viernes en el consejo de ministros, era un
juego de niños.
El nuevo
proyecto del PP nace con objetivos claros, controlar y domesticar internet para
que deje de ser un elemento crítico a las políticas gubernamentales,
criminalizar a los usuarios, controlar la red para los negocios de las grandes
empresas, impedir el acceso a la información, la cultura y el conocimiento
libres, generando de paso barreras de entrada a los nuevos emprendedores
convirtiendo un espacio de libertad en un coto privado de caza.
Según
cuentan en Tu2sis , en un artículo estupendamente
documentado, la ley viene acompañada por una reforma la ley de enjuiciamiento
civil que permitirá identificar a “los prestadores de servicios de la sociedad
de la información que vulneren derechos de la propiedad intelectual con fines
comerciales”.
El juez
obligará a las operadoras, como Telefónica, Orange o Vodafone, a identificar a
los clientes que sea proveedores de contenidos y no hayan respondido a los
requerimientos de Cultura por la demanda de infracciones de propiedad
intelectual. Bruselas ya trató hace dos años de obligar a las operadoras a detectar y bloquear las obras que
violasen los derechos de autor, convirtiéndolas en una especie de policías de
la red, a lo que se negaron en redondo.
Lo más
fuerte de todo es que las competencias sancionadoras no las asumirá una
comisión, como en el caso de la ley Sinde, sino la propia secretaría de estado
de Cultura, dirigida por el notorio enemigo de la libertad en la red, Jose
María Lassalle.
Por cierto,
recordarán que cuando el gobierno del PSOE presentó el desastre llamado Ley
Sinde, la red se incendió convenientemente pastoreada en contra de una medida
injusta, pero mucho más moderada que ésta. Se firmaron manifiestos, todos los
medios se hicieron eco, e incluso se organizó una reunión con la ministra que
terminó en sainete.
Les
recomiendo que durante los próximos días observen a su alrededor y escuchen los
clamorosos silencios de unos cuantos gurús que entónces gritaban legítimamente
indignados y presos de santa indignación y que ahora callarán.

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