jueves, 30 de enero de 2014

NEGROS AUGURIOS EN LA MUERTE DE UN TRIBUNO FASCISTA

El suegro de Ruiz Gallardón dice que la España de Piñar volverá con resplandores
Jueves, 30 de enero de 2014
D. Salmerón / Canarias semanal
  El cabecilla de la extrema derecha franquista,  Blas  Piñar, falleció ayer a los 95 años en su domicilio de Madrid.
      Piñar había nacido en el año 1918, en la ciudad de Toledo. Su vinculación con los sectores del conservadurismo castrense le venía de casta. Su padre había sido un oficial ultraconservador del ejército español.
     Cuando en 1936 estalla la rebelión fascista contra el gobierno republicano, a Piñar lo cogió en su ciudad natal de Toledo. Con otros militares y gente de la burguesía local, Blas Piñar se refugió en el Alcázar de Toledo. Tan sólo tenía 18 años entonces. Allí permaneció asediado durante dos meses hasta que fueron liberados por las tropas insurrectas del General Franco 
     Una vez concluida la contienda, Blas Piñar estudió la carrera de Derecho, logrando la obtención de una lucrativa plaza de notario en Madrid. Afín a la ideología en aquella época dominante del nacional catolicismo, el que iba ser referencia del conjunto de la ultraderecha española militó en las organizaciones juveniles de acción católica.
         Admirado  en los medios franquistas por su verbo encendido y ultrareaccionario, el movimiento nacional lo nombraría para ocupar la Dirección General del Instituto de Cultura Hispánica. En el año 1962 fue cesado en este cargo por arremeter contra la política norteamericana, curiosamente por considerarla excesivamente débil con lo que el denominada "la ofensiva comunista" así como por no apoyar suficientemente a los regímenes autoritarios del hemisferio occidental. El artículo en cuestión, que tuvo una enorme difusión en la España de la dictadura, estaba encabezado por el título de "Hipócritas".
       Sin embargo, ello no significó que Blas Piñar fuera apartado de los ámbitos de la máquina del poder franquista. Fue nombrado por designación personal de Franco procurador en Cortes -una suerte de diputado del "parlamento" de la dictadura- y también Consejero Nacional del Movimiento. 
               A finales de los años 60 creó el semanario "Fuerza Nueva", un panfleto a través del que Piñar intentaba denunciar las "infiltraciones rojas" que se estaban produciendo en la estructura del Régimen autocrático y, también, de la Iglesia conciliar. Durante aquellos años, no obstante, el semanario de Blas Piñar lo adquirían más la gente de ideología de izquierdas que los propios sectores extremistas del Régimen, pues las exageradas denuncias que formulaba Piñar en sus páginas provocaban generalmente la hilaridad de sus lectores. 
      Aunque se oponía a la existencia de partidos políticos, los primeros años de la "transición" se vio obligado a constituir su propia organización para "mantener vivas - decía -las esencias del Alzamiento del 36".
     Algunos de sus militantes y colaboradores de su entorno participaron en la conocida "Matanza de Atocha" en la que seis de abogados perdieron la vida ametrallados en su despacho laboralista por un grupo de asesinos de la extrema derecha.  
    En las elecciones de 1979 se presentó como candidato de una coalición de extrema derecha, obteniendo un acta como diputado. Sin embargo, aquella alianza que le había servido para que se oyera su voz en el hemiciclo, se rompió. Ello se reflejó automáticamente en las urnas, donde obtuvo un pobrísimo resultado. La situación económica en la que quedó su partido, duramente acosado por enormes deudas, lo obligan a proceder a su disolución, en el año 1982. 
        A partir de entonces, la derecha que había administrado durante 40 años el aparato de la dictadura se apercibió de que la continuidad, - con otras formas - , de las prebendas obtenidas durante el franquismo estaban aseguradas  con el establecimiento de la monarquía borbónica. El papel de Blas Piñar carecía ya, pues, de sentido incluso para los sectores más bunkerizados del antiguo Régimen.

Testimonio y augurio
       No le han faltado exégetas en el momento de su desaparición a este tribuno fascista. Cierto es que la prudente discreción es lo que ha predominado en los ambientes de la derecha española. Pero en aquellos que sienten la nostalgia de "tiempos mejores", aunque los actuales no estén tampoco tan mal, han dejado caer sus lágrimas sobre algunas caracterizadas publicaciones del conservadurismo celtibérico. Tal es el caso del  padre político del actual Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, el ex ministro franquista y alto jerarca falangista Utrera Molina, que este martes escribió una nota necrológica en el diario monárquico ABC, en la que despide a su antiguo camarada en las sendas del yugo y las flechas, prometiendo "seguir tu ejemplo". El suegro de Gallardón se lamenta en su necrología de que el fallecido Piñar tuviera que hacer frente a "ataques injustos y a críticas demoledoras". Según él se ha ido el "mejor" de los "españoles de nuestro tiempo". El padre de la esposa del Ministro de Justicia asegura que "Blas no fue nunca fascista, se comportó siempre como un soldado enamorado y ajeno a galas innecesarias".
        Elogia el hecho de que Blas Piñar "jamás doblara su espada ante nadie, ni ante el mismo Franco, Caudillo de España, al que sirvió con lealtad crítica e incomprendida y quien le alabó ante mí en más de una ocasión".

       Por si fuera poco Utrera Molina realiza un tenebroso augurio en su dolida necrología. "Blas era -escribe- el prototipo de una España ya desconocida que pasó a la Historia, pero que un día volverá con resplandores, con canciones y con himnos a alegrar un poco nuestro corazón entumecido". Un aviso que pretende ser premonitorio y no habría nunca que olvidar para evitar que pueda cumplirse un día.








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