viernes, 31 de enero de 2014

JUSTICIA ESPAÑOLA, JUSTICIA CORRUPTA

Artículos de Opinión | Por Tomas F. Ruiz | 30-01-2014 |
Es un hecho por todos aceptado que la justicia en España se ha convertido en un sistema judicial prostituido y corrupto que no persigue otro objetivo que proteger y amparar a delincuentes encumbrados.

Por si la sentencia que inhabilitaba y apartaba de la jurisprudencia al juez Baltasar Garzón (17/01/2012) no fue prueba suficiente del grado de corrupción al que había llegado la justicia española, luego aparecieron el fallo judicial que ampara el crimen cometido por el torero borracho Ortega Cano (24.04.2013), la absolución del no menos corrupto ex presidente valenciano Jaume Camps (08/04/2013), la puesta en libertad y rehabilitación del sheriff de Coslada, el capo mafioso Ginés Jiménez, y la inhabilitación del juez Erpidio Silva, por encarcelar a un ladrón protegido por la justicia española gracias a su condición de presidente de una entidad bancaria. Y estos son sólo la punta del iceberg de la corrupción judicial que domina España… ¿Qué ocurrirá con la burda farsa que los jueces han montado para dejar limpia la imagen de la ladrona infanta?
A la tuerca de la indigna justicia española le han dado tantas vueltas que se ha pasado de rosca. Ahora este abyecto sistema judicial no sujeta ya nada: ni la corrupción institucional generalizada, ni la complicidad de los magistrados con el crimen, ni el irrefutable hecho de que los jueces de España trabajan a comisión para la banca.
Todos los beneficiados por esta abyecta complicidad judicial se creen seguros bajo las sentencias que los absuelven de sus crímenes. Se basan para ello en el principio de que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito. No cuentan con que la revisión de sus sentencias reinstaurará la dignidad judicial y permitirá que, tarde o temprano, los hoy absueltos por haber transgredido la ley, vuelvan a ser juzgados
El inevitable cambio político que se avecina en España traerá consigo la implantación de un nuevo sistema judicial efectivo que inhabilitará y procesará a todos los jueces que están colaborando, tanto con el crimen común, como con el crimen político (el mismo que en España el gobierno de Rajoy está llevando a cabo).
Ese nuevo sistema se llamará justicia popular y estará basado en un principio severo -el que la hace, la paga-, sin dejar opción alguna a que los condenados evadan su responsabilidad penal con oportunas gratificaciones a los ilustrísimos magistrados.
Como dicen los creyentes: “Entonces llegará el crujir y rechinar de dientes” (Mateo 25:30). Los jueces que hoy nos juzgan, mañana serán ellos los juzgados.



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