Alberto Requena |
Presidente del Partido Socialista en la Región de Murcia
nuevatribuna.es | 16 Diciembre 2013 -
13:24 h.
El
escenario político español está permanentemente contaminado de figuras
literarias. Quizás uno de los más extendidos es el pleonasmo, al
aparecer términos redundantes: “hay que hacer lo que hay que hacer”, “lo que no
se puede, no se puede”… Le va a la zaga el oximorón, al contener
contradicciones “realidad virtual”, “eficacia privada”, “ineficiencia
pública” “sabemos lo que tenemos que hacer y lo hacemos” La metonimia es
demasiado frecuente, designando una cosa o idea con el nombre de otra o una
idea con el nombre de otra: del continente por el contenido, como
“disfrutó el progreso del PP” por logró asimilar lo que el PP llama
progreso”, de lugar de procedencia “Un país llamado España” por “la España del
PP”…Hipérbole en la que se exagera, aumentando o disminuyendo lo
hablado, expuesto o empleado, “Hemos comenzado a crecer”, cuando el indicador
es tan insignificante que es muy dudoso que no se tambalee en días posteriores.
Falacia lógica, es otra de las figuras ampliamente difundidas, dado que
se incluyen errores palmarios en los argumentos: “creación de puestos de
trabajo”, para referirse al subempleo con la creación de unos cuantos puestos
de trabajo sub-mileuristas. La cacofonía es la figura relativa al
efecto sonoro que producen las cercanía de sonidos o sílabas que se pronuncian
de forma parecida dentro de palabras cercanas: “el PP progresa, si progresa el
PP” . La verdad es que en ésta última hay más de una figura, ¿cuáles? No lo
haga tan simple como responder que esto no es correcto ni incorrecto, sino simplemente
es mentira.
Pero
quizás la figura literario-política más manifiesta es la relativa a las
convicciones democráticas del PP, el anacoluto, por la que resulta ser
inconsecuente, en las que una elipsis deja sus actuaciones sin la debida
concordancia con lo que aparentemente predica. En esta figura está contenida
buena parte de ese galimatías que protagoniza. Aquí hay que referir la osadía
de presentar un programa electoral y luego no hacer nada consecuente con aquél.
Las convicciones democráticas del PP siempre han sido muy dudosas y no
por reafirmar sus pretendidos perfiles democráticos, lo logra. Los ribetes de
autoritarismo que con tanta frecuencia se exhiben muchos miembros, ponen de
relieve sus auténticos tics y los principios en los que se basa su ideología,
que la tiene, aunque ridiculiza a otros grupos que la mantienen. La raya de
separación entre lo público y lo privado que el PP abraza con efusión: “No
se yo cómo es que privatizo y no privatizo y quisiera privatizar” El PP abraza
figuras de antítesis, paradoja y quiasmo. Altera la lógica, maneja ideas
contrapuestas, muchas veces irreconciliables, que acaban por tratar el absurdo
si se tratara al pie de la letra. En el quiasmo repite una y otra vez
redistribuyendo funciones, y significados de forma mezclada, con un resultado
final de disparidad azarosa. Básicamente, privado y público se confunden
interesadamente.
Y
no creamos que hay parcelas, especialmente proclives para estas prácticas. No
hay muchas áreas exentas de este efecto. Ahora, en el problema catalán,
porque es un problema, por mucho que pretendan algunos permanecer impasibles o
ponerse de lado, vuelven las figuras literarias a tomar carne, completando el
escenario con una plasticidad poco atractiva. En una de esas últimas frases
lapidarias que Rajoy pretende dejar colgadas en las perchas de lo inefable,
afirmaba que “España es la nación más antigua de Europa y que la construyeron
todos los españoles y que, por tanto, es de todos ellos”. De ello deducía, el
hoy dirigente popular, que cualquier modificación de la configuración del
Estado pasa por un referéndum en el que se pronuncien todos los españoles. Y no
le falta razón en ello, pero si esto es todo lo que tiene que decir, resulta
escaso. Es decir, para una cosa capital apela a toda España, pero es dudoso
que sea por convicción democrática que tal cosa debe ser así, ya que en
otras cuestiones capitales, también, no se ha conducido del mismo modo. Estos
pronunciamientos son superfluos. Probablemente son amparos de quien no tiene
iniciativa alguna para paliar o resolver la situación. Hay que recordarle a
Rajoy que en la Alemania que nos gobierna, el SPD (socialdemocracia) acaba de
efectuar un referéndum entre los militantes para ver si acepta gobernar con
Merkel (demócrata cristiana). ¡todos iguales que diría el castizo! No cuela
una, este dirigente de plástico. Sigue encaramado en la escalera sin subir ni
bajar ¿será genético?
Los
dirigentes del PP no son capaces de hacernos ver una mejor hechura que nos
pueda tranquilizar. Opera por querencias. Improvisa según aires dominantes.
Se protege en enunciados vacios de contenido. No logra convencer, entre
otras cosas porque le importa poco el hacerlo. Mientras tanto el panorama, cada
vez es de un mayor y más extendido caos. En un informe recientemente
aireado, del Tribunal de Cuentas se dice que han destapado, nada menos,
que cien puntos negros en la gestión del Gobierno Regional de Murcia. Los
reproches van dirigidos a actuaciones de 2011 y 2012 y afectan a todo lo que se
mueve en la Comunidad Autónoma. Falta de publicidad y anomalías de
contratación a cientos. Alguien tan implicado como el Consejero actual de
economía y hacienda, dice no ver irregularidades graves y que tan solo se trata
de “cuestiones mejorables”. Pero el hecho es que de las 113 conclusiones del
Tribunal de Cuentas,, nada menos que 100 de ellas contienen reparos. Como
siempre los dirigentes del PP se esconden en ambigüedades. Así se comportan al
no dar importancia a que muchos consorcios, fundaciones y empresas públicas
no han rendido cuentas o cuando lo han hecho ha sido fuera de plazo; la
mayor parte de Consejerías no tienen el seguimiento de objetivos; la
limitación de créditos en 2010 y 2011 no se respetaron; muchos expedientes
tributarios estaban incompletos y se archivaron; el Servicio Murciano de
Salud no tenía contabilidad de costes ni plan estratégico, al igual que los
centros sanitarios, donde no había registro ni de personal ni de tiempos
trabajados (¿cómo se habrá llevado a cabo la disminución de plantillas?);
contablemente hay gastos mal imputados; otros no lo están, se
sobrevaloraron los remanentes; no hubo intervención fiscal
acompañada de planes de ajuste y seguimiento; las medidas fiscales relacionadas
con los ingresos se aplicaron tardíamente; la eliminación de entidades
y organismos públicos se efectuó tarde y los puestos de trabajo que
se dijo que se eliminaban, en 184 casos se mantuvieron indebidamente
(¡¡!¡!¡) ; pagaron guardias médicas un 22% por encima de la media nacional;
los mecanismos de contratación de asistencia técnica con personas y
empresas (ya saben que aquí se ocultan, en gran medida, todos los paniaguados
que viven de la “caridad del PP” por ser militantes y amigos) fueron la
mayoría irregulares; los plazos de pago para pagar deudas fueron
incumplidos y un largo etcétera. Todo ello proviene de datos publicados
¿habrá más?
Loa
pregunta inevitable es ¿esos os gobiernan? ¿es posible que os dejéis
gobernar por tales gestores? La imagen de Murcia, ¿cuál puede ser con estos
gobernantes? Las personas que votan a este partido político deben saber de
lo que son cómplices. ¿Ustedes pueden creer que este caos se puede
aguantar? ¿qué tiene que hacer un gobierno para inhabilitarlo de por vida? Pues
eso, que de querencias a Caos solo hay un paso en este enfermizo estado de
cosas. La única figura literaria final que se puede aplicar al PP en la Región
de Murcia, es la aféresis, por la que quitaríamos la primera letra
del acróstico PP, al no ser digno de ella, ya que hace referencia a Partido
Político y tendría que ser digno y, por ende, hay que aplicar de nuevo la
aféresis para evitar la segunda, que hace referencia a Popular, por inmerecido.
¿Que se queda sin nada? Se lo ha ganado a pulso. Usted dirá, porque usted tiene
mucho que decir, si usted vota, usted es quién dice lo que haya que decir, lo
que usted piense. Tenga en cuenta que lo que es el PP, según su líder, tiene
Valcárcel para rato. ¡Estos siguen sin entender nada! ¡Qué lástima!
Fuente:
www.nuevatribuna.es
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