lunes, 30 de diciembre de 2013

ARRODILLADO ANTE LAS ELÉCTRICAS, GOLPEANDO A LOS TRABAJADORES


Manuel Lago | Economista de CCOO
nuevatribuna.es | 27 Diciembre 2013 - 19:49 h.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lleva años desarrollando el programa del trabajo decente para conseguir que el trabajo se reconozca como la principal fuente de dignidad personal y de estabilidad familiar en todo el mundo. Obviamente las formulas concretas son diferentes en cada país o área geográfica, porque las diferencias entre ellos son abismales.
Pues bien, el salario mínimo interprofesional (SMI) en España es indecente. El SMI es de 645,30 euros brutos al mes, una cifra muy baja que se queda en menos de 600 euros netos después de la cotización a la Seguridad Social y la retención mínima del 2% del IRPF. Y con ese dinero una persona, y mucho menos una familia,  no puede tener una vida decente. Esto es, vivir independiente, pagar un alquiler y la luz, comer, ir en autobús a trabajar, comprar un periódico o tener teléfono. Las condiciones materiales mínimas para tener una vida digna no se pueden cubrir con el salario mínimo.
Dicho de otra forma, la persona que cobra el SMI se coloca en esa categoría establecida por la sociología norteamericana de trabajador pobre, conceptos que en un pasado reciente eran antitéticos en España pero que hoy empieza a ser la condición de mucha gente: tener un trabajo a tiempo completo pero no ser capaz de mantenerse con el sueldo que gana.
El salario mínimo español es muy bajo también en términos comparados, porque no llega a la mitad del de Holanda o Francia, situándose más cerca de Grecia que de los países más desarrollados de Europa. Y tampoco cumple el principio de la Carta Social europea de que su cuantía sea equivalente al 60% del salario medio del país, situándose en el 40%. Un salario bajo y cayendo, porque desde hace dos años está prácticamente congelado, solo subió el 0,6% frente a un incremento de los precios del 5%.
Una degradación que a la derecha aún no le parece suficiente. El gobierno de Rajoy ha decidido congelarlo otra vez en 2014, lo que significa en realidad reducirlo en términos reales porque los precios no dejan de subir. Es casi un insulto que en el mismo consejo de ministros se suba la factura eléctrica, para que el oligopolio energético español siga aumentando aún más sus enormes beneficios, al tiempo que se reduce el nivel adquisitivo de los que menos ganan.
La reforma laboral está provocando un deterioro enorme en la negociación de los convenios colectivos que hace del salario mínimo la última barrera contra la devaluación salarial. El SMI en España tendría que situarse por encima de lo 900 euros mes dando continuidad  a un proceso de normalización salarial iniciado en 2004 con acuerdo entre el gobierno y los sindicatos. Un acuerdo que permitió que hasta el año 2009 el SMI creciera por encima del IPC, ganado poder adquisitivo por lo tanto, una evolución positiva que empezó a detenerse en 2010 y  se frenó abruptamente en 2012 con la congelación.
La crisis primero y la ideología después han vuelto a truncar este necesario proceso de normalización  salarial que permitiría alcanzar en nuestro país uno de los objetivos de la OIT: tener un trabajo decente con un salario digno que le permita a una persona vivir con sus necesidades materiales cubiertas. Ser un trabajador, no ser un pobre.




No hay comentarios:

Publicar un comentario