04/09/2013 - 00:53h
Un amigo de hace años me
plantea todo tipo de dudas sobre el proceso soberanista iniciado en Cataluña.
Como lo conozco y tiene una larga trayectoria de militancia sindicalista y de
izquierdas, le recuerdo que no me extraña, que siempre ha perseverado en la
causa desde el cuestionamiento y la crítica. "He tenido suerte -me
reconoce- porque eso me evitado no caer en demasiados sectarismos ni dogmatismos".
Ciertamente, le inquieta la
relevancia de CiU, le duele el tanto-me-da del socialismo catalán y se
siente emparedado entre sus convicciones federalistas españolas y la percepción
de una realidad -que no niega- de falta de voluntad del Estado español de
reconocer la pluralidad nacional. Y lo remacha aceptando que el futuro no pinta
demasiado optimista en este sentido.
Cabe decir que coincidimos,
como siempre, al negar la legitimidad de un sistema económico capitalista
basado en la explotación, que en el actual contexto se fundamenta en la
depredación del Estado social y del medio bienestar que se construyó en
los últimos cuarenta años. Coincidimos, también, que este es un proceso
acelerado, por lo que la variable tiempo se ha convertido en capital. Al fin y
al cabo, hace cuatro días la izquierda era capaz de escribir ingenuamente en
los programas electorales la necesidad prioritaria de actuar para no tener que
condenar a la juventud al mileurismo, y ahora, en el año 2013, ojalá los
jóvenes tuvieran trabajo.
Si me aceptas, le digo a mi
amigo, que hay que sacudir el tablero, que hay que cuestionar el estado
posfranquista, monárquico y autonómico que ha quebrado como Estado social y
como Estado reconocedor de las realidades nacionales, quizás deberías admitir
que lo hace falta es reventarlo. ¿Crees sinceramente que el Estado
monárquico posfranquista podrá asumir y metabolizar la proclamación de la
República catalana sin la necesidad de abrir un proceso constituyente español?
¿En consecuencia, no crees que, a los españoles, se les abre con ello la
oportunidad de protagonizar un cambio de régimen en España? ¿Por qué, entonces,
izquierda española en ningún caso se plantea este escenario? ¿Conservadurismo?
¡A ver si hacemos algo, amigo!
No podemos permitirnos que el sistema político y económico hegemónico tenga
derecho a darle la vuelta "democráticamente" al calcetín de nuestro
modelo social -mayorías absolutas del PP, caballos de Troya del PSOE y apoyos
de CiU y PNV- y a robar su contenido y que, en cambio, tú y yo no nos pongamos
de acuerdo en, al menos, reventarles el continente.
Fuente: http://www.eldiario.es/
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