La Xunta autoriza obras de una central junto a un bosque que va a proteger
Ferroatlántica prepara la repotenciación de tres explotaciones en el río Xallas
El río Xallas acumula cinco explotaciones
hidroeléctricas en los últimos kilómetros de su curso, que acaba en el mar con
una cascada que la empresa Ferroatlántica, titular de todas las presas río
arriba, controló a su antojo durante años. A esas cinco, se sumarán tres
repotenciaciones cuyas obras comenzarán a finales de este año y que autorizó el
Consello de la Xunta el pasado mes de febrero. La de Castrelo, la que está más
cerca del mar, linda con la Devesa de Anllares, el bosque atlántico más
occidental de Europa, bien conservado, que la Xunta prevé proteger extendiendo
el LIC Carnota-Monte Pindo de la Red Natura. Antes de reconocer los valores
ambientales y preservarlos, el Gobierno gallego aumenta la presión sobre el
bosque con esta nueva autorización que, si bien no supondrá la creación de más
obstáculos en el río, sí conlleva la realización de algunas obras. La propia
información de la Xunta indica que se crearán nuevas subestaciones eléctricas y
líneas de transporte y evacuación a las que Ferroatlántica va a dedicar 14
millones de euros. La empresa indica que está todavía redactando el proyecto
constructivo de la central de Novo Castrelo, de la que no comenzarán las obras
hasta el segundo semestre del año. Las autorizaciones suponen también la
ampliación de A Fervenza II y Ponte Olveira II.
La asociación ecologista Adega considera que la Devesa de Anllares está en “camino de la degradación” y denuncia que “en los últimos meses este singular paraje sufrió las consecuencias de las talas y de la apertura de pistas para el servicio de las minicentrales” cuyas repotenciaciones autorizó la Xunta para convertir al Xallas “en el río más sobreexplotado” de la cuenca de Galicia-Costa, la que está en manos del Gobierno gallego. Además, Adega asegura que en la ladera que queda dentro del Ayuntamiento de Mazaricos se han abierto pistas sin salidas que “provocaron una importante fragmentación y deterioro del hábitat boscoso”. Este periódico no ha conseguido hablar con responsables de los municipios de Mazaricos y Dumbría, por los que se extiende el bosque, para aclarar a qué se deben los caminos abiertos, mientras que Ferroatlántica se desvincula de esos destrozos y asegura que la empresa no ha acometido todavía ninguna actuación en la zona porque están aún perfilando las obras. El secretario ejecutivo de Adega, Fins Eirexas, afirma que las repotenciaciones suponen “nuevas centrales, en algunos casos en los mismos lugares que los actuales y en otros separados, lo que conlleva nuevas canalizaciones”. Las actuaciones en torno a este bosque son especialmente sensibles, indica Eirexas, porque se trata de un área pequeña, fácil de fragmentar, y que está “en mejor estado de conservación” que las Fragas do Eume.
El proyecto de modificación de aprovechamiento hidroeléctrico de Novo Castrelo, A Fervenza II y Ponte Olveira II comenzó su tramitación en 2006 pero no estarán listos hasta 2014. En junio de 2009 caducó el periodo de 24 meses previsto para que Ferroatlántica comenzara las obras, por lo que la empresa solicitó una ampliación del plazo que le concedió la Xunta. El Gobierno gallego asegura que estas concesiones serán “beneficiosas para el río” porque la modificación de la concesión conlleva un “incremento de los valores de caudales mínimos que se deben circular por su lecho”. Ferroatlántica fue condenada el pasado año por causar un desastre ecológico al exprimir la producción de electricidad en el río Xallas para sacarle más provecho económico. En noviembre de 2007 vació el embalse de A Fervenza, lo que provocó la muerte de al menos 15.000 peces y otros daños ambientales. Fue también por imperativo externo, el de la Xunta, que la empresa accedió a abrir la cascada del Xallas, que obedeció durante años a unos horarios.
La asociación ecologista Adega considera que la Devesa de Anllares está en “camino de la degradación” y denuncia que “en los últimos meses este singular paraje sufrió las consecuencias de las talas y de la apertura de pistas para el servicio de las minicentrales” cuyas repotenciaciones autorizó la Xunta para convertir al Xallas “en el río más sobreexplotado” de la cuenca de Galicia-Costa, la que está en manos del Gobierno gallego. Además, Adega asegura que en la ladera que queda dentro del Ayuntamiento de Mazaricos se han abierto pistas sin salidas que “provocaron una importante fragmentación y deterioro del hábitat boscoso”. Este periódico no ha conseguido hablar con responsables de los municipios de Mazaricos y Dumbría, por los que se extiende el bosque, para aclarar a qué se deben los caminos abiertos, mientras que Ferroatlántica se desvincula de esos destrozos y asegura que la empresa no ha acometido todavía ninguna actuación en la zona porque están aún perfilando las obras. El secretario ejecutivo de Adega, Fins Eirexas, afirma que las repotenciaciones suponen “nuevas centrales, en algunos casos en los mismos lugares que los actuales y en otros separados, lo que conlleva nuevas canalizaciones”. Las actuaciones en torno a este bosque son especialmente sensibles, indica Eirexas, porque se trata de un área pequeña, fácil de fragmentar, y que está “en mejor estado de conservación” que las Fragas do Eume.
El proyecto de modificación de aprovechamiento hidroeléctrico de Novo Castrelo, A Fervenza II y Ponte Olveira II comenzó su tramitación en 2006 pero no estarán listos hasta 2014. En junio de 2009 caducó el periodo de 24 meses previsto para que Ferroatlántica comenzara las obras, por lo que la empresa solicitó una ampliación del plazo que le concedió la Xunta. El Gobierno gallego asegura que estas concesiones serán “beneficiosas para el río” porque la modificación de la concesión conlleva un “incremento de los valores de caudales mínimos que se deben circular por su lecho”. Ferroatlántica fue condenada el pasado año por causar un desastre ecológico al exprimir la producción de electricidad en el río Xallas para sacarle más provecho económico. En noviembre de 2007 vació el embalse de A Fervenza, lo que provocó la muerte de al menos 15.000 peces y otros daños ambientales. Fue también por imperativo externo, el de la Xunta, que la empresa accedió a abrir la cascada del Xallas, que obedeció durante años a unos horarios.
Fuente: www.elpais.com
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