06 de agosto de
2014
La
semana pasada os presentamos la primera entrega de esta Guía para tumbar el capitalismo
(1/2), una serie de ideas para construir
una sociedad distinta, “radicalmente alternativa”. Esta es pues la segunda
parte de unos pasos hacia una utopía que nos hace avanzar. Esperemos que sirva
de aliento.
Texto:
Juan Luis Gallego.
En
esa priorización de lo que es posible “aquí y ahora”, los economistas de Taifa
creen fundamental “iniciar esas formas de actuación distintas del capitalismo
en ámbitos relativamente reducidos”, un espacio de autonomía que no solo puede
servir de entrenamiento en el camino hacia la nueva sociedad, sino también como
muestra de que no es necesario esperar una sociedad distinta para emprender
pequeñas experiencias de transformación. “A medida que estos ámbitos de
autonomía se expandan, se generalicen, se coordinen, se irá ampliando el
espacio no capitalista de una sociedad para facilitar la transformación del
conjunto”.
8
Una estrategia de cooperación
El
planteamiento dibujado hasta ahora tiene la ventaja de que “permite comenzar a
trabajar inmediatamente” y de que “se incorpore todo el ingente número de
grupos y personas que ya están trabajando y luchando por otra sociedad”. Sin
imposiciones de unos sobre otros; reformistas y rupturistas, por ejemplo,
podrán hacer gran parte del camino juntos. La cooperación entre diversos grupos
podría conducir a elaborar juntos una estrategia común, estableciendo elementos
concretos de actuación, prioridades e, incluso, avanzando hacia un paradigma
común. Ello permitiría que en determinados momentos se puedan tomar “saltos
cualitativos de gran envergadura”.
9
El inicio
Puestas
las bases sobre el objetivo, los elementos básicos de La Alternativa, e incluso
la estrategia, este punto trata de dar un paso más hacia la concreción: “¿Qué
podemos hacer nosotros donde quiera que nos encontremos ahora?”. La respuesta
se encuentra en el municipalismo, actuaciones que parten y se desarrollan a
nivel local y que, si logran la fuerza suficiente, posibilitarían planes de
actuación a niveles más generales.
10
El municipalismo
Gran
parte del bienestar individual y colectivo de los ciudadanos depende de las
políticas que se desarrollan en el municipio –medio ambiente, educación,
sanidad, seguridad, deportes, cultura…-. “Por eso, consideramos que puede
convertirse en el punto de partida para un proceso de transformación hacia una
sociedad alternativa”. De la siguiente forma:
10.1.
Es imprescindible revertir el actual proceso de privatización de los bienes
públicos, que son convertidos en mercancías, con la pérdida de los derechos
ciudadanos adquiridos a lo largo de las luchas en las sociedades clasistas. El
ayuntamiento debe ir constituyéndose en gestor y proveedor de la mayoría de los
servicios en el municipio, de forma que los ciudadanos puedan disfrutar de
ellos aunque no dispongan de poder adquisitivo. A partir de esta etapa, solo
existirán los bienes privados considerados como riqueza no productiva y
dedicados al consumo personal.
Habrá
que experimentar con diversas formas de organizar la producción y el consumo,
mediante el fomento, por ejemplo, de empresas municipales que pueden contar con
funcionarios o personal de entidades organizadas bajo el criterio de economía
social. Esto puede conllevar una necesidad de fondos públicos, lo que obligaría
a rediseñar el sistema de gastos e ingresos. A medio y largo plazo, se habría
de ir ampliando la gestión municipal hacia la producción y los servicios que
permanecen en manos de las empresas privadas.
10.2.
Todo cambio debe arrancar desde abajo, es decir debe ser protagonizado
por los movimientos sociales. La asamblea constituirá el órgano de decisión y
gestión.
10.3.
El actual carácter representativo de las autoridades municipales deberá ir
perdiendo peso, para ir dando paso a la participación, gestión y seguimiento
ciudadano en forma de asambleas, instrumento básico de la decisión popular.
Desaparecerán los cargos, que serán sustituidos por una gestión colegiada.
10.4.
La conexión y colaboración entre experiencias similares es fundamental. “La
expansión del sistema municipalista como aquí se refleja conduciría a la
transformación de amplios territorios en sociedades comunales, y con su
generalización se llegaría a la transformación del conjunto de la sociedad en
una sociedad genuinamente alternativa”.
11
Un marco macroeconómico
Partiendo
de estas bases, los críticos de Taifa han decidido en el informe dar un paso
más y dibujar las líneas básicas en las que debería basarse La Alternativa en
un marco macroeconómico, más allá del municipalismo. Sobre las siguientes
bases:
11.1.
–Democratizar la economía. El modelo que se busca debe de tener como
objetivo fundamental la satisfacción de las necesidades materiales de la
población en el marco de un proceso económico ecológicamente viable. Y,
además, debe caracterizarse por su radicalidad democrática. En este sentido, la
toma de decisiones sobre qué y cómo se produce se debería decidir por y desde
la colectividad, lo que implica propiedad y control colectivo de los medios de
producción fundamentales. El Estado decide las prioridades estratégicas, qué
bienes se producen de forma masiva para luego distribuir y cuáles se dejan para
un ámbito local.
11.2.
Control público del sector financiero. Para convertirse en apoyo esencial del
proceso productivo.
11.3.
La planificación económica. Las restricciones materiales y ecológicas jugarán
un papel fundamental, así que la producción debe estar sujeta a criterios
sociales que determinen el uso más adecuado de los recursos existentes. Si
cumple los requisitos, incluso la actividad privada que se desarrollara en esos
parámetros podría disfrutar del apoyo público.
11.4.
Demanda interna, empleo y bienestar. La población, por el mero hecho de
nacer, debe tener satisfechas sus necesidades básicas. Es decir, hablamos,
de la implantación de una renta básica. Pero, a la vez, hay que dejar la puerta
abierta a que el trabajo, que contribuye a sustentar el modelo económico, pueda
servir para quienes aspiren a niveles más elevados de consumo privado: el
trabajo asalariado pasa a ser una posibilidad dignificante y no una necesidad
angustiosa.
11.5.
El papel del sector público. Más activo y creativo, directivo y regulador,
orientando la economía hacia una determinada dirección. No hablamos de
planificación totalizadora, sino que hay que integrar eficazmente programación
y mercado. Así, la planificación debería tener como objetivo dotar de
coherencia y eficacia las grandes decisiones sociales, mientras que el mercado
debería servir para encauzar algunas preferencias individuales, concretamente
todas aquellas que fuera más efectivo dejar al margen de la planificación sin
que ello afectara la naturaleza y sentido del modelo. Asimismo, el Estado
debería tener capacidad pública de regular la circulación, utilización e
inversión de los capitales privados.
11.6.
Modelo diferente de consumo, más solidario, menos consumo indiscriminado y
más consciente de la precariedad del equilibrio ecológico.
11.7.
El sujeto del cambio. El protagonismo debe recaer en los pequeños movimientos
sociales –muchos de ellos ya existentes: agricultores, cooperativas,
ecológicos, mareas antiprivatización, antirrecortes, sindicalismo alternativo,
15M, Plataforma Antidesahucios, cultura alternativa- que se sentirán
involucrados a medida que interrelacionen y el proceso avance.
12
¿Empezamos?
¿Por
qué no empezar ya –dicen los economistas de Taifa- creando a modo de ensayo
empresas que cumplan los parámetros expuestos? Por ejemplo, constituyendo
cooperativas de pocos miembros o ‘recuperando’ empresas en quiebra. “Si desde
la base de la sociedad se va avanzando hacia la creación de empresas con una
firme voluntad anticapitalista, se van estableciendo ámbitos de autonomía que suponen
islas de organización social distinta, permitiendo la creación de ‘espacios
libres’ de capitalismo que puedan constituir elementos significativos de avance
en el proceso de transformación. La multiplicación de las prácticas de economía
solidaria demuestra que otra economía más justa, democrática y sostenible es
posible”.
13
Aquí y ahora
“En
una lectura ligera -reconoce el informe- puede parecer que las opciones
expuestas no son muy radicales. Pero, además de que pueden serlo, insistimos en
que nos concentramos en aquello que puede ser posible, partiendo de la
situación actual. Y actualmente no existe la correlación de fuerzas para hacer
propuestas que supongan cambios más transformadores. A pesar de ello, pensamos
que si logramos avanzar en los múltiples frentes que hemos señalado aquí –desde
las grandes empresas a las cooperativas pasando por la okupación y, en algunos
casos, por la expropiación de empresas- se habrá avanzado mucho en la
consecución de un sistema alternativo genuinamente diferente que facilite la
consecución de una sociedad alternativa”.
En
algunos lugares la utopía ya ha comenzado:
Equa
Concepto:
empresa de inserción social. Localización: Cádiz. Año de constitución: 2010.
Trabajadores: cuatro (tres con discapacidad intelectual). Actividad:
actualmente, labores de limpieza en edificios e instituciones públicas.
La
integración en el mundo laboral de los discapacitados es la filosofía que
inspiró el nacimiento, en Cádiz, de la Asociación para la Mediación Social
Equa. El instrumento para conseguirlo: la Empresa de Inserción Social Equa. La
forma: emplear a discapacitados, en su caso intelectuales, en cualquier
actividad que pueda permitirles ganarse la vida: al principio una
copistería -que llegó a sostener tres sueldos, dos de ellos de discapacitados-;
luego el reciclaje y ahora la limpieza de edificios. El objetivo: formar en la
práctica a un colectivo especialmente desfavorecido que, a los 18 años, tras
años de enseñanza especial, deben enfrentarse solos al mercado de trabajo; Equa
trata de acompañarles a partir de entonces.
Pero
solo durante tres años, porque las empresas de Inserción Social están
perfectamente reguladas en España: la ley, además de esa limitación temporal,
establece que al menos el 40% de sus miembros deben pertenecer a un colectivo
de exclusión social y cualquier beneficio debe ser reinvertido en la estructura
de la empresa y la creación de nuevos puestos de trabajo. Pero esa exhaustiva
legislación no se acompaña, sin embargo, de una similar implantación.
Si
en comunidades como Cataluña y el País Vasco gozan de una amplia tradición y
apoyo administrativo, en Andalucía, sin embargo, la experiencia camina en
solitario. Equa, de hecho, facturó el año pasado unos 28.000 euros y ahora solo
da empleo a cuatro personas, tres de ellos discapacitados. Sin embargo, en su
corta andadura, ha acompañado ya hacia el mercado laboral a más de una decena
de personas a quienes su situación, y la sociedad, amenazaban con la exclusión.
Escanda
Concepto: Espacio Social Colectivo para la Autogestión, la Diversidad y la
Autonomía. Localización: aldea de Ronzón (Asturias). Año de constitución: 2003.
Número de participantes: nueve (siete adultos y dos menores) Web:
escandaronzon.wordpress.com
Aunque
pequeño, el modelo puesto en marcha por Escanda poco difiere del imaginado en
el informe que resumimos en este reportaje: a grandes rasgos, una comunidad
de ámbito local en la que las decisiones se toman en asamblea; los medios
de producción son de propiedad comunal y sirven para garantizar las necesidades
básicas de sus habitantes y existe un margen para la propiedad privada y el
trabajo remunerado. El proyecto nació en 2003 en la aldea asturiana de Ronzón,
en un principio, como espacio de encuentro y formación de activistas.
Las
obras del AVE les obligaron en 2009 a desalojar la casona que ocupaban y a
buscar acomodo en otra más pequeña que recuperaron de las ruinas con sus propias manos. El proyecto también se
resquebrajó, pero pervive aún en el esfuerzo de las nueve personas (siete
adultos y dos menores) que ahora componen Escanda, un intento de espacio
autogestionado y autónomo ajeno, o casi, a las normas del capitalismo. Gracias
a una cesión temporal de casa y terrenos -antes abandonados-, sus componentes
consiguen de los cultivos gran parte de lo que consumen (hortalizas, huevos,
miel…). El excedente lo destinan al trueque con vecinos.
A base de clases de idiomas para niños, recaudan un
dinero que les sirve para sufragar el resto de bienes básicos y, a la vez,
repartir algo entre sus componentes. Las necesidades médicas, por ejemplo, las
paga el fondo común; las compras individuales, cada uno. Incluso comparten una
furgoneta que funciona con aceite reciclado. En total, viven con unos 22.000
euros al año. Como dice Nicolás, uno de sus miembros, “Vivimos con el sueldo
de una persona, aunque a nueve nos cuesta mucho ganarlo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario