Los trabajos en el
cementerio de Adamuz (Córdoba) dan con los cuerpos de la considerada como
última partida de maquis en la provincia cordobesa.
La intervención
arqueológica desarrollada halla los restos buscados desde 2012 y la Junta de
Andalucía lo ha puesto en conocimiento del juzgado para abrir el proceso de
exhumación e identificación.
Los integrantes de la
conocida como partida de Romera fueron fusilados y sepultados en este
cementerio entre 1943 y 1949, junto a las personas que les servían de enlaces.
15/07/2014
- 20:04h
Miembros de la Asociación para la Recuperación de la
Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa) en trabajos de
exhumación de víctimas.
En septiembre
de 2012, familiares de los últimos maquis de la Sierra Morena cordobesa
contactaron con la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de
Aguilar de la Frontera (Aremehisa) para intentar buscar los restos de sus
parientes represaliados en la posguerra. El trabajo de esta asociación
permitió que en agosto de 2013 ya se hiciera una primera cata arqueológica en
el cementerio de Adamuz (Córdoba) para constatar si, como creían, los cuerpos
de estos maquis habían sido sepultados allí. Ahora, casi un año después y tras
meses de excavaciones, los restos de varios de ellos han sido hallados y
señalados en una primera identificación arqueológica como los cuerpos de
quienes estaban buscando: los integrantes de la denominada partida Romera.
La partida Romera, considerada como el último grupo de
maquis de la Sierra Morena Cordobesa, desapareció entre los años 1943 y 1949,
años en los que sus miembros fueron sometidos a juicios sumarísimos y fusilados
en el cementerio de Adamuz. Ahora, setenta años después, los trabajos iniciados
el pasado mes de mayo por Aremehisa con una subvención de unos 7.000 euros de
la Junta, han permitido localizar los primeros restos: tres personas sepultadas
sin caja y con señales de haber muerto de un tiro.
Paralelamente, la Dirección General de Memoria
Democrática de la Junta de Andalucía ha puesto en conocimiento del juzgado
correspondiente el hallazgo de estos restos, según ha anunciado su director,
Luis Naranjo. De esta manera, se podrá seguir el protocolo establecido y, si
todo va bien, proseguir con las tareas para exhumar los cuerpos e
identificarlos definitivamente. Para ello, los trabajos previos de pruebas de
ADN de los familiares vivos que buscan a sus seres queridos ya están hechas, de
manera que sólo quedaría cotejar las muestras.
Documentación y
testimonios, claves
Desde la primera cata arqueológica hasta los trabajos que ahora han dado fruto, la tarea de la Asociación de Aguilar de la Frontera no ha parado. La búsqueda de documentos en el Ayuntamiento de Adamuz, en el Registro Civil y en el Tribunal Militar de Sevilla, así como de los testimonios orales del sepulturero del cementerio y la información y documentación aportada por los familiares, han sido claves para lograr ubicar los enterramientos.
Desde la primera cata arqueológica hasta los trabajos que ahora han dado fruto, la tarea de la Asociación de Aguilar de la Frontera no ha parado. La búsqueda de documentos en el Ayuntamiento de Adamuz, en el Registro Civil y en el Tribunal Militar de Sevilla, así como de los testimonios orales del sepulturero del cementerio y la información y documentación aportada por los familiares, han sido claves para lograr ubicar los enterramientos.
Esa ubicación exacta del enterramiento se ha obtenido
“gracias a documentación de los registros civiles y de algunos expedientes de
juicios sumarísimos del Tribunal Militar de Sevilla”, cuenta Rafael Espino,
presidente de Aremehisa. Y tras esa recopilación de información, la solicitud
de los permisos pertinentes en colaboración con el Ayuntamiento para trabajar
en el cementerio de la localidad y realizar un estudio topográfico del
camposanto, que han permitido finalmente el hallazgo que buscaban bajo la
dirección técnica de la arqueóloga de la asociación, Virginia Barea.
“Nos hemos encontrado con cuerpos sepultados sin
posiciones habituales de enterramientos, con fracturas en vértebras por muerte
violenta, por un disparo, también en el cráneo”, explica la arqueóloga al
mostrar las evidencias de que los cuerpos hallados no habían seguido rito
alguno al ser enterrados y presentaban señales de asesinato.
Colaboración de
voluntarios por la recuperación de la memoria
Ahora, la tarea debe esperar los tiempos del juzgado,
para poder continuar en la búsqueda de más restos. Según la documentación que
maneja Aremehisa, en el cementerio de Adamuz podrían encontrarse hasta 45
represaliados, entre guerrilleros y enlaces a los que se unieron otras
personas, acusadas de colaboradores sin serlo, que fueron llevadas también a
juicios sumarísimos y fusiladas en este cementerio durante la posguerra.
En los trabajos llevados a cabo por Aremehisa desde la
cata arqueológica del verano pasado han colaborado también voluntarios de otras
partes de España, que se unieron para realizar los primeros trabajos sobre el
terreno. “Hay que agradecer el comportamiento de toda esa gente que
mantienen la actitud digna y comprometida con la recuperación de la memoria
histórica”, señala Espino.
Porque el objetivo, el fin último de este trabajo, es
la recuperación de esa memoria y que los familiares puedan saber dónde están
sus parientes y recuperar sus restos. “Nuestro fin es la realización del ciclo
completo: localizar, exhumar, identificar y entregar los restos a sus
familiares”, cuentan desde Aremehisa. De momento, el primer gran paso, ya se ha
Fuente: www.eldiario.es

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