nuevatribuna.es
| 19 Diciembre 2013 - 16:48 h.
Declara
Ignacio Cosidó, director general de la Policía, que "nunca en España hubo
un mayor número de manifestaciones y una menor necesidad del uso de la fuerza
policial". Añade que "de las más de 6.000 manifestaciones celebradas
en 2013, sólo en 18 de ellas fue necesario el uso de la fuerza policial". Señala
para terminar, que "en la sociedad española existe sentido de la
responsabilidad y el respeto".
No parece de
la misma opinión el Gobierno, que no deja de constituir cuerpos de seguridad,
adquirir nuevos equipos antidisturbios, o mutilar a la ciudadanía sus derechos
de manifestación. Tras facultar a la seguridad privada con las atribuciones que
por ley orgánica sólo pueden corresponder a la Policía, y tras otorgar a ésta
una discrecionalidad propia de los regímenes dictatoriales, la última entrega de
este capítulo, es la compra de un camión armado con cañones de agua a
presión para, según dicta la orden, "hacer frente a la actual
dinámica social". Por lo visto, en opinión de nuestros representantes, y
al contrario de lo que afirma el director general de la Policía, la sociedad
española, -aquella que demuestra una y otra vez reivindicar con civismo e
imaginación la laminación de cada derecho que le es arrebatado-, es al parecer,
una sociedad violenta.
Pero las
sociedades aman la paz, desean la paz. Más aún, demuestran con creces que de
existir alguna violencia, ésta no es otra que la que se deriva del actual
colapso democrático y la conculcación de sus derechos. Ocurre que secuestrada
toda alternativa, el fundamentalismo de nuevo cuño ha de derivar necesariamente
hacia la represión. Una vez más, sólo el grupo social que administra la vana
ilusión del resto, es consciente de cómo terminará el juego. Por eso se arman
hasta los dientes. No por lo que ya han hecho, sino por lo que están aún por
hacer. Son muy conscientes de a quién sirven y de qué lado están.

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