Por
Esther Nieto Blanco | Los principales actores de un SNS son sus trabajadores que con
diferentes responsabilidades y cualificaciones dan sentido a su tarea y
seguridad a los miles de ciudadanos, sanos o enfermos, y a sus familias, los
365 días del año...
nuevatribuna.es
| Esther Nieto Blanco | 16 Diciembre 2013 - 17:51 h.
Los
principales actores de un SNS son sus trabajadores que con diferentes
responsabilidades y cualificaciones dan sentido a su tarea y seguridad a los
miles de ciudadanos, sanos o enfermos, y a sus familias, los 365 días del año.
Y aunque muchas prestaciones son intangibles, aquí queremos señalar algunos de
los servicios esenciales, singulares, que presta el SNS, y reconocer el papel
de los trabajadores que los proporcionan.
No
pretenden ser estas líneas un panegírico autocomplaciente sobre todos los
trabajadores de la sanidad pública. Como en todos los sectores y estamentos hay
profesionales competentes e incompetentes, personas que cumplen con la tarea
con responsabilidad y personas que viven del trabajo de los otros. Nada que no
conozcamos todos, por lamentable que sea ver cómo muchos de los responsables
públicos mantienen e incluso premian a personas afines, sin evaluar su
desempeño o su idoneidad para el puesto.
Los
párrafos siguientes quieren, humildemente, reconocer el trabajo y dedicación de
tantos trabajadores sanitarios y no sanitarios, anónimos, ocultos, que hacen
posible que este complejo SNS funcione con cierta “armonía”, no exento de
problemas, y hoy protagonistas de una larga lucha por la defensa de la sanidad
pública en Madrid.
Para
que todo el SNS funcione con calidad y seguridad es preciso que los centros
sanitarios estén limpios, que se cumplan las normas internacionales de higiene
y seguridad en el trabajo, y además, se recojan los residuos sanitarios, las
basuras, sin olvidar que la ropa de trabajo y de los pacientes esté limpia.
Prevenir
las infecciones, que pueden aparecer como consecuencia de un acto clínico, es
una tarea conjunta de todos los trabadores sanitarios, pero sin duda, el
personal de la limpieza, en su mayoría mujeres, tienen un papel clave.
Hace
ya años que su trabajo pasó a engrosar la cartera de negocios de empresas
diversas, muchas, ligadas a la construcción. Hoy vemos cómo cambian de dueños,
decrecen las plantillas- además de las condiciones laborales y salariales- sin
medir la repercusión en la calidad de la atención sanitaria y en los riesgos
que esos recortes tendrán en la salud de todas las personas que reciban
atención en un centro sanitario.
Recientemente
se ha reducido personal en los servicios de limpieza de los Centros de Salud de
Madrid, y las alarmas se han encendido. Y ahora estalla el conflicto de la
lavandería de Mejorada del Campo. Se privatizó en octubre del pasado año, para
ahorrar 36 millones, decía el gobierno, aunque según fuentes de la oposición,
el presupuesto solo era de seis. Hoy la propuesta de la empresa (integrante del
grupo ONCE), propone rebajas salariales en torno al 43%. Una agresión más a la
sanidad madrileña.
Es
básico que el servicio de restauración de los centros sanitarios públicos
cuente con dietistas, cocineros, pinches de cocina, que hagan posible que los
pacientes reciban una alimentación sana, adecuada en sabores, texturas y
adoptada a sus edades y problemas de salud. Así mismo, es necesario que
dispongan de los medios materiales y humanos para que la comida llegue a las
mesas de los pacientes, caliente y apetitosa. Hoy tenemos noticias acerca de la
limitación de algunos alimentos, como la leche o la fruta, que en ocasiones
servían de complemento para adminístrala fuera de las comidas habituales.
Es
primordial que los centros y espacios de trabajo sean seguros para
usuarios y trabajadores, de ahí que los servicios de mantenimiento, sus
infraestructuras, sus sistemas de ventilación, calefacción, su utillaje
tecnológico, deban estar siempre a punto; de lo que se ocupan calefactores,
fontaneros, electricistas, pintores, ingenieros, etc. También estos servicios y
a sus trabajadores se les ha privatizado, y ahora, contratas varias, han
conseguido otro trozo de la tarta pública. Un hecho que se da tanto en los
centros de salud como en los ambulatorios o en los hospitales.
Es
importante que los laboratorios clínicos: bacteriológicos, de bioquímica,
hematología o inmunología, sean eficientes, eficaces y seguros en su cometido,
por lo que médicos, enfermeros y técnicos, son los trabajadores centrales para
conseguir este objetivo. En muchos de estos servicios, además se llevan a
cabo proyectos de investigación, en ocasiones coordinados con otros
grupos de dentro o fuera del país; una actividad muy afectada por los recortes.
Varios
de estos laboratorios se han privatizado, desmantelado, en la CM. Un negocio
limpio y seguro que, como se ha visto, no es ajeno a los intereses espurios de
quienes ayudaron a su privatización.
Los
sanitarios de los servicios de rehabilitación, los de salud laboral, de
medicina preventiva, los de maternidad, lo servicios especiales, los de
cuidados paliativos o las unidades de apoyo de la atención primaria, son
profesionales especializados que trabajan en equipos multidisciplinares con un
papel, también fundamental, dentro del SNS.
Lo
mismo que sucede con los profesionales de las consultas externas de los
hospitales, de los ambulatorios, que atiende a miles y miles de personas a lo
largo del año; especialistas y enfermeros altamente cualificados, que estudian,
diagnostican y curan muchas dolencias o facilitan un tratamiento a los
pacientes complejos remitidos por los médicos de familia. Cierto que las
nutridas listas de espera son uno de los inconvenientes que más sienten los ciudadanos:
un problema que viene de lejos. Un asunto poliédrico, cuyo análisis excede el
objetivo de este texto, sin embargo, es preciso denunciar los desvíos de
pacientes a las consultas privatizadas de antiguos ambulatorios, Quintana y
Pontones y a sus respectivos hospitales de referencia (Fundación Jiménez Díaz,
H. Rey Juan Carlos).
Sabido
es que los servicios de radiología, hospitalarios o ambulatorios son
herramientas básicas para el diagnóstico clínico. Y que sus técnicos,
enfermeros y radiólogos han de conformar equipos eficientes: todos necesarios
para cumplir dicho propósito. Los avances tecnológicos en este campo han sido
extraordinarios, casi vertiginosos, lo que ha encarecido la factura sanitaria
de forma considerable, aunque el aumento de su utilización no siempre haya
estado justificada.
Son
los trabajadores que cuidan y curan, -tradicional separación- enfermeras/os,
médicos/as, los más numerosos dentro de SNS, tanto en el ámbito
hospitalario como en la atención primaria (AP).
Si
nos referimos a la asistencia que se da en la AP, la menos divulgada por los
medios de comunicación, son los médicos de familia, las enfermeras de familia,
pediatras y enfermeras de pediatría, junto con administrativos y auxiliares de
enfermería, los responsables de la promoción de la salud, de la educación
sanitaria, de la prevención de la enfermedad y de los cuidados a lo largo de la
vida de las personas: desde el nacimiento hasta su muerte. Se realiza control y
seguimiento del niño sano; se cuida a los pacientes crónicos, para mejorar su
calidad de vida, para evitar sus recaídas; se diagnostican y tratan las
patologías más prevalentes que sufre la población; se detectan numerosos
problemas sociales que subyacen a la enfermedad física. Y esta atención se
proporciona tanto en el centro de salud como en el domicilio del paciente.
A
este nivel asistencia siempre se le definió como la puerta de entrada al
sistema sanitario. Si bien, ha ido perdiendo protagonismo, financiación,
relevancia social y en ocasiones capacidad resolutiva de los problemas, y en
parte ha perdido sus señas de identidad, sus raíces.
La
hegemonía del modelo neoliberal se va afianzando paulatinamente en el SNS; el
aseguramiento individual crece, y la atención sanitaria tiene de nuevo
como núcleo central de atención, la enfermedad, siendo el hospital y la alta
tecnología, su tótem.
Y
ha contribuido a su deterioro, la reestructuración organizativa realizada en la
CM, -el área sanitaria única- que con el argumento de mejorar la eficiencia ha
destruido la zonificación sanitaria, y se ha revelado como uno de los pilares
necesarios para impulsar la privatización.
Dentro
de este entramado de funciones, responsabilidades y tareas, someramente
enunciadas, no puede faltar, un breve apunte, acerca del personal administrativo,
que es mucho, y que cumple tareas imprescindibles, invisibles en muchos casos.
Son sin embargo, los que entretejen y sostienen toda esta nutrida y variada
estructura. Una vasta red de trabajadores que sustentan los servicios de
compras, de nóminas, de farmacia, las unidades de investigación y formación
continuada, de pregrado y postgrado, los servicios técnicos, las bibliotecas y
un largo etc., Distintas categorías trabajando por un objetivo común: que el
sistema funcione, y que lo haga prestando una atención sanitaria de calidad.
Comentario final
Tal
como expresamos al inicio de estas líneas, su finalidad, era mostrar, desvelar,
la diversidad de trabajadores sanitarios y no sanitarios que conforman el SNS,
y reconocer la relevancia de su trabajo, invisible en la mayoría de las
ocasiones, como se observa en las noticias del conflicto de la sanidad
madrileña.
Sería
deseable que se adopten una mirada integradora de todos los trabajadores del
SNS, e ir arrinconando en “clasismo” que aún se observa en el lenguaje, en la
palabra de representantes políticos, de asociaciones profesionales y de medios
de comunicación. Es justo reconocer que la defensa de la sanidad pública
la ejercen muchos de estos trabajadores en los centros de trabajo, en las
calles de la ciudad con la estimable participación ciudadana.
Verse
reconocidos socialmente, como parte de este movimiento reivindicativo, de esta
marea blanca, sería una grata recompensa al esfuerzo, ya largo, y además,
revitalizaría los ánimos, en ocasiones decaídos, para continuar el camino
emprendido – aún con muchos frentes abiertos-. Más si tenemos presente que los
gobernantes de la CM, no cejan en su empeño privatizador y todavía ninguno de
ellos haya dimitido por su irresponsable e ineficaz gestión.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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