Artículos de Opinión | Ana Villaverde * | 11-09-2013 |
Unión, Progreso y Democracia (UPyD) se está beneficiando de
la desafección con los dos grandes partidos, especialmente el PSOE. Este
artículo desenmascara la formación de Rosa Díez y Toni Cantó, subrayando el
serio peligro que representa y las bases demagógicas sobre las que se apoya su
discurso.
Rosa Díez aseguraba este verano que tras las próximas
elecciones UPyD se convertirá en una fuerza determinante, con capacidad para
condicionar la política nacional. Más allá de las encuestas de intención de
voto (el CIS le daba en julio un 8’8%), Díez mantiene unas expectativas tan
altas porque considera que todas aquellas personas que ideológicamente se
sitúan en el “centro” en las encuestas serán futuras votantes de su partido.
Repite insistentemente que su partido no es ni de izquierdas ni de derechas,
sino que únicamente persigue los intereses de la ciudadanía. Ante la creciente
polarización social fruto de la crisis y los recortes, se hace cada vez más
obvio que no existen esos “intereses comunes”. Entonces, ¿qué intereses son los
que defiende este partido realmente?
De la indefinición ideológica a la derecha
Basta con analizar cuales han sido sus actuaciones durante
este tiempo para dotar de contenido sus aspiraciones y desenmascarar cuales son
sus verdaderos objetivos.
El frente clave que define a UPyD desde su formación a
partir de la Plataforma Basta Ya! es su antinacionalismo frente a los derechos
nacionales y su defensa a ultranza de la unidad de España. Una de sus
principales reivindicaciones es acabar con las competencias autonómicas en
educación y sanidad. En todo el proceso soberanista de Catalunya, su papel ha consistido
en ejercer presión para contribuir a impedir cualquier tipo de avance en el
derecho a decidir. Propusieron una Ley Orgánica relativa a la reforma del
Código Penal para recuperar el delito de convocatoria ilegal de elecciones o
consultas vía referéndum. Ramón de Veciana, candidato de UPyD en Catalunya,
llegó incluso a comparar un posible referéndum con un “golpe estado”1. También
proponen que se elimine de la Constitución la protección a la pluralidad
lingüística. Su política españolista no les ha procurado muchos apoyos en
Catalunya, si bien es cierto que allí su espacio está cubierto por Ciutadans,
formación muy similar que también forma parte de la cruzada españolista.
Por otro lado, aunque UPyD se autoproclama como el partido
salvador de la democracia que ha sido “robada a los españoles”, sus
representantes no dudan en oponerse a que se investiguen los crímenes del
franquismo (cuando la democracia y sus defensores fueron literalmente
aniquilados). Así, se opusieron a la propuesta de Izquierda Plural de declarar
el 18 de julio como día oficial de condena de la dictadura y en memoria de las
víctimas. En una entrevista, Álvaro Pombo, candidato de UPyD al Senado, dijo
abiertamente que la democracia había sido posible gracias a Franco, concluyendo
además lo siguiente: “[…] me hago esa pregunta, de si no tendríamos, por
ejemplo en España, que pasar a una fase suprapolítica, suprapartidista, de
gestores firmes”2.
En relación a la cuestión de género, Toni Cantó se ha
convertido últimamente en el portavoz del neomachismo de corte victimista, que
convierte a los hombres en mártires de las medidas a favor de la igualdad. Ante
la oleada de críticas que recibió cuando afirmó que la mayoría de las denuncias
por violencia machista eran falsas, no tuvo más remedio que pedir disculpas
públicamente. Sin embargo, en el programa de UPyD se incluye cambiar la Ley
contra la Violencia de Género, al considerar que la actual supone la
“desigualdad de trato en el ámbito judicial, dando lugar a una aplicación
desmedida e injusta para miles de hombres”3. En definitiva, Toni Cantó no
estaba sino defendiendo de una forma bastante torpe lo que se puede leer entre
líneas en el programa electoral de su partido, que también recoge el
cuestionamiento del derecho al aborto.
¿Regeneración o restauración?
Con su discurso de “regeneración democrática” y su
identificación con unos supuestos intereses de la ciudadanía frente a una casta
política corrupta, UPyD ha sido capaz de capitalizar una parte importante del
descontento existente con el status quo. Sin embargo, se limitan a señalar la
corrupción como si fuese única y exclusivamente responsabilidad de determinados
políticos que incurren en malas prácticas. En ningún momento cuestionan a los
grandes poderes económicos que están detrás de la misma ni las condiciones
sistémicas en la que ésta se ha venido produciendo durante los años del boom
inmobiliario.
De hecho, en el terreno económico UPyD apuesta claramente
por las políticas neoliberales. En noviembre rechazaron la proposición de ley
de Izquierda Plural y el BNG, apoyada por los sindicatos, para someter a
referéndum los recortes sociales y laborales del Gobierno. También se sumaron
este verano al pacto que firmaron PP y PSOE para llevar una posición común al
último Consejo Europeo. Entre otras medidas, este pacto abría la puerta a una
nueva subida del IVA, una reforma de las pensiones que podría incluir retrasar
aún más la edad de jubilación, una profundización en las medidas regresivas de
la reforma laboral o la reducción de la inversión en sanidad con la inclusión
del copago, etc4.
Estas actuaciones, entre otras muchas, dejan en evidencia
que cuando UPyD habla de regeneración, de lo que está hablando en realidad es
de restaurar la legitimidad del régimen existente. Al más puro estilo de la
Transición que tanto veneran, su apuesta consiste en hacer ver que quieren
cambiarlo todo para alcanzar su objetivo real: que nada cambie.
Ocupar su espacio
Este tipo de formaciones populistas conservadoras tampoco
son nada nuevo. Saber identificar experiencias similares en el pasado puede ser
útil para aprender a desenmascararlos y anticiparnos a cuál puede ser su
trayectoria en el futuro.
En el Estado español, en condiciones históricas similares,
marcadas por la crisis y la inestabilidad política, han surgido otros partidos
parecidos. Hay quienes defienden que UPyD es un partido fascista. Es cierto que
si comparamos reivindicaciones de la extrema derecha con algunas de las
propuestas de UPyD podemos encontrar ciertas similitudes, especialmente en su
ferviente españolismo y su discurso contra la política. Sin embargo, es
importante entender que el fascismo tiene como objetivo la implantación de un
sistema dictatorial y supone “la prohibición de toda forma diferente de pensar
o actuar, la negación de cualquier libertad, derecho o estructura mínimamente
democrática que no sea corporativa mediante una represión brutal, sistemática e
institucionalizada”5. Además, los partidos fascistas se sirven de grupos
violentos que de forma paralela a su actividad política, se dedican a sembrar
el terror en las calles.
La estrategia de UPyD se basa en tratar de restaurar la
legitimidad del régimen político y económico vigente con el objetivo de
garantizar su continuidad, justo en el momento en que éste está atravesando una
crisis profunda. Pero esto es muy diferente de tratar de lo que intentan
partidos neofascistas como Plataforma per Catalunya de imponer un régimen de
terrorismo de Estado con la eliminación física de la disidencia y las minorías.
No se trata de quitarle importancia al peligro que representa este partido,
pero saber identificar el fascismo y diferenciarlo de otro tipo de opciones
políticas de derechas es fundamental para definir bien la estrategia a la hora
de combatirlo.
Quizás sería más acertada la comparación que se hace en
algunos artículos entre UPyD y el Partido Radical de Alejandro Lerroux6. Este
líder populista de la II República tiene muchos elementos en común con el
partido de Rosa Díez. Su estrategia consistía en atacar a la “clase política”,
de la que se desmarcaba, defender la unidad de España y presentarse como
“ciudadanos” sin intereses partidistas. Ambos se sitúan en la ambigüedad
ideológica, aparentan venir de posturas progresistas, UPyD de la
socialdemocracia y Lerroux del republicanismo, para ir girando cada vez más
hacia la derecha. Lerroux acabó formando coalición de gobierno con la CEDA
(extrema derecha) durante el “bienio negro” del 1934 a 1936, e incluso terminó
apoyando el golpe de estado de Franco.
Hoy por hoy no se puede considerar que UPyD sea un partido
fascista, pero lo que sí que es cierto es que, como ocurrió con el lerrouxismo
en su día, pueden acabar haciéndole el juego a la extrema derecha, al señalar a
un chivo expiatorio como culpable de “los males de España” (los nacionalismos
de las naciones no reconocidas) y abonar el terreno para la expansión de las
posturas más reaccionarias.
Por otro lado, UPyD representa otro peligro más evidente y
que puede hacerse realidad en un plazo más corto. Cuando surgió el Movimiento
15M supieron conectar con ciertos sectores que, si bien se mostraban
disconformes con la corrupción y el bipartidismo, no identificaban el sistema
económico como el origen de sus problemas. La crisis de legitimidad del sistema
político llega también a partidos como Izquierda Unida, que debido a su apuesta
por la política institucional en detrimento de la lucha en las calles han ido
perdiendo credibilidad en los últimos años. Al no existir actualmente una
alternativa por la izquierda fuerte y con capacidad para movilizar el
descontento de la clase trabajadora, la crisis sistémica que estamos
atravesando puede tener una salida por la reacción.
El mensaje de UPyD puede atraer a algunos sectores que en
otra situación serían susceptibles de sumarse a un proyecto de izquierdas, que
en lugar de quedarse en cambios superficiales para reestablecer el orden
existente, plantease abiertamente la necesidad de acabar con el sistema de
raíz. En nuestras manos está arrebatarles ese espacio.
Notas:
1 “UPyD equipara el referéndum a un ‘golpe de estado’ con
“violencia moral”, lainformacion.com, 05/08/2013. http://bit.ly/1fiIxHU
2 “Entrevista a Álvaro Pombo”. The Clinic Online.
31/03/2011. http://bit.ly/hMt7fq
3 UPyD, 2011: Programa electoral UPyD Elecciones Generales
2011
4 Miguel Sanz Alcántara, 2013: “El pacto PP-PSOE o la
‘pasokización inevitable’. enlucha.org, 01/07/2013. http://www.enlucha.org/site/?q=node...
5 Pau Alarcón, 2008: “La lucha contra el fascismo: unidad y
acción”. En lucha, febrero 2008.http://www.enlucha.org/site/?q=node/552
6 Francisco Garrido, 2011: “UPyD, la vuelta del
lerrouxismo”, Paralelo 36. Disponible en:http://www.paralelo36andalucia.com/...
* Ana Villaverde es militante de En lucha / En lluita
Artículo publicado en la revista anticapitalista La hiedra

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