El abaratamiento y la
desregulación de las normas que hasta ahora han relacionado al trabajo con el
capital en la organización de la economía va a producir un shock de sobreoferta
de fuerza de trabajo, cuyos resultados están por estimarse...
nuevatribuna.es | Por Emilio
Jurado | 05
Agosto 2014 - 21:54 h.
Lo peor está por llegar, porque la
abundancia de un recurso, el recurso de capacidad de trabajo en este caso, va a
meter a las empresas en unas dinámicas de actuación tremendamente desnortadas,
siendo su consecuencia una burbuja cuyos desequilibrios no se podrán remediar
con rescates bancarios
Todo
el mundo sabe que una paradoja es una figura literaria y un recurso mental que
aclara el que algo extraño, desacostumbrado o inusual, surja, se dé en contra
de pronóstico. Se entiende por paradójico algo que, contraviniendo lo que
cabría esperar, se convierte en la realidad de facto por extraño o indeseado
que pudiera ser. También se dice que algo es paradójico o produce un efecto
paradójico cuando efectivamente ejerce una influencia contraria a la que uno
espera. Resulta paradójico que en invierno haga calor pero a veces ocurre, resulta
contradictorio el que algunos medicamentes acentúen enfermedades que deberían
combatir, pero de manera paradójica se producen estos hechos para perplejidad
de enfermos y médicos.
Cabe
hacerse una pregunta, ¿son o pueden ser las burbujas económicas paradójicas? O
lo que es lo mismo, ¿son o pueden ser las burbujas económicas el resultado
paradójico o inesperado de la confluencia de factores económicos que no estaban
diseñados para ese fin?
Mi
respuesta es que no, que a diferencia del uso de determinados antibióticos que
pueden generar rechazo, y a pesar de la existencia de payasos tristes, las
burbujas económicas no resultan hechos paradójicos, sino efectos de diseño
programado que no se ha querido ver o se han ocultado arteramente. Una
burbuja económica es el resultado de la pérdida de equilibrio que el mecano
económico requiere para su estabilidad. Y cualquier decisión que rompe
un estado de equilibrio tiene el potencial de generar una burbuja que tardará
más o menos en estallar, pero ocurrirá y no podrá acudirse a la justificación
de extraña paradoja.
La burbuja de deuda en la que
chapoteamos desde hace unos años se debe a la transformación de todo el sistema
financiero anterior
La
financiación, incluso de la deuda, es un factor constituyente del mecano
económico que ha ido forjándose a lo largo de años de prácticas comerciales
en la actividad de las empresas y de otros organismos económicos (del estado y
de la esfera privada). La burbuja de deuda en la que chapoteamos desde hace
unos años se debe a la transformación de todo el sistema financiero anterior,
que había demostrado una cierta capacidad de equilibrar por el lado de
las finanzas un modelo que ha saltado por los aires al provocar una invasión
por vía de desregulación y de sobreoferta de recursos financieros (que mostró
su rostro cotidiano en forma de crédito barato y tipos bajo mínimos). El mecano
económico que equilibra recursos y disponibilidades con la cobertura de
necesidades, pierde el balance y se desequilibra hasta engendrar un proceso
en el que lo determinante es el flujo financiero y no la cobertura de necesidades,
ni siquiera la gestión correcta de los recursos. Así nació y engordó la burbuja
financiera, fuera de control y desorientado el par de fuerzas que actúa en la
mecánica económica (oferta-demanda, recursos-necesidades).
Tenemos
a la vista otro fenómeno desequilibrante con potencial de generar una nueva
burbuja, un estado anómalo del sistema económico y desde aquí y desde ya
quiero decir que no podremos admitir en el futuro que se haya producido de
forma paradójica. Se trata de la reforma “estructural” de la aplicación de
factor trabajo en gran parte del mundo occidental, en España se
presenta como reforma laboral, que tiene un efecto devastador sobre
trabajadores y sobre profesionales, pero que irá acompañada de efectos
negativos que aún están por venir. El principal de ellos tendrá todas las
hechuras de una burbuja, esto es de la presencia desequilibrante de un factor
de producción.
El
abaratamiento y la desregulación de las normas que hasta ahora han relacionado
al trabajo con el capital en la organización de la economía va a producir un
shock de sobreoferta de fuerza de trabajo, cuyos resultados están por
estimarse. Vemos algunos de ellos ya en el empobrecimiento de las clases
ligadas al trabajo, también en el descompromiso profesional con proyectos de futuro,
y sobre todo en la imprevisibilidad y por tanto la multiplicación de carencias
de expectativas que son un cáncer para el desarrollo equilibrado de cualquier
modelo económico.
Pero
lo peor está por llegar, porque la abundancia de un recurso, el recurso de
capacidad de trabajo en este caso, va a meter a las empresas en unas dinámicas
de actuación tremendamente desnortadas[i], siendo su consecuencia
una burbuja cuyos desequilibrios no se podrán remediar con rescates bancarios o
financieros. Las correcciones de esta burbuja serán aún más dramáticas.
Quedáis
advertidos, luego no digáis que el efecto contraproducente de la desregulación
del mercado de trabajo ha producido una burbuja imprevisible, consecuencia de
una paradoja inesperada que nadie podía atisbar.
[i]
Cuando una actividad empresarial no tiene un referencial del coste de cada
acción que le permita balancear la ecuación recursos consumidos / retornos por
salida o venta, entonces la empresa se convierte en objeto de especulación
continuada, pues pierde el referente del esfuerzo realizado y tan solo cabe
mirarse en el beneficio obtenido. Pero éste siempre es ampliable al carecer de
balance. De aquí a la ruleta rusa solo hay un paso.
Fuente: http://www.nuevatribuna.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario