Desde 2008 se han creado 882 nuevas formaciones en
el país, batiéndose en 2011 todas las marcas desde 1976, coincidiendo con las
movilizaciones del 15M.
Los
expertos no creen que no tendrá un traslado significativo en la fragmentación
del voto, como consecuencia del propio sistema electoral español.
14/03/2014 -
00:33h
La irrupción de nuevos
partidos o el despegue de otros con poca trayectoria que están consiguiendo
cierta repercusión por contar en sus filas con personajes muy conocidos -Vox
con José Antonio Ortega Lara, Partido X con Hervé Falciani UPyD con Toni Cantó
o incluso el juez Elpidio José Silva, s uspendido cautelarmente mientras es
juzgado por su instrucción contra el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa,
acaba de anunciar su propia formación- son reflejo de una ciudadanía que puede
estar hastiada de los políticos, pero no de la política. leyendo:
http://www.libertaddigital.com/espana/2014-03-10/el-juez-elpidio-silva-anuncia-que-ha-creado-un-partido-anticorrupcion-1276512680/La
crisis -cuyo inicio se suele marcar oficialmente en 2008- se ha convertido en un
caldo de cultivo para cientos de nuevas formaciones, de manera que de los
4.033 partidos inscritos en el registro del Ministerio del
Interior, 882 se han dado de alta los últimos seis años. Sólo en lo que va de
2014 se han registrado seis nuevos: uno por semana. En este contexto, todos los
líderes de los partidos tradicionales suelen coincidir en afirmar como gran
preocupación de nuestro tiempo la "desafección de la ciudadanía". Les
toca de lleno.
Fue en 2011 -emblema
de la movilización ciudadana contra los políticos por el nacimiento del 15M- el
año en el que más partidos se registraron en toda la historia de la nueva democracia:
435. En opinión de los expertos, el descontento con los partidos
tradicionales ha influido en este fenómeno. "Durante la crisis, ha crecido
el enfado con los políticos conocidos y con los partidos y, al mismo tiempo,
también ha aumentado el interés por la política. De manera que la crisis se
ha convertido en una oportunidad idónea para realizar aspiraciones políticas,
poner en juego nuevas ofertas (programas, candidatos, organizaciones...) y,
quizá, lograr unos resultados electorales favorables que permitan el acceso a
posiciones de poder. Los partidos establecidos no responden a las
expectativas y los electores demandan nuevas actitudes políticas, reformas
institucionales y compromisos creíbles y firmes. La circunstancia es propicia
para crear nuevos partidos y así parece que lo han entendido muchos
ciudadanos", resume Óscar Rodríguez Buznego, profesor de Ciencias Políticas de
la Universidad de Oviedo.
De todas maneras, pese
a que todas las encuestas publicadas en los últimos meses estiman que en las
elecciones que se celebrarán en los dos próximos años, el voto estará más
dividido, invita a ver estos datos con cautela. Reconoce que en esto puede
influir el desafecto hacia los grandes partidos frente a una tendencia
favorable para otros como IU, UPyD y nuevas formaciones con unas expectativas
mínimas de obtener un respaldo significativo, pero su incidencia se notaría
sobre todo en las europeas. "Son una buena ocasión para mostrar el
descontento al gobierno y apoyar a nuevos partidos a modo de advertencia",
expone, "pero de un resultado así, sería arriesgado concluir que la
fragmentación electoral y parlamentaria en España vaya a ser definitivamente
mayor". Eso dependerá "de la reacción de los partidos mayores ante su
previsible retroceso en las europeas y de la consistencia de las actitudes de
enfado y distanciamiento que muestran, muy en particular, los votantes del PP y
el PSOE". En esta línea, indica: "Los electores piensan que estos
partidos merecen y necesitan un castigo, pero sienten temor por la estabilidad
del sistema político. En todo caso, la incertidumbre sobre lo que vaya a
suceder es muy real. Las consecuencias de una mayor fragmentación son
imprevisibles".
Eduardo Moyano, investigador del Instituto
de Estudios Avanzados de Andalucía (IESA) cree que la creación de nuevos partidos
está relacionada con la oportunidad de la "proximidad de unas
elecciones", como está "meridianamente claro" en el caso de Vox,
por ejemplo. En cuanto a la posible fragmentación del voto, recuerda que con el
sistema electoral español es muy difícil obtener escaños en las distintas
provincias. "Se necesita una buena estructura organizativa y unos cabezas
de lista lo suficientemente atractivos en cada provincia. No basta con el tirón
de Rosa Díez o de José Antonio Ortega Lara. Eso sólo sirve en ciudades como
Madrid", continúa. Por eso, "los sondeos no suelen coincidir con
el voto (escaños) real que obtienen estos partidos".
En la misma línea,
continúa: "La gente expresa su simpatía por UPyD, por ejemplo, en una
encuesta, pero luego que votar en su provincia, donde ni siquiera sabe quién es
el cabeza de lista de ese partido. No basta por tanto la simpatía, sino una
referencia sólida en su territorio más cercano. ¿Qué actividad tiene UPyD en
Sevilla o en Córdoba como para hacer visible su presencia pública en esas
provincias?". Cosa distinta es lo que ocurre con los partidos consolidados
en cada provincia, "como es el caso de IU, donde el incremento en los
sondeos sí puede tener más correspondencia en las elecciones".
Más en periodos
electorales
Crisis aparte, han
sido los años con elecciones los que han experimentado una mayor proliferación
de partidos, normalmente de carácter autonómico, provincial o local. "El
hecho de que en esos años se celebren dos tipos de elecciones en la mayoría de
las autonomías, locales y autonómicas, contribuye a que el número de nuevos
partidos sea mayor que en el resto", apunta Óscar Rodríguez Buznego. De
este modo, tras 2011, fue 2007 el año con otro boom de partidos: 427
inscripciones en un año en el que había elecciones municipales y autonómicas en
13 de las 17 comunidades autónomas, además de ser previo a las generales de
2008. Previamente, 2003 y 1999 vivieron notables repuntes, con 356 y 293 nuevas
inscripciones, respectivamente.
Hay que destacar, por
otro lado, que salvo excepciones, en la mayoría de los casos se trata de
proyectos muy locales e incluso monotemáticos, que se conforman con captar
votos de descontentos y con hacer ruido, al margen de las agrupaciones de
electorales que nacen en algunos municipios -muchas veces de escisiones de los
grandes- para lograr algún concejal, e incluso resultan determinantes en muchas
municipales.
Sí hay mucha
coincidencia en manifestar ese descontento de la ciudadanía con las
instituciones que han permitido que se llegue a esta situación de recortes
en derechos y libertades, con denominaciones que claramente lo explicitan su
desconfianza en la clase política y una apuesta por el mayor protagonismo de la
sociedad civil: Genesis de Indignados en Acción, constituido en El Almendro
(Huelva); Ciudadanos Libres Unidos, en San Sebastián de los Reyes (Madrid);
Democracia Universal, en Zamora; Partido Antisistema de España, en Cubellas
(Barcelona); Compromiso y Defensa Ciudadana, en Castrillón (Asturias)... todos ellos
inscritos los últimos años.
Fuente: http://www.eldiario.es/
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