martes, 10 de diciembre de 2013

LA HIPOCRESÍA DE LA LIBERTAD CAPITALISTA

EN ARTÍCULOSOPINIÓN / POR DIARIO OCTUBRE / EL 10/12/2013 A LAS 13:35 HORAS /
Keila Fernández Martínez
Licenciada en Filosofía
Miembro del Comité Provincial del PCE de Granada
“Todos los hombres nacen libres e iguales” es el principio básico por naturaleza. Libertad e igualdad son las dos reivindicaciones que dan contenido a la justicia. La libertad es un derecho prepolítico que debe ser garantizado por el Estado.
El concepto de libertad en su esencia como “libertad positiva” y originaria se centra en la posibilidad de la auto-realización por parte del individuo, el poder del individuo de ser amo de sí mismo, es una relación entre el sujeto y su voluntad. Pero en la modernidad, el concepto de libertad sufre una reconversión, y se comienza a expandir cada vez más esa noción de “libertad negativa”, la cual ya no está en relación con un modo de ser, si no que consiste en el derecho de todo súbdito a defender aquello que amenace su autonomía individual, como una apropiación de lo propio. Es cierto que esta tipificación conduce, a caracterizar dos caras de una misma moneda, pero en el fondo se produce una disección de la libertad.
Podemos decir que un individuo actúa de manera realmente libre en el momento en el que no existen obstáculos para impedirle que haga lo que desee, pero también hay que atender a que no se den otros impedimentos que puedan coaccionar su posibilidad, es decir, que no sea dependiente de la voluntad del otro.
La libertad entendida así, como no dominación, es una característica propia de la libertad republicana. Maquiavelo afirmaba que sólo existe la posibilidad de que se produzca esta libertad en formas políticas republicanas, no donde exista un monarca sin limitaciones y la mayoría sub potestate. Aunque está claro que Maquiavelo no se refiere a la República tal como la entendemos hoy día, sino la república romana: “hicieron una república perfecta, perfección a la que se llegó por la desunión entre la Plebe y el Senado”.
Llegados a este punto, hay que considerar otro aspecto esencial, y es que para evitar esa situación de dominación de unos sobre otros, es imprescindible que todos se encuentren sometidos a unas mismas reglas del juego. Y aquí entra en juego un concepto que está íntimamente ligado al concepto de libertad, como es la idea de igualdad.
Tal y como se viene defendiendo, solo podemos hablar de existencia de la libertad en una república libre, pero a su vez la esencia de ésta se halla precisamente en la libre intervención ciudadana en su gobierno. Con respecto a la igualdad en la libertad, Marx decía que es una “libertad formal pero no real”, porque mientras las condiciones materiales de unos y otros sigan siendo desiguales y se produzca la división de dominadores y dominados, explotadores y explotados, la libertad para capitalistas y proletarios no será la misma. En un sistema económico capitalista, el pobre y el rico no son libres de igual modo, porque mientras unos pueden vivir acumulando riquezas, otros aún vendiendo la fuerza de su trabajo apenas pueden sobrevivir. Como decía George Orwell en su famosa novela satírica: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.
El Liberalismo vigente hoy día nos vende un concepto de libertad que solo es válido a quienes poseen el poder económico, sí es cierto que hay libertad política (o, en general, democracia liberal) pero no hay libertad económica (de libre mercado o capitalismo competitivo).
El concepto de la libertad política ha de ser mucho más amplio, y estar vinculado a otros conceptos de libertades civiles y los derechos individuales, incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, (que aún no han llegado a ser fácticos universalmente). Y si no se goza de iguales derechos económicos y sociales para todos, los civiles y políticos no serán más que un instrumento de dominación de los que controlan el poder económico.
La libertad política significa la ausencia de coerción por parte de otros hombres. En palabras de Kant: “El hombre sólo es libre si tiene que obedecer a las leyes y no a las personas”. Por eso la mayor amenaza a la libertad es el poder coercitivo, ya sea del monarca o de otro individuo cualquiera. Por tanta para garantizar la libertad resulta condición necesaria una descentralización del poder.
Pero además hay que tener en cuenta que esa libertad política no se puede materializar sin igualdad económica, y viceversa. Quiero señalar la incompatibilidad de la democracia con el capitalismo, es un modelo económico creado por la clase dominante para obtener beneficio a partir de la clase trabajadora y su necesidad de producir bienes para vivir. Es un negocio con el que unos pocos podrán lucrarse, y el hombre pasa a ser poco más que materia a explotar por la clase dominante. De poco nos sirve tener libertad a la hora de elegir nuestros medios para conseguir nuestros objetivos cuando realmente no vamos a poder disponer de ellos. Hoy día nos encontramos ante esta situación, hay libertad de palabra pero no de obra. Los ciudadanos vivimos para servir a los intereses de unos pocos, asistimos a una dictadura mucho más eficaz que cualquier régimen militar. Vivimos en la dictadura del capitalismo.
Además, para que un sistema sea democrático y libre es imprescindible que sus ciudadanos tengan acceso a la información. Es a través de la prensa y de los medios de comunicación como se lleva a cabo principalmente la discusión cultural y política, pero ocurre que estos medios necesitan y dependen para funcionar de las autoridades políticas y burocracias, que determinan quiénes tendrán acceso a los medios y quiénes no. Pero en ese caso, la oportunidad que tenga el pueblo de hacer oír su voz dependerá del autocontrol de los gobernantes. En una economía centralizada no se respeta la libertad ni la pluralidad de oferentes, la libre expresión se nutre del sistema político democrático y del económico de libre mercado.
Y quizás aún, haya quienes quieran presumir de vivir en un estado democrático y de derechos, pero habría que responderles con la pregunta-contestación que Lenin uso en su conversación con Fernando de los Ríos, cuando preguntado por el socialista español sobre cuándo traería el régimen bolchevique la libertad para los ciudadanos, a lo que el revolucionario soviético le contestó: “¿Libertad para qué?”
En la actualidad asistimos a continuas reivindicaciones cada vez más repetidas que tienen como centro y objetivo primordial de atención la república. Hoy el pueblo español, tiene más motivos que nunca para denunciar este sistema en que vivimos, manchado de corrupción y abusos, que además es antidemocrático e ilegal. Es imprescindible la alternativa republicana, esa apuesta por un proceso constituyente que nos permita recuperar la soberanía popular y a dar poder a la mayoría social trabajadora como realización de la democracia. Un país con más derechos y más democracia, que hoy sólo puede significar una cosa: la República.
Y solo en una comunidad política de ciertas características, en la que los individuos participen activamente en la gestión de los asuntos comunales y se deban al bien público, será posible una verdadera libertad.
Para concluir quiero citar uno de mis pasajes favoritos de El Quijote, en el cual decía Sancho : “la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!”

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