16 de diciembre de 2013
Dos obras sobre Franco. Y
dos demandas. Ya queda claro que a la fundación que lleva el nombre del
dictador el arte de Eugenio Merino no le gusta nada. Y desde luego no le hace
ninguna gracia que el creador colocara primero una escultura de Franco en una
nevera y, segundo, empleara la cabeza de esa misma estatua como punching ball
para una nueva parodia del caudillo. La fundación ya demandó a Merino por la
primera obra. Pero la juez Rocío Nieto Centeno
desestimó el asunto. Así que si el refrigerio del dictador era
legal, la fundación ahora quiere demostrar que por lo menos usar su cabeza como
saco de boxeo no lo es. Consideran, como se lee en la demanda, que la actitud
de Merino “lleva al ataque de los derechos al honor de la Fundación Nacional
Francisco Franco” y por tanto le exigen una indemnización de 12.000 euros.
La atención especial de la
fundación hacia el arte de Merino viene de lejos. En concreto, en febrero de
2012, cuando expuso en ARCO Always Franco, donde colocaba al dictador congelado
dentro de una nevera de Coca-Cola. Miembros de la fundación acudieron a la
feria, sacaron fotos de la obra y presentaron una demanda que fue aceptada por el juzgado
de Primera Instancia número 26 de Plaza de Castilla y en la que pedían a Merino
18.000 euros de indemnización.
El pasado 17 de julio se celebró por tanto el juicio. Y
la juez desestimó la demanda. Pero Nieto Centeno sí reconoció el derecho de la
fundación a defender el honor del caudillo. Y Jaime Alonso, vicepresidente del
organismo, aseguró a la sazón que recurrirían la sentencia ante la Audiencia
Provincial y llegarían hasta el Supremo si hacía falta. Sin embargo, finalmente
su amenaza se quedó en tan solo eso, una amenaza.
El otro aviso de Alonso, en
cambio, sí tuvo secuelas. "Contra Merino iremos seguro", insistió el
vicepresidente de la fundación. Se refería a un acto que varios artistas, incluido el
creador de Always Franco y Punching, celebraron en los días previos al juicio,
para ofrecer su apoyo al demandado y, de paso, reírse de nuevo del dictador. La
única duda de la fundación acabó siendo si demandar a todos o solo a su enemigo
público número uno. Finalmente apostaron por la segunda opción.
Para Merino, o más bien
para su letrado Jorge Laguna Alonso, quien firma la respuesta a la demanda, la
Fundación Franco demuestra “una especie de manía persecutoria que en absoluto
ampara nuestro derecho, con evidente mala fe y abuso del Derecho”. El texto
afirma también que la nueva obra, como ya Always Franco antes, representa
"un ejercicio legítimo del derecho a la creación artística y a la libertad
de expresión".
La fundación en cambio cree que “la libertad de
creación no representa un ilimitado derecho cuando entra en colisión con otros
que son mermados”. Queda por ver quien se lleva este segundo asalto. Aunque, a
juzgar por lo visto hasta ahora, no será el último.
Fuente: www.elpais.com
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