miércoles, 26 de junio de 2013

JOSÉ IGNACIO WERT, UNO DE LOS SUYOS

Según dejó escrito Rajoy con 28 años, los hijos de un juez, de un notario o de un registrador, solo por razones genéticas y de estirpe, son los que están llamados a ocupar los puestos que durante generaciones han venido ocupando sus progenitores
                                                            
Mariano Rajoy escucha a José Ignacio Wert en el debate de Presupuestos de 2013 en el Congreso de los Diputados. Rubén Naranjo/EFE
Mariano Rajoy escucha a José Ignacio Wert en el debate de Presupuestos de 2013 en el Congreso de los Diputados. Rubén Naranjo/EFE
Es probable que los nombres de Luis Moure Mariño y de Gonzalo Fernández de la Mora no les digan nada o muy poco a la mayoría de nuestros lectores. Y sin embargo, como se verá, ambos son referentes morales e intelectuales para el  actual inquilino del Palacio de la Moncloa. Tanto lo son que siempre que ha podido ha recurrido a ellos para explicar, difundir y aplicar sus teorías sobre la desigualdad humana basadas en el determinismo biológico que tanto uno como otro preconizaron hasta su fallecimiento.
Y es que el notario Moure Mariño y el diplomático Fernández de la Mora, además de reunir la condición de ser como Rajoy gallegos de nacimiento, personalizan a la perfección las convicciones más profundas que el actual presidente del Gobierno mantiene desde su infancia a favor de legitimar el estatus elitista de determinados grupos de poder sociales, políticos y económicos.
De hecho, no es casual ni anecdótico que a los 28 años, allá por marzo de 1983, siendo diputado en el Parlamento de Galicia y Registrador de la Propiedad en servicios especiales, escribiera un articulo en El Faro de Vigo que bajo el titulo “Igualdad humana y modelos de sociedad”,se incluían párrafos como este:
“Ya en épocas remotas –existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo- se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe”, superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia”. 
Un año después, en julio de 1984 en el mismo periódico, y ya no como diputado sino como Presidente de la Diputación Provincial de Pontevedra,  volvió al tema y bajo el nombre “La envidia igualitaria”, se ratificó en sus teorías deterministas para descalificar a todos aquellos que incurren “en el error, a veces conscientemente y utilizando el sentimiento de la envida y otras sin valorar el alcance de sus aseveraciones, que sostienen la opinión de que todos los hombres son iguales y en consecuencia tratan de suprimir las desigualdades”. Sostiene Rajoy en su artículo que “el hombre es desigual biológicamente, nadie duda hoy que se heredan los caracteres físicos como la estatura, color de la piel… y también el cociente intelectual. La igualdad biológica no es pues posible. Pero tampoco lo es la igualdad social”.
Tanto su primer escrito sobre la desigualdad humana como el segundo sobre la envidia igualitaria  tienen su razón de ser en un reconocimiento que a través de sus artículos pretendía hacer a los autores de dos libros que se publicaron en aquellos años y que habían sido escritos por Luis Moure Mariño y Gonzalo Fernández de la Mora, respectivamente.
Y es que como hemos señalado, uno y otro, son dos personajes claves para entender el significado de algunas de las decisiones que Rajoy a lo largo del tiempo ha ido tomando en sus diferentes ámbitos de responsabilidad. Para los más inquietos os resumimos muy brevemente las biografías de estos dos ultraconservadores que seguro a más de uno ayudarán a comprender mejor por qué Rajoy es como muchos se imaginan que es, incluso peor de lo que intenta parecer.
Por lo que se refiere a Luis Moure Mariño, además de Notario, tuvo tiempo y ganas para colaborar activamente en la sublevación militar contra la II República que encabezó el general Franco. Se integró con afán en el aparato de propaganda de los golpistas para una vez finalizada la guerra civil y durante todos los años que duró la dictadura franquista escribir en numerosos periódicos gallegos cómo El Pueblo Gallego, Faro de Vigo y La Voz de Galicia. Sus libros y ensayos despejan cualquier duda razonable sobre sus ideología falangista: Perfil humano de Franco (1938), Galicia en la guerra (1939) y La generación del 36: Memorias de Salamanca y Burgos (1989). Su hermano Pablo también fue un gran amigo de Rajoy con el que coincidió durante su etapa como diputado en el Parlamento de Galicia.
Sobre su otro referente, Gonzalo Fernández de la Mora, su biografía también es ilustrativa del tema que nos ocupa. De padre militar y madre monárquica ejerció de diplomático durante algunos años. En los años 60 comenzó su carrera dentro del Régimen primero como Director de Cooperación Cultural (1963) para posteriormente ser nombrado Subsecretario de Asuntos Exteriores. Entre 1970 y 1974 fue ministro de Obras Públicas. Como otros muchos franquistas cofundó en la fase terminal del régimen su propio partido: la Unión Nacional Española que fue uno de los grupúsculos que formó Alianza Popular. Fue elegido diputado por Pontevedra en las primeras elecciones a Cortes (1977). Uno de sus libros mas reconocible es El crepúsculo de las ideologías.
La huella que Moure y De la Mora han dejado en Rajoy no ha sido neutra ni neutral. Muchas de sus decisiones como son la selección de sus colaboradores más directos o su clara predisposición a favorecer la privatización de los servicios educativos y sanitarios tienen su origen en la lectura de sus ensayos y libros.
En realidad, retomando el titulo de este artículo, el actual ministro de Educación, José IgnacioWert, es la síntesis perfecta de lo que Rajoy entiende que debe ser nuestro sistema educativo. Wert no es un verso suelto dentro del gobierno conservador genovés. Es ni más ni menos que su clara apuesta por implantar un modelo basado en los principios en los que se sustenta el determinismo biológico y de los que participa activamente.
Es decir, según Rajoy, los hijos de un juez, de un notario o de un registrador, atendiendo exclusivamente a razones genéticas y de estirpe, son los que están llamados a ocupar los puestos que durante generaciones han venido ocupando sus progenitores. En coherencia con esa misma lógica determinista resulta natural que los menos favorecidos por esa selección biológica continúen con los mismos trabajos que durante generaciones han desempeñado sus antepasados.
Y es con este trasfondo y no con otro y con estos antecedentes que os acabamos de relatar y no con otros, donde hay que enmarcar la decisión de Rajoy, ejecutada por su ministro Wert, de fijar una nota media superior para acceder a una beca distinta a la que se exige a cualquier otro estudiante que quiere acceder a la Universidad. Es decir, lo mismo que subyace en otras muchas decisiones que el Gobierno ha tomado en estos 18 meses.
En fin, en este asunto, digan lo que digan y rectifiquen lo que rectifiquen, no hay más cera que la que arde y por tanto que, al menos, no nos tomen el pelo.
Blog Los Genoveses

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