domingo, 23 de noviembre de 2014

“NO SOPORTAN QUE SE DEMUESTRE QUE EL SECTOR PÚBLICO ES VIABLE”




El 4 de noviembre, Facebook empezó a arder con el despido de Javier Fuentes Feo del Cendeac, la institución más destacada de pensamiento y arte contemporáneo en la región y de referencia nacional e internacional. La leña del fuego virtual arde y se ha convertido en cenizas que el viento lleva en todas direcciones.
Elisa Reche, Murcia
21/11/14 · 7:19
De izquierda a derecha: Antonio Hidalgo, Javier Fuentes Feo y Ernesto Castro. En la presentación del Congreso "España sin (un) franco".
inforelacionada
La última película de cine documental que vi el pasado octubre en Fisuras Fílmicas, espacio organizado por el Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo (Cendeac) en Murcia, fue Ciutat Morta. La cinta retrata la carga policial del 4 de febrero de 2006 en Barcelona y la posterior brutalidad y corrupción de la policía y la judicatura, que acabaron con una injusta condena de cárcel para algunos jóvenes y la muerte de uno de ellos, Patricia Heras. Si para los directores del filme Xavier Artigas y Xapo Ortega algo de Barcelona murió con aquellos hechos, de la misma forma algo ha muerto para muchos de nosotros en Murcia con la destitución de la dirección de Javier Fuentes Feo del Cendeac. Todavía nos pican los ojos. Algunos gestores culturales locales continúan un debate encarnizado, y triste, sobre este asunto en la red social. Periódicos y emisoras de radio regionales y nacionales se hicieron pronto eco de la noticia.
Los púgiles más visibles de esta batalla son Fuentes Feo y Marta López-Briones, directora del ICA –Instituto de las Industrias Culturales y de las Artes de la Región de Murcia-. El primero defiende que le defenestraron de un día para otro tras haber intercambiado correos electrónicos con el equipo de Gobierno regional en los que se asumía la continuación de la cláusula de extensión de su contrato hasta junio y se hablaba de proyectos futuros como el stand en la feria de arte ARCO, entre otros. La segunda, en cambio, niega la mayor en diversas entrevistas y asegura que un “consejo asesor y editor plural” sustituirá a Fuentes Feo. En el Cendeac trabajan un autónomo, un administrativo, una bibliotecaria y un bedel. Las declaraciones de López-Briones parecen difíciles de encajar en el puzzle del personal de la institución. Por otra parte, algunos de los miembros de los colectivos colaboradores cuentan que ahora/allí no sucede nada. No hay un aparente plan B, C o Z.
En primer lugar está el por qué, por qué, por qué. Hay un nombre que ha aparecido en casi todos los titulares: “Íñigo Errejón”. El director de campaña de Podemos fue uno de los dieciséis ponentes que asistieron al congreso organizado en la institución los pasados 15, 16 y 17 de octubre llamado “España sin (un) franco”, en el que pensadores de diversas ideologías y formaciones nacidos tras la muerte de Franco se plantearon la deriva del recientemente bautizado Régimen del 78.
En primer lugar, ¿cuál te parece que es el motivo de tu destitución? Porque el ICA (Instituto de las Industrias Culturales y de las Artes de la Región de Murcia) y tú dais versiones diferentes.
Si aceptamos el argumento de López-Briones y del Consejero Pedro Antonio Sánchez, que entiendo que es el responsable último en esta cuestión, cuando afirman que la participación de Íñigo Errejón en el congreso “España sin (un) franco” no tuvo nada que ver, entonces el problema sería, desde mi punto de vista, igual de grave o más. Con esto quiero decir que si no existe una causa justificada, más allá de lo inquietante que resultaría una represalia política, estaríamos ante una falta de previsión de dimensiones descomunales. Como si se pudiese jugar, así como así, con nuestras instituciones públicas. El Cendeac fluía de maravilla, la ciudadanía estaba contenta con los proyectos y los agentes culturales que los desarrollaban también, incluso ahora protestan contra mi salida; diría que el 95% de las personas que han pasado por el centro en estos años me han mostrado explícita o públicamente su apoyo. Es decir, habíamos logrado algo casi imposible a pesar de nuestra precariedad económica: una buena gestión, una buena programación, los agentes culturales contentos, los ciudadanos comprometidos y los colectivos que participaban también satisfechos. Es muy difícil lograr un marco semejante. Mi pregunta entonces sería, ¿por qué paran ustedes un proyecto que funciona de maravilla? ¿Qué justificación tienen para hacerlo? Desde mi punto de vista deberían tener una respuesta muy consistente y fundamentada.
¿Consideras que no estaba prevista tu salida entonces?
Si los responsables políticos funcionaran correctamente, yo estaría saliendo un viernes y el lunes ya estaría funcionando un nuevo equipo a toda máquina o, mejor aún, durante un cierto tiempo habríamos trabajado juntos para ir haciendo un relevo paulatino. Lo que han hecho, sin embargo, ha sido romper el motor del barco, dejarlo varado y buscar a ver quién puede traernos otro nuevo. Pero de momento toda la inercia que llevábamos la hemos perdido y hay que improvisar algo para ponerlo todo de nuevo en marcha. Poner ese barco en funcionamiento le ha costado a los trabajadores y a los agentes culturales muchísimo esfuerzo y a la ciudadanía millones de euros. Calculo que en mi etapa de cuatro años se ha gastado más de un millón de euros, porque son aproximadamente 50.000€ anuales en programación, pero también hay sueldos, luz, agua y materiales, que suponen al final mucho dinero. Con algo así no se puede improvisar nunca, pero mucho menos ahora que cada euro de la administración es útil para tantas necesidades.
¿Cuál ha sido tu visión en la dirección del Cendeac?
Quizá he sido molesto o incómodo, como le gusta decir a mi amigo Miguel Segundo, porque he sido muy exigente con el dinero público. Es decir, si un billete de avión se podía comprar por 50 euros no me ha gustado nunca que se comprase por 100 sin ninguna justificación. Por otro lado, y salvando, claro está, las enormes diferencias, diría que hemos aprendido de algunas prácticas de la autogestión, y hemos intentado incorporar algunos de sus modos de operar. En un momento dado, comprendimos que en una situación de crisis en la que la institución pública se veía atacada por todos lados, le quedaban dos opciones: la privatización, es decir, la llegada de capital privado, o el aprendizaje de la autogestión, es decir, la participación ciudadana, la colectivización de las formas de trabajar, la apertura en la toma de decisiones. Esto siempre en grado de tentativa, claro. Al fin y al cabo, estábamos aprendiendo acerca de un modo nuevo de funcionar.
¿Crees que el caso del Cendeac es representativo de la situación de la gestión cultural del momento?
El país se encuentra en una encrucijada enorme: o la lógica de la competitividad, con la privatización de todos los servicios públicos, o la de la colaboración y el trabajo colectivo. En el Cendeac hemos intentado inclinarnos por esta última, y por lo que hemos podido comprobar, parece que funcionaba. Creo que algunos no soportan a quienes trabajamos para demostrar que es posible evitar las privatizaciones. Cuando llegas y montas un proyecto que no solamente no es derrochador, sino que es bueno y se puede posicionar a nivel internacional como un referente desde la Región de Murcia, eso hay que eliminarlo. Una institución como el Cendeac, con un recorte presupuestario del 85%, volvía a ser una institución de referencia.
En Facebook ha habido cierta polémica en referencia a que un cargo de libre designación, como la dirección del Cendeac, está sujeto al albur político. ¿Qué opinas de esto?
Este es un tema muy complicado. No puedo decir otra cosa que no sea que quienes afirman cosas como: “Son las reglas del juego”, lo que están articulando es una posición profundamente conservadora en un momento en el que lo que hay que abrir son nuevas ideas y formas de hacer. No pasa nada por reconocerlo, pero es mejor no crear confusiones. Como conservadores dirán que las decisiones del poder constituido hay que aceptarlas sin rechistar, punto final. Digo esto porque me parece curioso que esas mismas personas no pidan, al mismo tiempo, ningún tipo de explicación adicional. Podrían exigir lecturas críticas y hacer muchas preguntas sobre la situación actual del Cendeac. Podrían decir, “bien, estamos de acuerdo con la salida de Javier Fuentes Feo del Cendeac, porque el poder lo manda, pero ¿qué proyecto trae ese poder ahora?” No dicen ni reclaman nada de esto. Sólo afirman: “como entró, salió”. Creo que con algunos de esos discursos lo que se pretende es igualar formas de gestión de tiempos pasados, cuando había muchísimo dinero, con las que nosotros hemos puesto en marcha. Es una manera de intentar desmantelar nuestro trabajo con el mismo discurso nihilista de siempre: “al final, de un modo u otro, todo es lo mismo”. En cualquier caso, los hechos hoy por hoy confirman su postura, entré como cargo de libre designación y salí como cargo de libre destitución. Pero la ciudadanía parece que también ha dicho algo, ha señalado sus demandas. La pregunta es si esa ciudadanía tiene que ser escuchada. Por el momento, me alegra mucho que se haya formado el Observatorio de la cultura para articular y darle fuerza a la ciudadanía.
Murcia, Ciudad Muerta
“No olvidemos que el congreso coincide en la misma semana de la Asamblea Constituyente de Podemos, una semana marcada en rojo por los políticos para evitar dar la más mínima cobertura a lo que allí estaba ocurriendo. Por eso, un titular como "Cendeac invita al jefe de campaña de Podemos" [titular de la agencia Efe sobre el congreso] es intolerable para ellos. Pero no creo que sea la única razón. A Javier lo despiden porque es un tipo incómodo”, apunta Miguel Segundo, miembro de la Asociación de Estudiantes de Filosofía de Murcia y colaborador del Cendeac con el proyecto D. Nuevo Ensayo.
“La verdad es que estoy preocupado, no ha venido ningún representante del Gobierno a la inauguración del congreso”, me comentó Javier durante el desarrollo del mismo. Pero mientras el conservadurismo 'pepero' tenía agarrados a muchos murcianos con la venta de sus terrenos en la huerta, el dinero negro, los solares, la construcción demencial y el modernerío que por fin comenzaba a emerger en la región, poco importaba que los culturetas progres de la ciudad confluyeran en el Cendeac. Más o menos, todos contentos. Cuando esa misma programación crítica y rigurosa se realiza mientras Podemos se dispara como un cohete poniendo en solfa el bipartidismo y Errejón como brocha final a un congreso de pensadores… otro veloz cohete expulsa a Fuentes Feo de la dirección. Si el ICA o el Gobierno regional se hubieran esperado a su restitución en junio, como estaba pactado, seguramente todo habría ido como la seda, pero los nervios políticos, a veces, traicionan.
“Entiendo que la razón fundamental reside en su apertura a la ciudadanía y a los temas sensibles que están en la calle. La lógica de esta decisión más o menos precipitada, se urde como mantenimiento de la red clientelar y servil que orgánicamente sustentan las instituciones culturales de esta región, como escaparate de una política nefasta que se esconde detrás de grandes fastos”, considera Chema Cánovas, de la Asociación Columbares, que trabaja con alfabetización, inmigración y exclusión social y ha colaborado con el Cendeac a través del festival Venagua Arte y Conciencia.
La programación de los cuatro años de Fuentes Feo al frente del Cendeac ha estado siempre marcada por una denuncia crítica, profunda y rigurosa de tensiones sociales, políticas y económicas. Te hacía pensar. “Su programación ha sido para mí un entorno de aprendizaje empírico y teórico, algo que no es fácil de conseguir. No era una programación divertida, sino que exigía un esfuerzo intelectual; para lograr que algo así cale en el tejido social, se ha tenido que hacer muy bien”, apunta Elena Azzedin, de la asociación Medusa Mediación.
Al día siguiente de su cesantía se creó el grupo “Restitución CENDEAC” y se publicó el manifiesto “Por la restitución de Javier Fuentes Feo como director del CENDEAC y por una gestión cultural pública, plural y de calidad”, que en poco tiempo recogió casi 2.500 firmas de apoyo y más de una decena de vídeomails de cineastas que han participado en el proyecto de Fisuras. Ciutat Morta fue la trigésima película proyectada en el ciclo.
“En Murcia está pasando algo increíble, hay un espacio vivo en medio del cementerio fílmico iberoamericano”, aparece a modo de subtítulos en el vídeo enviado por el director colombiano Jorge Caballero, en el que una calavera ornamentada descansa sobre una cinta de cine. Y sí, Fisuras Fílmicas era algo muy vivo, con la proyección de cine documental brillante y extraño, seguida de un largo debate entre el autor y los espectadores en la filmoteca regional, y más adelante en los bares para quien estuviera dispuesto a seguir debatiendo entrada ya noche. Al día siguiente, una clase magistral en la que el director deshuesaba la película.
El salto de la reivindicación de la restitución de Fuentes Feo del mundo virtual al real se produjo el 11 de noviembre, cuando se creó el Observatorio Murciano de la Cultura, compuesto por ciudadanos involucrados en el mundo de la cultura y cuya primera acción ha consistido en pedir su vuelta al timón de la institución. “Quizá lo más bonito de esta movilización ha sido ver cómo la ciudadanía no sólo protesta contra tantas cosas que se hacen mal, sino que también defiende aquellos modelos a los que aspiramos”, reflexiona Elena Azzedin.
El devenir del Cendeac desde su origen en 2003 no deja de reflejar a la perfección la atribulada vida de la concepción cultural en las instituciones públicas en los últimos tiempos. “En España nos olvidamos mucho de esto, pero tiene mucho más mérito gestionar bien con un euro que con mil. Hubo momentos en el Cendeac en el que se funcionaba como si el dinero  no fuera un obstáculo para nada”, reflexiona Yaiza Hernández, actualmente profesora en Central Saint Martins, University of the Arts en Londres, y exdirectora adjunta de la institución entre 2007 y 2010. “Tampoco entonces había dinero, pero desde la administración se estaba gastando a un ritmo vertiginoso. Me tocó vivir la época en la que Murcia llegó a organizar dos bienales de arte en el mismo año, al tiempo que montaba un Pabellón Murciano en la Bienal de Venecia, algo que provocaba una mezcla de indignación y vergüenza”, añade Yaiza. Desde esa época se buscó la colaboración con otras instituciones y colectivos y se consiguieron audiencias más generosas y públicos variados que se fueron ampliando hasta configurar una cierta comunidad.
“Creemos que es mejor montar diez conferencias sobre arte contemporáneo, que una en la que invitemos al performer de moda”, señala Miguel Segundo. “Cuando surge la idea de D. Nuevo Ensayo- Encuentro con jóvenes ensayistas es un ejemplo perfecto de lo que ha caracterizado la gestión de Javier al frente de Cendeac: en tiempos de crisis hay que optar por la colaboración horizontal con la ciudadanía”, añade.
Tras casi veinte años viviendo fuera de Murcia –y sí, veinte años son algo- volver a mi ciudad de origen, cruzar el río Segura, bien por el puente de los Peligros o por la moderna pasarela Manterola, y dirigirme al Cendeac era un camino de baldosas amarillas hacia el pensamiento, la crítica, el aire fresco, la puntada con hilo, el debate en voz alta en una institución que había vuelto mi particular Vetusta del revés. Que no, que no muera



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