martes, 25 de noviembre de 2014

CAMBIO DE MODELO PRODUCTIVO




nuevatribuna.es |José Molina | Doctor en Economía, Sociólogo y Miembro de Economistas Frente a la Crisis | Blog Economiaapiedeca...
 24 Noviembre 2014 - 12:59 h.
La crisis económica no solo ha puesto de manifiesto los defectos de gestión, solvencia y ética del sector financiero, sino que nos enfrenta al desafío de  un cambio de modelo productivo que sea más competitivo y ecológico, pero también que dé un giro orientado al crecimiento con políticas económicas e industriales que sean generadoras de un equilibrio social y corten la tendencia creciente a las desigualdades.
El legado de esta crisis es una sociedad con mayores diferencias de renta, con un incremento constante en la remuneración al capital, cada vez más rentista según Piketty, frente a una ampliación de la brecha en las remuneraciones del trabajo que aún se agranda más por los recortes presupuestarios, con especial incidencia en las ayudas para dependencia y desempleo además de un cambio en la concepción del Estado de bienestar en la que cultura, sanidad e investigación quedan reducidos drásticamente perturbando la propia dinámica económica y acrecentando las consecuencias de la crisis. No vemos planes orientados hacia unas políticas fiscales proactivas y no se impulsan palancas de creación de empleo.
Necesitamos otras herramientas, otros gestores, nuevas estructuras... Se ha roto el pacto social que se gestó en la Transición, el desgaste de más de treinta años de conllevar ciertas políticas sociales nos han sacado fuera del juego de los equilibrios. Se ha impuesto por los mercados una férrea política neoliberal, no deseada socialmente pero que, al ser asumidas por las políticas de gobierno, nos han convertido en una región perturbada. Un gobierno de burócratas que han llegado al poder sin poner remedio a la falta de transparencia del sistema. Son los males de una política agotada que no ha evolucionado en treinta años.
Por otro lado, socialmente hay un letargo cada vez mayor, las encuestas del CIS lo ponen de relieve, el riesgo de fractura, no solo económica sino social, es un peligro que vivimos y que impide afrontar con sosiego el cambio de modelo. Hemos perdido por el camino nuestro elemento compensatorio: la clase media. Su desaparición de la escena social es un peligro añadido, y no se ve que pueda recuperarse, como nos explica Cowen en su último libro. Hemos perdido la estabilidad del sistema que mantenía un equilibrio entre  los extremos sociales. Ahora la crisis nos ha envuelto a todos en un magma depresivo, sin músculo en la clase social.
Los Economistas Frente a la Crisis, pensamos que salir de la crisis requiere predefinir el modelo económico y social de las próximas décadas que debe estar en consonancia con el nuevo reparto de papeles asignado a los países del Sur de Europa. El poder no está en manos de los gobiernos nacionales porque nos gobiernan desde fuera. Llevamos dos legislaturas obedeciendo a normas no votadas y estamos ante una coyuntura muy difícil en la que combatir la vuelta a ‘la economía del pelotazo’, de la que ya hay signos por la impaciencia de los que no saben hacer empresa, sino especulación. Precisamos una recuperación económica basada en las actividades industriales, relanzar la inversión pública y dar un giro al sector financiero con mayor control en su política de créditos, sin olvidar potenciar la red pública bancaria con un ICO más fornido.
Es la hora del cambio, de archivar las herencias y definir el progreso con el mayor apoyo social posible, con una fiscalidad redistributiva que haga causa común con los ciudadanos para no caer en nuevas trampas de los lobbies. Hoy más que nunca nuestro futuro descansa en un proyecto ilusionante que aplique las reformas precisas para trabajar en una política territorial que cohesione y no divida, con un equilibrio en el desarrollo urbano y rural en el que las ciudades sean proyectos inclusivos y con adecuados servicios de transporte. De esta forma productos, recursos naturales, inversiones y gestión empresarial serán un nuevo impulso si participamos todos en el cambio.
El Estado de bienestar es la pieza clave de este modelo de cambio productivo, porque desplaza el conflicto social y la desigualdad, pero además es esencial para el desarrollo económico porque, sin este apoyo, el cambio productivo no sería estable y atrasaría la salida de la crisis para la que se precisa un modelo seguro.





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