Los fondos exigen cláusulas para blindarse
frente a una posible salida del euro
Artur Mas en concurso Castells en
Tarragona. / Josep Lluis Sellart
A mediados
de julio, un importante directivo de un gran fondo de inversión estadounidense
empezó a hacer una ronda de llamadas a sus contactos en España. Quería conocer
de primera mano, y de distintas fuentes, qué deriva podía
tomar la creciente tensión política en Cataluña y cuál era el
riesgo real de que se celebrara un referéndum de independencia.
Desde entonces, ese tipo de llamadas se ha disparado y los inversores
internacionales han empezado a tomar medidas.
Es el caso
de los grandes fondos inmobiliarios internacionales, que están aprovechando la
bajada generalizada de precios en España para intentar hacerse con importantes
activos a un considerable descuento. “En los contratos que se están firmando en
Cataluña se están incluyendo cláusulas para protegerse en caso de
independencia”, asegura desde Nueva York un gestor de fondos. “Es el mismo concepto
que se utilizó en Grecia, cuando existía el riesgo de que el país
saliera del euro”, remata.
Como consecuencia de la crisis económica y financiera, la banca
española acumula una enorme cartera de inmuebles de los que se está deshaciendo
gracias a los enormes descuentos aplicados. En el último año y medio los fondos
extranjeros han realizado operaciones inmobiliarias por miles de millones de
euros en España, algunas destacadas en Barcelona como la venta del Hotel W, y
no quieren correr el riesgo de verse atrapados con un activo poco líquido en
una región que puede, potencialmente, salir de la unión monetaria e, incluso,
de la Unión Europea.
El referéndum de
independencia en Escocia del pasado 18 de septiembre puso la
cuestión catalana en el radar de los inversores internacionales. “El referéndum
escocés abrió la puerta a la celebración de distintas consultas de secesión en
Europa. Hace unos meses ese era un riesgo menor para los inversores y ahora ya
ha dejado de ser un riesgo cero”, sostiene una fuente financiera internacional.
“La mayoría de los inversores duda de que en Cataluña se vaya a
producir la votación en la fecha anunciada y aún confía en que no se
llegará a producir la ruptura sino algún tipo de negociación. Pero la
inestabilidad política ha pasado a ser un factor determinante en el análisis de
Cataluña y de España”, añade. No hay semana en la que un banco de inversión no
publique su informe sobre las consecuencias y riesgos asociados a una posible
independencia catalana, e incluso esta semana la agencia de riesgos Fitch
advirtió de que la deuda catalana pasaría a ser considerada bono basura en caso
de escisión.
Las
multinacionales extranjeras también se están movilizando. “Los
empresarios están muy preocupados, tienen mucho capital invertido aquí y se
juegan mucho. De momento, han optado por postergar las inversiones”, asegura
Andrés Gómez, presidente del Círculo de Directivos de Habla Alemana, con sede
en Barcelona y cuyo socio de honor, a día de hoy, todavía es el expresidente de
la Generalitat Jordi Pujol. “Aunque lo vamos a evaluar en la próxima asamblea”,
aclara.
Los
riesgos de las inversiones en Cataluña también forman parte de la agenda de la
reunión que cada miércoles celebran los empresarios japoneses de forma alterna
en Madrid y en Barcelona, aunque prefieren no opinar en público. “Hay miedo, la
mayoría de las empresas tienen negocios con la administración y no quieren
poner en riesgo sus contratos”, admite Gómez, uno de los pocos que acepta
hablar sin exigir anonimato. Las autoridades catalanas sostienen que la inversión
extranjera no sólo no se ha frenado en seco, sino que ha aumentado. “Pero eso
es por cómo se contabilizan estos registros”, replica el presidente del Círculo
de Directivos de Habla Alemana. “Si una filial pide un préstamo a su matriz
alemana porque aquí le resulta casi imposible conseguir crédito y destina ese
dinero a pagar un ERE, en términos contables pasa a ser inversión, pero no lo
es. Las cifras no reflejan la realidad”, asegura.
Tan
llamativo es, salvo contadas excepciones, el silencio empresarial en Cataluña que
los propios fondos de inversión están presionando a los bancos catalanes para
que hagan público qué piensan hacer con la sede social si se produce la
independencia. “Cuando hablamos con ellos les recordamos la necesidad de que se
pronuncien y adviertan de las consecuencias que puede tener un voto a favor de
la independencia. Pero nos contestan que en este momento todavía no pueden
hacerlo porque tendrían piquetes delante de las oficinas desde ese día. Es
cierto que en Escocia las entidades se pronunciaron una semana antes de la
consulta”, asevera una gestora de fondos desde Londres. El análisis de esta
gestora es que la tensión en el mercado irá aumentando conforme se acerque la
fecha prevista para la consulta —el 9 de noviembre— y que entonces empezará a
penalizar negativamente los activos catalanes y también del resto de España. El
banco suizo UBS advertía esta misma semana de que el diferencial del bono
español a 10 años frente al alemán se situará progresivamente entre los 120 y
los 170 puntos en los próximos meses como consecuencia de la tensión política
en Cataluña. El viernes la prima de riesgo española cerró en 116 puntos
básicos.
“Los
mercados tienen una capacidad de atención muy corta y pasan de la nada al todo.
Pasó con Escocia y pasa con Cataluña. Los mercados aún no han reaccionado pero
sin duda lo harán”, advierte el gestor del fondo estadounidense.
MERCÉ
PÉREZ
Artur Mas
replicó ayer al llamamiento a la legalidad y el diálogo que hizo Mariano Rajoy
el sábado y volvió a insistir en que los catalanes votarán el 9-N. “Lo haremos
a nuestra manera, con consenso político”, dijo el presidente catalán. Y añadió:
“Esperemos que, una vez que hayamos votado el 9 de noviembre, el Gobierno
entienda de una vez cuál es el clamor en Cataluña y de una manera o de otra
entienda que esto se ha de resolver por la vía del diálogo”.
Mas, quien
participaba en un acto en Tarragona, señaló directamente al presidente del
Gobierno, del que dijo que “no es que no pueda, es que no quiere” dejar votar a
los catalanes. Y esgrimió los argumentos por el referéndum: el 95% de los
Ayuntamientos catalanes a favor, una mayoría parlamentaria de más de dos
tercios y manifestaciones multitudinarias cada año. “Cuando una sociedad tiene
eso no se le puede parar; hay que dejarle votar”, sostuvo.
Por ello
pidió a Rajoy que “de una vez por todas se dé cuenta de que con voluntad, esa
que niega, se puede resolver el problema político”. En esa línea reclamó al
Ejecutivo “menos utilizar la Constitución como muro de contención y más como
canal para entenderse”, como sucedió en 1978, afirmó, “cuando entre los
distintos pueblos de España” se consensuó el texto.
Fuente: www.elpais.com
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