"Todo estaba previsto por las élites cuando
lanzaron el rebrote de la epidemia del Ébola"
Domingo, 5 de octubre de 2014
RUBÉN RAMOS /
CANARIAS SEMANAL - Dando prueba de su hipocresía habitual, el presidente Obama,
anunció en la reciente Asamblea de la ONU su plan de lucha contra la epidemia
del Ébola.
La desgracia, que
se suma al SIDA, no es para este innombrable descendiente de la raza negra, más
que un buen pretexto para desplegar tropas estadounidenses en el continente
africano. “A pedido del gobierno liberiano, Estados Unidos establecerá un
puesto de mando militar en Liberia”, dijo.
Liberia, como
se sabe es desde su nacimiento, en 1822, una colonia norteamericana que EEUU
pobló con afro-estadounidenses liberados para enfrentar a la población
originaria y constituirla en un enclave que sirviera a sus intereses
expansionistas en el África. Hoy, como ayer, cumple su papel a la medida de las
exigencias que imponen las circunstancias en ese continente. Y no podía ser de
otra manera si se tiene en cuenta que por encima de la actual presidenta de ese
país, quien gobierna Liberia es el Africom o USAFRICOM.
Según Obama,
la acción adoptada por las élites del poder contra el Ébola se suma a “la
capacidad y la voluntad de movilizar el mundo contra los terroristas del ISIS o
Estado Islámico; de “unir al mundo contra la agresión rusa en Ucrania”. Esto
constituye “un ejemplo de lo que puede hacer Estados Unidos cuando toma el
mando para enfrentar los más importantes desafíos mundiales”. Mejor dicho,
cuando el sionismo internacional adopta la decisión de acelerar la destrucción
de la humanidad.
El legado de
Donald Rumsfeld
Africom o
USAAFRICOM es el Mando Unificado o “Task Force” del Departamento de Defensa de
EEUU responsable de las operaciones militares y el control de los gobiernos de
las 54 naciones africanas, incluyendo Egipto, aunque formalmente se diga que
éste se exceptúa.
El USAAFRICOM
fue creado en diciembre del 2006 por el administrador de turno de la Casa
Blanca, George W. Bush, como parte del proceso de reorganización de la
estructura militar global de los EEUU, bautizado como “Plan de Comando
Unificado” llevado a cabo por su Ministro de Defensa Donald Rumsfeld.
Rumsfeld,
como se recordará, ejerció un papel gravitante en la estructura de poder de los
EEUU durante los gobiernos de Reagan y de Clinton en las décadas de los 80 y
90, tanto en África como en Oriente Medio. En el 2000, asumió la Secretaría de
Defensa con Bush para concretar las reformas que el Departamento de Defensa
requería y que no se hacían desde la II Guerra Mundial. Fue uno de los
principales artífices para la destrucción de Afganistán e Irak.
Pero Rumsfeld,
suma a su “meritoria” carrera como reorganizador del terror militar
norteamericano, la generación y diseminación de armas químicas desde los
laboratorios del Pentágono y del “Gilead Sciences Inc”, de su propiedad.
Desde que
Donald Rumsfeld marcó su paso por el Pentágono, Estados Unidos fabrica armas
biológicas en el Laboratorio Nacional de Energía de Los Álamos-Nuevo México,
manipulando diferentes cepas de virus con el pleno conocimiento de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), tal como ocurrió con la de la “gripe
aviar” cuyos virus le fueron enviados desde Indonesia.
Práctica que no
sorprende si se tiene en cuenta que desde hace más de 40 años el Pentágono ha
venido esparciendo billones de bacilos incluso en el propio metro de Nueva
York, en las escuelas públicas de Minneapolis y Saint Louis y, en particular,
en la bahía de San Francisco, dice que, con el fin de estudiar la
vulnerabilidad de los estadounidenses a las armas biológicas. Este experimento
produjo el incremento porcentual de meningitis de la espina dorsal en un número
que sobrepasa los 10 millones de personas de su propia población.
Igual, la
Central de Inteligencia norteamericana (CIA), hace algunos años infectó la isla
de Cuba con un virus que causa “fiebre porcina africana”, lo que obligó al
gobierno cubano a sacrificar medio millón de cerdos. Diez años después la
población fue atacada por una epidemia de “dengue” transmitida por mosquitos,
que se extendió por la isla enfermando a más de 300 mil personas y matando a
158 (de los que más de cien eran niños menores de 15 años).
Estos hechos
y muchos otros, han sido documentados en diversas fuentes de especialistas y
estudiosos del propio EEUU, como es el caso del libro de Leonard Cole
"Nubes de Secretos" (Clouds of Secrecy), o el de William Bloom,
"Matando la Esperanza".
Las pestes más
virulentas han sido alteradas de tal forma que no haya manera convencional
alguna para combatirlas. Se han dispersado en África y otras partes del
planeta, y son monitoreadas por cada uno de los diez “Comandos Unificados
Militares Estadounidenses”, distribuidos en los seis continentes (incluyendo la
Antártida).
Mientras tanto,
los laboratorios, como la estadounidense Gilead Sciences de Donald Rumsfeld o
el gigante suizo Roche y otros, se enriquecen con la manipulación de los
“descubrimientos”, para su cura, cotizando en las Bolsas de Valores del mundo.
Así ocurrió con la comercialización del “Tamiflú”, la supuesta vacuna antiviral
y popular para combatir el brote de “gripe aviar” cuyo virus fue diseminado en
México desde 2002.
Curiosamente
esta fiebre que fue igualmente bautizada como “fiebre porcina”, nunca se
descubrió que atacara a los cerdos o proviniera de estos animales. Por esto, la
Organización Mundial de la Salud de la ONU (OMS) recomendó, cambiarle de nombre
pasando a identificarse como fiebre AH1N1. “Hemos abandonado la denominación de
gripe porcina por el de gripe AH1N1 porque el virus es cada vez más humano y
cada vez tenía menos a ver con el animal”, declararía a propósito, Dick
Thomson, un portavoz de esa nefasta institución.
Lo que
importa relievar es que la tal “fiebre porcina” que resultó siendo humana,
creada en los laboratorios del Departamento de Defensa de EEUU, le significó a
Roche y Gilead Sciences, los más grandes beneficios multimillonarios por sus
derechos sobre el fármaco “Tamiflu”.
El legado de
Kissinger
Ya en los
70’ en las postrimerías del gobierno de Richard Nixon, un documento del
Departamento de Estado, escrito bajo la dirección de su por entonces
secretario, Henry Kissinger, identificó el crecimiento de la
población en los países del Tercer Mundo como un asunto de máxima importancia
que ponía en peligro el acceso a minerales y a otras materias primas que los
EEUU necesitaban de manera creciente, constituyendo una amenaza para su seguridad
económica y política.
“La economía
de los EEUU - sostenía Kissinger - requerirá de grandes y crecientes cantidades
de minerales del extranjero, especialmente de los países del Tercer Mundo. Este
hecho impone que EEUU ponga un interés mayor en la estabilidad política, social
y económica de los países suministradores de materias primas. Donde quiera que
una disminución de la población pueda aumentar las posibilidades de dicha estabilidad,
la política demográfica se hace relevante para los intereses económicos de los
EEUU”. Para esto la recomendación era manejar adecuadamente la llamada “ayuda
humanitaria”, asegurar el control de la natalidad y de las enfermedades, bajo
estricto control militar.
Según el
informe Kissinger, en el orden de prioridad estaban por entonces los países más
problemáticos en cuanto a su creciente tasa de natalidad: India, Bangladesh,
Pakistán, Nigeria, México, Indonesia, Brasil, Filipinas, Tailandia, Egipto,
Turquía, Etiopía, y Colombia. En todos estos países, Estados Unidos estableció
bases militares.
El Ébola: un rebrote calculado
De lo
dicho se infiere que todo estaba previsto por las élites del nazi-sionismo
cuando lanzaron el rebrote de la epidemia del Ébola. Apareció a mediados de los
70’ en Zaire y Sudán coincidiendo con los conflictos internos que terminaron en
la actual balcanización de esas naciones. Desde entonces, ha estado presente
como una amenaza permanente sobre la vida de los africanos. Rebrota en función
del aseguramiento de los recursos naturales que demanda la economía
norteamericana para su seguridad nacional y de las exigencias que impone su
presencia dominante en el continente.
Fuente:
http://canarias-semanal.org/
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