sábado, 4 de octubre de 2014

ÁNGELES DIEZ: "¿POR QUÉ ES MÁS RELEVANTE PARA LOS MEDIOS PABLO IGLESIAS QUE EL GENOCIDIO PALESTINO?"


 La socióloga Diez Rodríguez analiza el paralelismo entre Pablo Iglesias y Felipe González
Viernes, 3 de octubre de 2014
   Ángeles Díez Rodríguez es una acreditada profesora del Departamento de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Diez Rodríguez. Ha impartido o participado en cursos relacionados con temas de su especialidad en no pocas universidades,  tanto españolas como internacionales.  Es autora de numerosos libros y publicaciones tales como: "La Tortura como procedimiento: de la cárcel de Abu Graib a la base naval de Guantánamo", "Manipulación y medios en la sociedad de la información"; "La última carga... y las guerras de aniquilación"; "Nuevas organizaciones sociales al final del milenio";  "¿Existen movimientos sociales?".   
      Hace unas pocas fechas, la profesora  Diez Rodríguez publicó un interesantísimo artículo titulado "Podemos" y la folletinización de la política: Pablo González o Felipe Iglesias". Al final de esta misma página figura un enlace para todos aquellos lectores  que deseen leerlo íntegramente. No obstante, y con objeto de facilitar su lectura lo hemos resumido, dándole la estructura de una entrevista, haciendo figurar en ella los aspectos que hemos  considerado mas relevantes del trabajo de la profesora Diez.
   -La situación política en el Estado español parece haber adquirido un ritmo hasta ahora desconocido. ¿Cómo ve la profesora Ángeles Diez el panorama que se nos dibuja?


    -  La  verdad es que los  últimos acontecimientos políticos, con toda la

creciente conflictividad social, el ascenso de una fuerza política inexistente hasta las elecciones europeas, la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo y el despliegue del Escudo antimisiles estadounidense en la base militar de Rota, me evocan  ni más ni menos que  aquella  máxima marxista de que los hechos y personajes de la historia aparecen primero como tragedia y luego como farsa.  Aunque en el Estado español la  tragedia y la farsa parecen entrelazarse sin mediar apenas un suspiro. 
         El ascenso de "Podemos", por ejemplo,  no deja de recordarnos aquella meteórica ascensión del PSOE que tuvo lugar también en una época en la que la conflictividad social iba in crescendo,  en la que  lo viejo no acababa de morir y  lo nuevo no acababa de nacer. En aquellos momentos la continuidad del Régimen estaba en cierta forma amenazada por la deslegitimación del sistema político y los intereses geoestratégicos del imperio estadounidense  se encontraban muy  poco confortables en un escenario tan inestable.
    -  ¿Cree usted, entonces, que estaríamos viviendo ahora  una nueva "Transición", similar a aquella fraudulenta operación política que tuvo lugar a finales de la década de los setenta? 
       -  No soy la primera que viendo  las analogías existentes entre  aquella época y ahora  ha hablado  de una Segunda Transición, aunque la mayor parte de los discursos que interpretan los acontecimientos actuales en esa clave suelen hacerlo a modo de justificación de la necesidad de renovar, de nuevo, el sistema político para garantizar la “paz social”. Es decir, lograr  la estabilidad económica y política  que nos saque de la crisis y nos lleve, de nuevo, al imaginario paraíso socialdemócrata: más consumo, más clase media, más trabajo, más… Son pocos los que trascienden el discurso exitoso de la renovación del régimen de la primera Transición, ni siquiera desde posiciones de izquierdas.
  - Pero los perfiles de los  personajes  que intentan protagonizar  hoy esa segunda Transición, sin embargo, no parecen coincidir con los de entonces.
         -  Es cierto que la nueva entrega de "Transición"  cuenta ahora con personajes renovados, más jóvenes, más guapos y mejor preparados. La propuesta política de "Podemos" elabora un producto a la medida de los resultados de las investigaciones sociológicas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología.  Utiliza las asambleas de los círculos a modo de “grupos de discusión” para su campaña de publicidad y los debates y críticas para ajustar el discurso y la puesta en escena. Del mismo modo, saca partido de mercancías tecnológicas como Appgree,  que monitorean las redes sociales y que ya mostraron su gran eficacia en crear ilusión participativa en el programa de televisión Gran Hermano.
 -  Pero ¿cree usted que se dan similares circunstancias a  aquellas que se produjeron en España a la muerte del dictador?
             - La cuestión es que  la eclosión de las movilizaciones masivas del 15M, las mareas, las marchas, el cuestionamiento de las organizaciones sindicales, los partidos políticos, etc., hacían vislumbrar la posibilidad de una ruptura de consecuencias  imprevisibles. Sin embargo, las dificultades para que toda esa movilización se convirtiera en organización, la paradoja de una sociedad indignada pero no lo suficiente como para romper la baraja, crearon  las condiciones propicias para que se produjera  el triunfo de una tercera vía posibilista.
           Hay que tener en cuenta que un sistema político es como un barco. Puede desarrollar una estabilidad estática - cuando las aguas están tranquilas -  o estabilidad dinámica, cuando hay  olas y  viento. Cuando esas aguas son turbulentas, como es el caso del momento actual, la mejor opción parece ser cabalgar las olas o las mareas. Esta opción supone apropiarse del discurso. Es decir, contar historias porque, en un mundo civilizado, todos saben que convencer es más eficaz que vencer, es decir, reprimir.


        Incluso la  dictadura franquista, aun sin ser civilizada, no renunció tampoco a contar historias a través del NODO, aquel noticiero con el que recreaba un país ficticio. Felipe González no escatimó en recursos narrativos prometiendo sacarnos de la estructura militar de la OTAN.   Ahora RTVE toma el testigo del NODO  y  Pablo Iglesias, el líder de Podemos,  nos cuenta que sin ser de izquierdas ni de derechas se pueden cambiar las relaciones de poder. 
          En esta segunda entrega de la Transición el nuevo partido, Podemos, extiende idénticas recetas: inevitabilidad de la aceptación de las reglas del juego político, pragmatismo, desideologización (“ni de izquierdas ni de derechas”) y oportunidad. Sólo resta por perfilar el difícil equilibrio entre la violencia que supone reconocer el conflicto y apostar por la paz social.


CHAQUETAS DE PANA, PELO LARGO Y ANUNCIOS DE "QUERER CAMBIARLO TODO"
- ¿Cuál cree que  ha sido el detonante de la presente situación? 
         -  Desde la eclosión de las movilizaciones que arrancaron en el 2003 con el “No a la guerra”, hasta el estallido del 15M del 2011, lo que está en juego en España es la legitimidad del sistema político en su conjunto. No de un partido en concreto, ni de una casta política o económica. La confluencia de una crisis de legitimidad política y la necesidad de un cambio de modelo económico hacia mayores cuotas de explotación dan lugar a que todas las fuerzas conservadoras se dirijan a garantizar la estabilidad. Especialmente en el ámbito político, que es donde se juega la legitimidad.   Es decir, la aceptación o no del modelo de explotación. Sin esa estabilización parece difícil controlar a una población que históricamente se ha decantado bien por la revolución bien por el fascismo. De modo que, en estos momentos, del mismo modo que ocurrió en la primera Transición, todas las fuerzas del mal se ponen a la tarea de lograr la estabilización o la “paz social”.
¿Qué aspectos coincidentes  aprecia entre aquella primera y esta segunda  "Transición"? 
        -  Es probable que la conflictividad social de finales de los setenta, a la muerte de dictador,  llevara el germen de una verdadera revolución socialista. Así parecen  atestiguarlo  la inquietud de las instancias de poder, los viajes de Prado Colón de Carvajal, el administrador privado del rey durante 20 años, a EEUU, etc. En  cualquier caso, en ese momento, como ahora, la contención social implicaba un maquillaje político creíble, una figura joven y un proyecto emocional. Se daba la necesidad de contener el conflicto social tanto por la derecha como por la izquierda. Por la derecha se neutralizaría a los sectores fascistas con la figura del rey Juan Carlos – elegido por Franco y personalmente interesado en la continuidad del modelo-, por la izquierda, el PSOE se presentaría como la opción más realista para conjurar los demonios de una segunda guerra civil. 
          Ahora, el príncipe Felipe convertido en Rey supone  un intento precipitado  por relegitimar la monarquía, la ampliación del tratado de utilización de las bases de Rota y Morón se saca de todas las agendas mediáticas para no mentar la bicha del “No a la Guerra” o “No a la OTAN”. Y los ‘tecnoexpertos’ de Podemos despiertan, de nuevo, la ilusión de la renovación política.
 - ¿Cree usted que esta segunda Transición obedece a un plan conspiratorio?
       -  No creo en las conspiraciones,  ni que la realidad sea el resultado prefijado de quienes, teniendo en sus manos los hilos del poder, nos mueven como marionetas. Tampoco creo que los sujetos que, en determinado momento son convertidos en protagonistas, tengan un plan más allá de perseguir sus propios intereses, o tal vez sus deseos.
       Pero lo que sí creo es que  una mirada atenta y desprejuiciada nos permite encontrar un hilo narrativo, una explicación coherente de por qué pasan las cosas, quiénes son los más interesados en que pasen de la forma en que pasan, cómo se promocionan  y alimentan determinados procesos mientras que otros son bloqueados, silenciados y eliminados.
          Por ejemplo, ¿por qué se vuelve tan relevante para la vida política y los medios de comunicación españoles un fenómeno como Podemos y por qué dejan de ser importantes las movilizaciones de miles de personas en todo el Estado el 22 de Marzo? ¿Por qué es más relevante cualquier actuación mediática del líder de "Podemos" que el genocidio palestino? Preguntas como éstas nos ayudan a encontrar la lógica interna que explica el devenir político-social más allá de los dimes y diretes del show de las tertulias.
            Por otro lado, en el caso de las generaciones que vivieron la primera Transición emerge el sentimiento de “su última oportunidad”. Conocen, porque la sufrieron, la experiencia del PSOE, pero su momento vital les lleva a buscar-desear desesperadamente que ahora sea diferente. En este sentido, Podemos funciona como un antibiótico de amplio espectro, proporciona alivio a varias generaciones. 
            Como dijera la delegada del gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes –  refiriéndose a "Podemos" -, "si ya los antisistema han aceptado el sistema, bajará la conflictividad social y la gente no tiene por qué manifestarse".
 Para leer el artículo de Ángeles Díez pinche sobre el titular:



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