Viernes, 3 de octubre de 2014
Ángeles Díez Rodríguez es una acreditada profesora del Departamento de
Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Diez Rodríguez.
Ha impartido o participado en cursos relacionados con temas de su especialidad
en no pocas universidades, tanto españolas como internacionales. Es
autora de numerosos libros y publicaciones tales como: "La Tortura como
procedimiento: de la cárcel de Abu Graib a la base naval de Guantánamo",
"Manipulación y medios en la sociedad de la información"; "La
última carga... y las guerras de aniquilación"; "Nuevas
organizaciones sociales al final del milenio"; "¿Existen
movimientos sociales?".
Hace unas pocas fechas, la profesora Diez Rodríguez publicó un
interesantísimo artículo titulado "Podemos" y la folletinización
de la política: Pablo González o Felipe Iglesias". Al final de esta
misma página figura un enlace para todos aquellos lectores que deseen
leerlo íntegramente. No obstante, y con objeto de facilitar su lectura lo hemos
resumido, dándole la estructura de una entrevista, haciendo figurar en
ella los aspectos que hemos considerado mas relevantes del trabajo de la
profesora Diez.
-La situación política en el Estado español parece haber adquirido un ritmo
hasta ahora desconocido. ¿Cómo ve la profesora Ángeles Diez el panorama que se
nos dibuja?
- La verdad es que
los últimos acontecimientos políticos, con toda la
creciente conflictividad
social, el ascenso de una fuerza política inexistente hasta las elecciones
europeas, la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo y el
despliegue del Escudo antimisiles estadounidense en la base militar de
Rota, me evocan ni más ni menos que aquella máxima
marxista de que los hechos y personajes de la historia aparecen primero como
tragedia y luego como farsa. Aunque en el Estado español la
tragedia y la farsa parecen entrelazarse sin mediar apenas un suspiro.
El ascenso de "Podemos", por ejemplo, no deja
de recordarnos aquella meteórica ascensión del PSOE que tuvo
lugar también en una época en la que la conflictividad social iba in
crescendo, en la que lo viejo no acababa de morir y lo nuevo
no acababa de nacer. En aquellos momentos la continuidad del Régimen estaba en
cierta forma amenazada por la deslegitimación del sistema político y los
intereses geoestratégicos del imperio estadounidense se encontraban
muy poco confortables en un escenario tan inestable.
- ¿Cree usted, entonces, que estaríamos viviendo ahora una nueva
"Transición", similar a aquella fraudulenta operación política que
tuvo lugar a finales de la década de los setenta?
- No soy la primera que viendo las analogías existentes
entre aquella época y ahora ha hablado de una Segunda
Transición, aunque la mayor parte de los discursos que interpretan los
acontecimientos actuales en esa clave suelen hacerlo a modo de justificación de
la necesidad de renovar, de nuevo, el sistema político para garantizar la “paz
social”. Es decir, lograr la estabilidad económica y
política que nos saque de la crisis y nos lleve, de nuevo, al imaginario
paraíso socialdemócrata: más consumo, más clase media, más trabajo, más… Son
pocos los que trascienden el discurso exitoso de la renovación del régimen de
la primera Transición, ni siquiera desde posiciones de izquierdas.
-
Pero los perfiles de los personajes que intentan protagonizar
hoy esa segunda Transición, sin embargo, no parecen coincidir con los de
entonces.
- Es cierto que la nueva entrega de "Transición"
cuenta ahora con personajes renovados, más jóvenes, más guapos y mejor
preparados. La propuesta política de "Podemos" elabora
un producto a la medida de los resultados de las investigaciones sociológicas
de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Utiliza
las asambleas de los círculos a modo de “grupos de discusión” para su campaña
de publicidad y los debates y críticas para ajustar el discurso y la puesta en
escena. Del mismo modo, saca partido de mercancías tecnológicas como Appgree,
que monitorean las redes sociales y que ya mostraron su gran eficacia en crear
ilusión participativa en el programa de televisión Gran Hermano.
-
Pero ¿cree usted que se dan similares circunstancias a aquellas que se
produjeron en España a la muerte del dictador?
- La cuestión es que la eclosión
de las movilizaciones masivas del 15M, las mareas, las marchas, el
cuestionamiento de las organizaciones sindicales, los partidos políticos,
etc., hacían vislumbrar la posibilidad de una ruptura de
consecuencias imprevisibles. Sin embargo, las dificultades para
que toda esa movilización se convirtiera en organización, la paradoja de
una sociedad indignada pero no lo suficiente como para romper la baraja,
crearon las condiciones propicias para que se produjera el
triunfo de una tercera vía posibilista.
Hay que tener en cuenta que un sistema político es como un barco. Puede
desarrollar una estabilidad estática - cuando las aguas están tranquilas
- o estabilidad dinámica, cuando hay olas y viento. Cuando
esas aguas son turbulentas, como es el caso del momento actual, la mejor opción
parece ser cabalgar las olas o las mareas. Esta opción supone apropiarse
del discurso. Es decir, contar historias porque, en un mundo civilizado,
todos saben que convencer es más eficaz que vencer, es decir, reprimir.
Incluso la dictadura franquista, aun sin ser civilizada, no renunció
tampoco a contar historias a través del NODO, aquel noticiero con
el que recreaba un país ficticio. Felipe González no escatimó en
recursos narrativos prometiendo sacarnos de la estructura militar de la
OTAN. Ahora RTVE toma el testigo del NODO
y Pablo Iglesias, el líder de Podemos,
nos cuenta que sin ser de izquierdas ni de derechas se pueden cambiar
las relaciones de poder.
En esta segunda entrega de la Transición el nuevo partido, Podemos,
extiende idénticas recetas: inevitabilidad de la aceptación de las
reglas del juego político, pragmatismo, desideologización (“ni de
izquierdas ni de derechas”) y oportunidad. Sólo resta por
perfilar el difícil equilibrio entre la violencia que supone reconocer el
conflicto y apostar por la paz social.
CHAQUETAS DE
PANA, PELO LARGO Y ANUNCIOS DE "QUERER CAMBIARLO TODO"
- ¿Cuál cree
que ha sido el detonante de la presente situación?
-
Desde la eclosión de las movilizaciones que arrancaron en el 2003 con el “No
a la guerra”, hasta el estallido del 15M del 2011, lo que
está en juego en España es la legitimidad del sistema político en
su conjunto. No de un partido en concreto, ni de una casta política o
económica. La confluencia de una crisis de legitimidad política y la necesidad
de un cambio de modelo económico hacia mayores cuotas de explotación dan lugar
a que todas las fuerzas conservadoras se dirijan a garantizar la estabilidad.
Especialmente en el ámbito político, que es donde se juega la
legitimidad. Es decir, la aceptación o no del modelo de
explotación. Sin esa estabilización parece difícil controlar a una
población que históricamente se ha decantado bien por la revolución bien por el
fascismo. De modo que, en estos momentos, del mismo modo que ocurrió en
la primera Transición, todas las fuerzas del mal se ponen a la tarea de lograr
la estabilización o la “paz social”.
- ¿Qué
aspectos coincidentes aprecia entre aquella primera y esta segunda
"Transición"?
- Es probable que la conflictividad social de finales de los setenta, a
la muerte de dictador, llevara el germen de una verdadera revolución
socialista. Así parecen atestiguarlo la inquietud de las instancias
de poder, los viajes de Prado Colón de Carvajal, el administrador
privado del rey durante 20 años, a EEUU, etc. En cualquier caso, en ese
momento, como ahora, la contención social implicaba un maquillaje político
creíble, una figura joven y un proyecto emocional. Se daba la necesidad de
contener el conflicto social tanto por la derecha como por la izquierda. Por la
derecha se neutralizaría a los sectores fascistas con la figura del rey Juan
Carlos – elegido por Franco y personalmente interesado en la continuidad
del modelo-, por la izquierda, el PSOE se presentaría como la opción más
realista para conjurar los demonios de una segunda guerra civil.
Ahora, el príncipe Felipe convertido en Rey supone
un intento precipitado por relegitimar la monarquía, la ampliación del
tratado de utilización de las bases de Rota y Morón se saca de todas las
agendas mediáticas para no mentar la bicha del “No a la Guerra” o
“No a la OTAN”. Y los ‘tecnoexpertos’ de
Podemos despiertan, de nuevo, la ilusión de la renovación
política.
-
¿Cree usted que esta segunda Transición obedece a un plan conspiratorio?
- No creo en las conspiraciones, ni que la realidad
sea el resultado prefijado de quienes, teniendo en sus manos los hilos del
poder, nos mueven como marionetas. Tampoco creo que los sujetos que, en
determinado momento son convertidos en protagonistas, tengan un plan más allá
de perseguir sus propios intereses, o tal vez sus deseos.
Pero lo que sí creo es que una mirada atenta y desprejuiciada nos permite
encontrar un hilo narrativo, una explicación coherente de por qué pasan las
cosas, quiénes son los más interesados en que pasen de la forma en que pasan,
cómo se promocionan y alimentan determinados procesos mientras que otros
son bloqueados, silenciados y eliminados.
Por ejemplo, ¿por qué se vuelve tan relevante para la vida política y los
medios de comunicación españoles un fenómeno como Podemos y por
qué dejan de ser importantes las movilizaciones de miles de personas en
todo el Estado el 22 de Marzo? ¿Por qué es más relevante cualquier
actuación mediática del líder de "Podemos" que el genocidio palestino?
Preguntas como éstas nos ayudan a encontrar la lógica interna que
explica el devenir político-social más allá de los dimes y diretes del show de
las tertulias.
Por otro lado, en el caso de las generaciones que vivieron la primera
Transición emerge el sentimiento de “su última oportunidad”.
Conocen, porque la sufrieron, la experiencia del PSOE, pero su
momento vital les lleva a buscar-desear desesperadamente que
ahora sea diferente. En este sentido, Podemos funciona como
un antibiótico de amplio espectro, proporciona alivio a varias generaciones.
Como dijera la delegada del gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes
– refiriéndose a "Podemos" -, "si ya
los antisistema han aceptado el sistema, bajará la conflictividad social y la
gente no tiene por qué manifestarse".
Para
leer el artículo de Ángeles Díez pinche sobre el titular:
- "Podemos"
y la folletinización de la política: Pablo González o Felipe Iglesias / Por
ÁNGELES DÍEZ
Fuente: www.canarias-semanal.org
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