ESO NO SE
LE HACE A UN "HERMANO DE CLASE"
Lunes, 21 de octubre de 2013
Por A..R.
Suárez - Canarias-semanal.org
Hasta hace no mucho tiempo el flamante Ministro de Justicia del
Gobierno ultraconservador de Mariano Rajoy , Alberto Ruiz-Gallardón,
era considerado por algunos sectores de la "gouche divine"
celibérica como un exponente de lo que ellos denominan todavía la "derecha
civilizada". Cree la izquierda de cafetín, al
parecer, que el civismo de la derecha depende de la
personalidad de quienes la integran y no de la correlación de fuerzas sociales
existente en un momento dado. Se olvidan de las numerosas lecciones
proporcionadas por la historia que demuestran, una y otra vez, que
las clases sociales hegemónicas son muy "civilizadas"
en tanto en cuanto sus intereses permanezcan a salvo. Cuando el poder de estas
clases es puesto en duda por una buena parte de la sociedad, sus representantes
gubernamentales pierden las formas y exhiben amenazantes el garrote, y si
perseveras terminan descargándolo sobre la base tu cráneo.No se nos ocurre pensar, naturalmente, que esas circunstancias se estén reproduciendo en el momento presente. Pero, históricamente, la derecha mesetaria española tiene tan arraigados determinados tics ancestrales que estos le impiden, incluso, ser condescendientes, o al menos negociadores, con aquellos integrantes de su propia casta que en otras áreas del Estado aspiran a disfrutar de su parte del botín.
Algo así fue lo que le sucedió la pasada semana al presidente de la Generalitat catalana con el "civilizado" Ruiz-Gallardón. "Artur Mas jamás verá la independencia de Cataluña", manifestó amenazante el Ministro de Justicia al presidente de la Comunidad autónoma catalana.
La intimidación fue, desde luego, para echarse a temblar. Decirle a alguien que "jamás verá" algo puede considerarse una clarísima admonición de muerte. En un escenario tan cambiante como es el de la política amenazar con un "nunca jamás" ha traído siempre luctuosos augurios, independientemente de que el emisor tenga o no la voluntad de hacerlos cumplir. ¿Se imaginan ustedes el calibre de la amenaza que hubiera salido de la boca del ministro si en lugar de "inquietarse" por los proyectos de un hombre de orden como Artur Mas algún líder de la izquierda se hubiera atrevido a anunciar que si gana las elecciones nacionalizará la banca, por ejemplo? Ni quiero, ni puedo imaginármelo. Pero no sólo por lo que ustedes deben estar deduciendo sino, sobre todo, porque me resulta difícil vislumbrar entre las bancadas de la izquierda institucional a algún parlamentario que albergue tan revolucionarios propósitos.

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