domingo, 27 de octubre de 2013

EL CAMINO HACIA LA II REPÚBLICA. EL REPUBLICANISMO EN VÍSPERAS DE LA REPÚBLICA


14 de Abril de 2013
El republicanismo español llegó al año 1930 dividido en distintas formaciones y grupos de opinión. Pero, bien es cierto, que, a pesar de esta desunión organizativa sí se habían establecido, en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, una serie de lazos importantes. Esas conexiones serán fundamentales para conseguir movilizar a distintos apoyos sociales en este momento crucial para la causa republicana.

En el año 1926 vemos formarse la Alianza Republicana, punto de conexión entre el republicanismo histórico y el nuevo. En la plataforma política de la Alianza se integraba el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux. El Partido se fundó en un acto celebrado el día 6 de enero de 1908 en el Teatro Principal de Santander. Un grupo de republicanos federales de la ciudad había animado a Alejandro Lerroux a que creara una nueva formación política republicana. Lerroux presentó en el acto de fundación el programa político del nuevo partido, aunque era muy vago. Defendió una estructura federal para España, que era necesaria la religión católica pero no las órdenes religiosas y el partido quería representar al pueblo pero no quedaba muy claro que se entendía por tal. La ideología del Partido Republicano Radical se basaba en un encendido discurso anticlerical más demagógico que real, la defensa del republicanismo y un encendido anticatalanismo. Al poco tiempo de la creación del partido, su fundador tuvo que marcharse de España para no tener que ingresar en prisión a causa de un delito de imprenta. Mientras estuvo fuera la formación política fue dirigida por Sol y Ortega, Hermenegildo Giner de los Ríos y Emiliano Iglesias. Lerroux regresó al ser elegido diputado, junto con Sol y con Giner.

A pesar de la ambigüedad del discurso político de Lerroux y de su formación, así como ante los hechos de la Semana Trágica de 1909, el Partido obtuvo la mayoría en el Ayuntamiento de Barcelona en las elecciones de 1910. Pero en ese momento, el Partido Republicano Radical entra en crisis por una conjunción de factores: la corrupción de algunos dirigentes, el auge del catalanismo de izquierdas y del anarcosindicalismo, que le enajenaron gran parte del apoyo popular en Cataluña, donde años atrás Lerroux había sido “el emperador del Paralelo”. De ahí que, Lerroux quisiera extender más el partido por toda España con especial interés en Madrid, Valencia y Aragón. En 1917, Lerroux y el Partido participaron en la Asamblea de Parlamentarios y desde entonces hasta la Dictadura de Primo de Rivera, los radicales pretendieron aglutinar la oposición republicana española pero con un éxito muy escaso o relativo. Al terminar la Dictadura de Primo de Rivera, el Partido resucitó pero más escorado hacia la posturas conservadoras. En el transcurso del tiempo el discurso demagógico, anticlerical y populista se desterró, encontrando su base social en cierta burguesía media industrial y comerciante.

En la Alianza estaba, también, integrado el Partido Republicano Federal, representante del republicanismo histórico, pero que tenía escaso peso político y terminó por abandonar la Alianza.
El ala izquierda de la Alianza estaba representada por el Grupo de Acción Republicana. No se trataba de un partido estructurado sino de una especie de punto de encuentro entre diversas tendencias republicanas y que buscaba algún tipo de acuerdo o colaboración con las organizaciones obreras. En el Grupo destacaba, sin lugar a dudas, la figura de Manuel Azaña, destacado intelectual y escritor ya en aquella época. Pero no era la única figura, ya que estaban también José Giral, Enrique Martí Jara, Luis Jiménez de Asúa y Ramón Pérez de Ayala. Otros importantes colaboradores fueron: Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Gregorio Marañón y Vicente Blasco Ibáñez. En este Grupo se integraba, además, una parte fundamental del republicanismo catalán del momento: el Partit Republicà Català de Francesc Layret, Marcelino Domingo y Lluís Companys.
Era evidente que, aunque los republicanos partían de un origen social bastante parecido, es decir de la clase media, pequeña o media burguesía, sus planteamientos ideológicos eran muy diferentes. Pensemos en el anticatalanismo de Lerroux frente al catalanismo de izquierdas del Partit Republicà Català, por ejemplo, o en las posturas conservadoras del primero frente a la defensa de la colaboración con fuerzas políticas y sociales obreras de muchos de los integrantes del Grupo de Acción Republicana. Además, había diferencias en cuanto a la estrategia política a seguir. Un sector pretendía traer la República a través de la acción política buscando la movilización social, frente a otro que fundaba sus esperanzas republicanas en el fomento de actividades conspirativas en conexión con elementos militares.
Toda esta disparidad terminó por estallar y en diciembre de 1929, en plena crisis de la Dictadura de Primo de Rivera, los integrantes más a la izquierda de la Alianza constituyeron una nueva formación política al margen, el Partido Radical Socialista. Sus principales integrantes fueron Marcelino Domingo, Ángel Galarza, Álvaro de Albornoz y Félix Gordón Ordax.
El año 1930 será clave para el republicanismo español. La creación del Partido Radical Socialista motivó a Acción Republicana a convertirse en partido político pero sin abandonar la Alianza. Por otro lado, el abandono de las filas monárquicas de algunos políticos propició la creación de la Derecha Liberal Republicana con Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura como principales figuras políticas. Su ideario defendía una república moderada en lo político, social y, especialmente, en cuestiones religiosas.
El republicanismo catalán terminó por formar su propio sistema político. En el período previo a la proclamación de la Segunda República había cuatro formaciones.
En primer lugar, estaría el ya citado Partit Republicà Català, fundado en 1917 por la fusión del Bloc Republicà Autonomista de Francesc Layret, Marcelino Domingo, G. Alomar, A. Samblancat, R. Noguer con la Joventut Republicana de Lleida de Alfred Perenya y de Humbert Torres. También, se integraron en la nueva formación la mayoría de las entidades de la UFNR, antiguos miembros del Partido Reformista (Lluís Companys, Bernaldo de Quirós) y el núcleo federal ampurdanés de August Pi i Sunyer. El secretario general del Partit sería el abogado Ramon Noguer i Comet. El programa de la formación política recogía el programa federal de Pi i Margall de 1894, el laicismo y un reformismo social de izquierdas. Hasta 1920, el Partit fue muy activo con conexiones con el obrerismo catalán pero manteniendo su ideario catalanista. En 1918, obtuvo representación parlamentaria formando parte de la Coalición de Izquierdas. Sus seis diputados: Domingo, Pi i Sunyer, Salvador Albert, Isidre Riu y Joan Esplugues se destacaron en la discusión del proyecto de autonomía de ese año. El radicalismo del grupo provocará la primera ruptura al final de 1919 cuando Layret y Companys propusieron incorporar al partido a la III Internacional. Esta iniciativa derivó en que destacados militantes se desmarcasen, como Pi i Sunyer y Noguer i Comet. Pero la crisis del partido estuvo más relacionada con la represión que en los años veintes se ejerce en Cataluña: Lluís Companys es deportado a Mahón y Francesc Layret es asesinado a manos de pistoleros. En 1930, Companys conduce el partido hacia el grupo de “L’Opinió”, mientras que Marcelino Domingo opta por integrarse en el Partido Republicano Radical Socialista.
Después, nos encontraríamos con Acció Catalana. Se trataba de un partido político fundado en Barcelona en junio de 1922 como resultado de la convocatoria de la Conferència Nacional Catalana por parte de la Joventut Nacionalista de la Lliga Regionalista. La formación tenía una ideología liberal y nacionalista crítica con el posibilismo de la Lliga. Quería aglutinar al catalanismo no separatista. Como principales dirigentes estarían Jaume Bofill i Mates, Lluís Nicolau d’Olwer, Antoni Rovira i Virgili, Ramon d’Abadal, Manuel Raventós, Carles Jordà y Leandre Cervera. Durante la Dictadura de Primo de Rivera continuó actuando a través de sus órganos de expresión: el diario “La Publicitat” y la revista “Acció Catalana”. En 1928, un sector del partido, encabezado por Rovira i Virgili, Cervera y Macià Mallol se separaron de la formación por la indefinición acerca del republicanismo. Así pues, fundaron Acció Republicana de Catalunya. Al terminar la Dictadura, tanto la Acció Catalana , como la Acció Republicana participaron en el Pacto de San Sebastián. Este hecho favoreció la aproximación de ambas formaciones, terminando por fusionarse en el Partit Catalanista Republicà que, en 1933, pasó a ser Acció Catalana Republicana.


Aún más a la izquierda y defendiendo posturas independentistas se encontraría Estat Català de Francesc Macià. Estat Català se crea el 18 de julio de 1922. Tenía su origen en la Federació Democràtica Nacionalista que el propio Macià había impulsado unos años antes. El objetivo principal de la nueva formación sería la proclamación de la República Catalana. Su órgano de expresión sería “Estat Català”, donde Macià, Domènech Soler, Lluís Marsans, Daniel Cardona, Manuel Pagès y otros comenzaron a divulgar las ideas independentistas republicanas. Macià estaba convencido de la necesidad de colaborar con otras fuerzas políticas republicanas, por lo que intenta la fusión con el Partit Republicà Català en febrero de 1923 pero los miembros más radicales de Estat lo impiden porque consideraban “españolistas” a Marcelino Domingo y a Lluís Companys, los principales dirigentes del Partit Republicà. Con la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera, Macià tiene que exiliarse y se dedica a impulsar la solidaridad internacional con la causa republicana. Estat se integra en el Comitè Revolucionari de París en 1925. Al poco tiempo, Macià y su secretario, Carner i Ribalta, marchan a Moscú (otoño de 1925) para exponer a los miembros del Komintern y a Zinoviev los detalles de la insurrección que llevaría la revolución a Cataluña y a España. 

El fracaso del Comitè y de las gestiones en la URSS determinarán que Estat se embarque en la invasión fallida de Prats de Mollò en noviembre de 1926. Macià decide proseguir su periplo divulgador del catalanismo por el mundo. Con Ventura i Gassol participan en una asamblea separatista en La Habana en octubre de 1928 y en la fundación del Partit Separatista Revolucionari de Catalunya. En la época de la Dictadura el Estat se desarrollará con una filosofía política más flexible, que facilitará los contactos con los republicanos y anarcosindicalistas. Es un momento en el que Estat Català asimila ideas socialistas provenientes de la USC, como otras relacionadas con la propaganda por el hecho, de signo anarquista. En este sentido, el grupo disidente “Bandera Negra” organizará el complot del Garraf en junio de 1925. Lo que primaba era la destrucción de la Monarquía española, lo que explica estas relaciones, a pesar de ser, realmente, muy distintas entre sí y contradictorias. Se pretendía la revolución, de signo separatista, contra el estado central y que terminaría por estallar en la propia España. Como consecuencia de este evidente posibilismo, Jaume Aiguader participará en la firma del Pacto de San Sebastián, en agosto de 1930.
En el año 1930, estas formaciones políticas catalanas iniciaron contactos influidos por las expectativas de cambio político y por la colaboración con el republicanismo español estatal. En febrero de 1931, Acció Catalana y Acció Republicana de Catalunya se reunificaron en el Partit Catalanista Republicà. En marzo, Estat formaba con el Partit Catalanista Republicà, el Partit Republicà Català y el semanario nacionalista “L’Opinió”, la Esquerra Republicana de Catalunya. Sus principales dirigentes fueron Macià y Companys.

Eduardo Montagut Contreras
Doctor en Historia Moderna y Contemporánea


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