16 de octubre de
2013
Por Pedro Taracena Gil
El árbol genealógico político del Partido Popular es
históricamente constatable. Lo integran una casta de caudillos y salvadores de
la patria, que alcanzan su legitimidad en las proezas de sus antepasados. En
1936 se constituyen en Ejército de Salvación y emprenden la sublime y gloriosa
campaña del Alzamiento Nacional, contra la España republicana, atea, comunista
y judeomasónica. Estas hordas habían usurpado la libertad, la unidad y el
origen católico de España, desde la conversión de Recaredo que hacía 14 siglos.
Para esta gesta unieron sus fuerzas la espada y la cruz. El
ejército y la Iglesia. El pueblo llano atisbó de qué parte estaba el mismo
Dios, cuando el episcopado de entonces bendijo y colaboró de forma activa en la
Santa Cruzada. La victoria se hizo esperar tres años, y el enfrentamiento
fratricida fue inevitable. Unos españoles dieron su vida y fueron considerados
como Caídos por Dios y por España. Los otros, aquellos que se empecinaron en
defender la República murieron por la libertad y la democracia.
Los vencedores fueron capitaneados por el invicto Caudillo de
España que lo fue por la Gracia de Dios y nombrado también Generalísimo de los
Ejércitos, Francisco Franco Bahamonde. Aclamado y exaltado a la Jefatura del
Estado creando un régimen basado en su poder personal y organizado a través de
una Democracia Orgánica basada en los Principios del Movimiento Nacional. Entre
el Vaticano y el Reino de España implantaron un Estado Confesional. Maridaje
Iglesia-Estado. En España aunque no se restauró la monarquía después de la
Guerra Civil, de manera más o menos formal no abandonó la consideración de
Reino; dando fe de ello el Consejo del Reino creado; ayudando a consolidad la
alianza trono-altar.
España fue gobernada cerca de cuarenta años por Franco y como es
natural a ese periodo se le conoce como franquismo, y aquellos que colaboraron
en salvar y gestionar la unidad de la patria, constituyen para la historia los
seguidores de Franco, que reciben con honroso mérito el nombre patronímico de
franquistas. Muerto el Caudillo y sus legítimos herederos exigieron que se
cumpliera sus últimas voluntades. Se instauró la monarquía que se pactó con los
que no habían colaborado con el Salvador de la Patria, más aún, habían sido
perseguidos, exiliados y encarcelados. La Ley de Amnistía y un pacto no signado
que se denominó la Santa Transición, trajo un periodo de olvido y de consenso.
En este periodo los franquistas siguieron orgullosos de su origen y de su ADN.
La dinastía de caudillos ha garantizado mantener el espíritu franquista a lo
largo de la época democrática: Franco, Fraga, Aznar y Rajoy. La existencia de
una Constitución no supone renunciar al pasado franquista preñado de gestas
patrióticas. Retomemos el primer párrafo de este artículo, los miembros del
Partido Popular deben de aceptar el patronímico de franquistas. Son hijos de
Franco. Herederos legítimos del padre fundador y sin complejos y sin
prejuicios, asumir su pasado. Salvando los epítetos que cada cual pueda usar,
los franquistas ante la amenaza de que el Congreso de los Diputados condenara
al franquismo, junto al nazismo y el fascismo, su reacción ha sido honrada y
coherente. El nazismo ha sido condenado por Alemania y el fascismo por Italia.
Y ambos por la comunidad internacional. Hacer apología de una u otra ideología
esta panado por la ley. En España la versión fascista de esta ideología está en
la amalgama formada en torno a Falange Española y de la JONS (Juntas Ofensivas
Nacionales Sindicalistas) y el nacionalcatolismo. Pero en España aún no se ha
condenado al franquismo. Entonces los franquistas lejos de condenar su
apología, se adhieren a ella porque toma parte de su esencia, son el franquismo
auténtico.
¡Fuera las máscaras democráticas!
¡Abajo los adefesios constitucionales!
¡Somos los verdaderos franquistas!
Fuente: http://lacomunidad.elpais.com/

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