Por Vicenç Navarro | Los miembros
del Tea Party en EEUU tienen características comunes con el nacional
catolicismo español.
nuevatribuna.es | Vicenç Navarro | 18
Octubre 2013 - 17:35 h.
Existe
una percepción generalizada en los mayores medios de información españoles de
que el Tea Party en EEUU es un movimiento social de sensibilidad libertaria que
surgió en respuesta a lo que se percibía por amplios sectores de la población
estadounidense como un aumento del intervencionismo del Estado federal en EEUU
bajo la Presidencia de Barack Obama. El corresponsal Antonio Caño de El
País en EEUU ha sido un promotor de esta visión, que es también la
promovida por dicho movimiento y por los medios conservadores y ultraliberales
que simpatizan con él. La realidad, sin embargo, es bien distinta. Tanto sus
orígenes como su práctica actual señalan otro tipo de movimiento, que tiene por
objetivo defender los intereses económicos y financieros de grupos
empresariales concretos (que incluyen desde empresas tabacaleras a compañías de
seguros, banca y empresas petrolíferas). Es un movimiento cuya base social es
clase media de renta alta y sectores de las clases pudientes que creen que sus
impuestos van a sostener a las minorías pobres del país. Está
extraordinariamente bien financiado, con gran riqueza de medios procedentes de
grupos financieros y económicos que gozan de grandes recursos políticos y
mediáticos. Su poder político deriva de que están controlando el sistema
electoral a través de la redefinición de los distritos electorales que son
diseñados por las cámaras legislativas de los Estados controladas por el
Partido Republicano, favoreciendo la elección de políticos ultraliberales, de
nula sensibilidad democrática.
Sus
miembros tienen características comunes con el nacional catolicismo español. Se
consideran parte de una patria escogida por Dios, un nacionalismo extremo que tiene
también la misión de salvar a EEUU de ”ideologías antiamericanas”, liberándolo
del gobierno federal controlado ahora por un anti-Cristo. El 62% de los
miembros del Tea Party (según Public Policy Polling) cree que el
Presidente Obama quiere instaurar el socialismo en EEUU; el 42% creen que el
Presidente Obama es musulmán y quiere imponer la ley musulmana en el sistema
judicial americano; el 21% creen que el gobierno federal está matando a
gente para estimular el miedo a las armas (sí, ha leído bien la frase) y un
largo etcétera de obvias falsedades, trasmitidas por un enorme sistema de
adoctrinamiento, semejante a tener 20 Losantos –en prime time- a
lo largo del territorio estadounidense: Rush Limbaugh, Glenn Beck, Michael
Savage y la Fox News. La cantidad de dinero que estos aparatos
tienen a su disposición es enorme. Es el movimiento de la ultraderecha más
cercana al fascismo europeo, aún cuando tiene características propias que
le distinguen.
Su
poder deriva de su control de grandes recursos (financiados por esos grupos
empresariales) y de gran número de cámaras legislativas de los Estados que son,
como indiqué anteriormente, las que definen los distritos electorales de las
elecciones federales. Ello explica que, aun cuando el Partido Demócrata ganó las
últimas elecciones al Congreso (más de un millón y medio más de votos que los
republicanos), hoy el Congreso esté en manos del Partido Republicano,
controlado por el Tea Party.
Su
eficacia se debe también a su profundo sentido de militancia y a su activa
participación en el proceso electoral. Puesto que la abstención es enorme en
las elecciones al Congreso (una de las instituciones más desprestigiadas en
EEUU), un grupo muy minoritario, como el Tea Party, puede ganar las elecciones
fácilmente. En las elecciones al Congreso solo el 30% del electorado vota (en
las elecciones presidenciales, que coinciden con las del Congreso, lo hizo el
52%), con lo cual, un grupo muy movilizado puede acabar (con un 16% del voto)
controlando las ramas legislativas del Estado y del Congreso. Su motivación es
muy acentuada, pues tienen un fanatismo religioso que sostiene su
convencimiento de que están luchando contra el anti Cristo, siendo altamente
manipulables por los grupos económicos que los financian. Su fanatismo es complementado
por una enorme ignorancia, pues creen, por ejemplo, que la parálisis del
gobierno federal y su inviabilidad de pagar la deuda mejorarán la economía
estadounidense. De ahí que su control del Congreso, vía el Partido Republicano,
representa una amenaza para el sistema económico de EEUU, incluso para el
sistema económico mundial. La situación referente a la deuda pública es un
ejemplo de ello, pues están intentando chantajear al Presidente Obama a fin de
acabar con las reformas sanitarias de la Administración demócrata y las
pensiones públicas de aquel país. Su discurso es semejante al utilizado por los
establishments europeos y españoles que, bajo la excusa de disminuir el déficit
público, está eliminando el Estado del Bienestar, imponiendo políticas que
están beneficiando al mundo empresarial y a las clases pudientes.
Fuente:
http://www.nuevatribuna.es/

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