sábado, 26 de enero de 2013

LA "MARCA ESPAÑA" EN SOBRES DE DINERO NEGRO



¿La Europa de la democracia y los derechos humanos?
Artículos de Opinión | Francisco González Tejera | 26-01-2013 | 

Mientras la pobreza extrema sacude los hogares de millones de familias, unos cuantos gerifaltes del saqueo se reparten sobres de dinero en negro, negro miserable, negro fascista, negro como la muerte y el genocidio social de todo un pueblo. La miseria asola las viviendas humildes y muchas personas no ven salida a sus gravísimos problemas, a la falta de comida, a los recortes sociales diseñados por una casta gobernante que solo piensa en enriquecerse, en meter la mano, en nutrir sus multimillonarias cuentas corrientes en cualquier paraíso fiscal. El caso es seguir chupando de la teta del estado y cuando no quede nada privatizarlo, entregarlo a otros tramposos que les seguirán untando el beso con billetes de 500 euros usados. La contabilidad en “B” de bandidos y hasta en “C” de cabrones, está clara señores, los mamones seguirán ganando a costa de la miseria y el hambre del pueblo.
El crimen organizado ya no pernocta en las cárceles, donde los hijos de los obreros cumplen largas condenas, víctimas de un sistema asesino, ahora la delincuencia viste bien, inunda de pestilencia los parlamentos y los palacios de la realeza, los lujosos despachos y carteras ministeriales, las costosas cenas con dinero del pueblo, los cocteles caros con la patronal, los hospitales privatizados, regalados al insaciable marido de cierta dama de la peineta. En cualquier prisión hay gente mucho más honrada que entre esta casta de la dolce vita y el coche oficial, los que miran de arriba abajo a la gente empobrecida, a los que consideran gandules y les gritan ¡Que se jodan! en un alarde faccioso que proviene de un odio de clase ancestral, contra quienes no tienen trabajo y hacen malabarismos para poder sobrevivir. Las millones de personas que navegamos en la precariedad, mientras unos pocos, ese 1% de pandilleros, se hacen de oro entre sobres, evasión de capitales y privatizaciones con prebendas y favores.
Esta nueva olimpiada del robo sacude cual maratón millonario los cimientos de un estado devastado, en manos de seres sin escrúpulos ni sentimientos. Les importa una mierda que haya niños desnutridos, los 15 suicidios diarios por razones económicas, los enfermos dependientes que se mueren por no poder pagar una ambulancia o una rehabilitación. Todo funciona en negro, oscuro, tétrico, fantasmal, con una extraordinaria placidez, con la inquina salvaje de los que usan perfumes caros y se gastan los millones hurtados en diamantes de sangre para sus queridas, en mansiones gigantescas, en yates para pegarse las juergas a todo tren. Se las suda el inmenso sufrimiento de la gente humilde y mandan a sus policías a rodear y proteger sus sedes, ordenándoles reprimir al pueblo que se manifiesta exigiendo justicia, pidiendo que encarcelen a los verdaderos ladrones.
Las palabras viajan y pueden recorrer miles de km en pocas horas, llegar a cada rincón de esta frágil Tierra, de un planeta al filo del desastre, para que todos/as sepan a lo que estamos sometidos en este invento millonario del “España va bien”, donde su espantosa “marca” es promocionada y vendida como que aquí no pasa nada, que todo va sobre ruedas, que nadie sufre y se suicida por perderlo todo, que los recortes nos ayudan a bajar de peso, a vivir con menos, a tener que pagar nuestras medicinas alegremente, los servicios esenciales que tanto nos han costado conseguir. Su particular “marca” de la mentira nos degrada y no está planteada para promocionar los productos de los humildes, sino de los grandes emporios que despiden trabajadores/as impunemente, que vulneran la legislación laboral, que explotan y se aprovechan de las altísimas cifras de desempleo, para pisotear derechos laborales y humanos universales.
Por mucho que la quieran maquillar la imagen del estado español en el exterior está altamente deteriorada, desde cualquier lugar se percibe el choriceo, los robos, los pelotazos, las corruptelas, la represión policial, el brutal empobrecimiento de la población y una pestilencia que destruye cualquier posibilidad, la mínima esperanza de que alguien con dos dedos de frente, se tome en serio a este gobierno de chiquilicuatres millonarios.

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