jueves, 4 de junio de 2015

EL PABELLÓN NAZI DEL HOSPITAL DEL MAR



Hospital del Mar: 100 anys amb el batec de Barcelona' desvela documentos inéditos como los planos de un ala para pacientes convalecientes diseñada por ingenieros nazis que nunca se llegó a construir
CRISTINA SAVALL / BARCELONA
Lunes, 1 de junio del 2015 

Arriba, niños en la sala de pediatría, a principios del siglo XX y Alexander Fleming, en un laboratorio del Hospital del Mar (1948). A la izquierda, las barracas del Somorrostro que rodeaban el hospital (1960).
El Hospital del Mar tiene su origen en unos pabellones provisionales que se instalaron ante la emergencia de combatir la epidemia de fiebre tifoidea que devastó Barcelona en 1914. Hasta el 14 de julio, el Museu d'Història de Catalunya rememora el pasado de un moderno equipamiento médico que hoy cuenta con 400 camas y 10 quirófanos, a través de una documentada exposición que aporta datos inéditos, como los planos de un pabellón diseñado por ingenieros nazis, que no llegó a construirse.
Hospital del Mar: 100 anys amb el batec de Barcelona relata las tres vidas del centro médico donde Pedro Almodóvar en 1998 rodó escenas de la película Todo sobre mi madre. «La primera abarca hasta al final de la guerra civil en 1939, cuando se llamó Hospital Municipal d'Infecciosos. Durante la dictadura franquista fue rebautizado como Hospital de Nuestra Señora del Mar. Y desde la transición es conocido como el Hospital del Mar», señala Daniel Venteo, comisario de esta muestra, organizada con motivo del centenario.
ARCHIVOS / La investigación ha llevado al historiador a explorar el Arxiu Municipal Contemporani y el Arxiu Fotogràfic de Barcelona, y también la British Library de Londres, donde se conservan los dietarios del premio Nobel de Medicina Alexander Fleming que, invitado por el hospital de la playa de Somorrostro, visitó en 1948 Barcelona para dar unas conferencias. «Son reveladores porque muestran la incomodidad del científico escocés durante su estancia en la España de Franco», declara el historiador.
En sus escritos, Fleming fue, según Venteo, muy prudente. «Evitó cualquier comentario político, exceptuando una conversación con el doctor Dionís Monton sobre un ministro de Franco alojado en el Ritz, como Fleming, a quien calificaron de fascista. Si hubiera llegado a manos de las autoridades, podría haber tenido graves consecuencias».
El ayuntamiento obsequió al descubridor de la penicilina con todo tipo de atenciones y lujos, pero Fleming, que no hay que olvidar que «era pacifisita y masón», agradeció la estima que los barceloneses le habían demostrado en la Rambla, a las puertas del hotel y en los toros. «Recibidas solemnes con políticos y comidas y hoteles de lujo, decía Fleming, había tenido en otras ciudades, pero no aquella muestra tan apasionada de admiración. Para muchos barceloneses, el descubrimiento de la penicilina, que Fleming nunca quiso patentar para garantizar una mayor difusión y precio económico, les había salvado la vida», cuenta Venteo.
La exposición muestra proyectos inéditos «de gran valor», de antes y después de la guerra civil. El primero es de Antoni de Falguera, que en 1920 diseñó un hospital en Horta que nunca se llegó a construir por la oposición vecinal. Y el segundo también es un proyecto no realizado, el pabellón ideado a principios de los años 40 desde la Alemania nazi.
ALIANZAS MALÉFICAS / «Una muestra más de la alianza de la España franquista con Hitler y en especial entre el Ayuntamiento de Barcelona y el Hospital del Mar de la posguerra y el Instituto de Enfermedades Infecciosas de Hamburgo. Lo dramático, sin embargo, es que los máximos responsables de este hospital alemán, el doctor Mühlens y el doctor Nauck, estuvieron directamente implicados en experimentos médicos tanto en el gueto de Varsovia como en varios campos de concentración y exterminio como el de Neuengamme, en Hamburgo mismo, donde deportaron a unos 750 republicanos españoles, la mayoría de los cuales no sobrevivieron», agrega.
Se exponen documentos originales y se reproducen un centenar de fotografías y prensa como L'Esquella de la Torratxa con su visión satírica de la epidemia de 1914, que propició el nacimiento del hospital.



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