La última novela de José Luis Castro Lombilla traza un relato
satírico en el que sus personajes planean matar al militar protagonista de la
matanza fundacional del franquismo en el sur de la península.
Se trata de una venganza literaria, un "ajuste de
cuentas" contra un personaje "grotesco" y genocida al que
califica de "gran hemorroide" de Sevilla.
18/10/2013 - 23:16h
José Luis Castro Lombilla con su novela 'El hombre que mató
a Queipo de Llano'.
Si su imaginación da para revelar a una mosca enamorada de
un fascista cruel y sanguinario o un remedo de los Hermanos Marx -trío de
cómicos que triunfaran en los años 30 del siglo pasado- planeando asesinar a
ese mismo grotesco personaje pues… adelante, escriban la historia. Es un
prometedor arranque. No se rasguen las vestiduras, de lo contrario. El escritor
y dibujante José Luis Castro Lombilla, desde su novela El hombre que mató a
Queipo de Llano, le ofrece en bandeja esta literaria venganza contra uno de
los personajes más siniestros del franquismo.
Una obra, también, de desquite sobre hagiografías fundamentadas
en el revisionismo "prehistórico", más que en la memoria histórica,
en palabras del autor . Gonzalo Queipo de Llano defendió el golpe de
Estado que, con su fracaso, desencadenó la guerra civil española. Y se
convirtió en uno de los principales artífices de la matanza fundacional del
franquismo. Con su texto, Lombilla emprende el "ajuste de cuentas"
con un militar que define como la "almorrana en el culo de España, que era
su Sevilla".
"¿No han venido falangistas a la puerta?",
preguntó alguien antes de la presentación de la novela satírica en una céntrica
librería de Sevilla. "No se ve ninguno", le responden, en una breve
conversación: "Vaya, los esperaba con banderas y eso". Castro
Lombilla (Sevilla, 1966), colaborador en medios de comunicación como dibujante
y articulista, esboza desde su sonrisa un perfil esclarecedor: "Fue una
gran hemorroide".
Y se explica. Durante un ingreso hospitalario encontró la
definición exacta. "Vi una luz como de bocadillo (de cómic) y apareció a
caballo en África, luego en Sevilla, donde entró a sangre y fuego, vomitando
soflamas en su radio, causando sangre y dolor… igual que las hemorroides",
testifica con sorna. De ahí, el autor muta en el cirujano literario que
practique una "queiproctología".
Una obra "comprometida"
El principal ingrediente de la "comprometida" obra
-editada por Autores Premiados, ganó el Premio de Novela Casino de Mieres 2012-
es "el humor". Con esa base, construye un trío de personajes que son
la reedición sevillana, y asesina en potencia, de los Hermanos Marx, cómplices
también de aquel camarero del cuento La verdadera historia de la muerte de
Francisco Franco, de Max Aub. Insólitos "antihéroes" que
confabulan para matar al genocida cuyos restos aún reposan en la Basílica de la
Macarena ("que acaba de recibir una subvención, por cierto", matiza).
Conspiradores de bar que están, desde la admiración por los
míticos Chico, Harpo y Groucho, "dotados de sus características". El
mismo autor aparece caricaturizado en la novela pero, sobre todo, el fascista.
"Todo lo ridículo que tiene no puede reflejarse mejor sino retratando al
personaje real", contesta. Una "agresividad grotesca" que
enfrenta, para desarmarla, con una mosca que se erige en principal valedor y
defensora a ultranza del militar.
"La mosca es su alter ego, un ser coprófago que
se adscribe a su causa y lo sigue como un perro, enamorada de él como una
mujer". Dimensión sátira que entrevé al insecto, en la intimidad del
despacho oficial, pegada al bigote castrense para emborracharse con alguna gota
de alcohol sobrante. Un asesino franquista, una mosca, los hermanos Marx
sevillanos… alguien habrá de salirse con la suya en El hombre que mató a
Queipo de Llano.
Fuente: http://www.eldiario.es/

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