La República, un régimen honorable y digno
Día 18.4.12
En la Unión
Europea, hay siete monarquías y veinte repúblicas. Los ‘nuevos’ países que
rompieron con la URSS o con Rusia a la hora de diseñar su estructura política no
optaron por el modelo monárquico, sino por el modelo republicano. A ninguno se
le ha ocurrido en los últimos tiempos llamar al Príncipe de turno para
convertirlo en Rey.
Grecia era
una monarquía. Pues bien, tras el sanguinario golpe de los coroneles
[1967-1974] los griegos votaron en un referendum si querían Monarquía o
República. Vencieron los republicanos. El Rey Constantino –hermano de la Reina
Sofía de España y cuñado de Juan Carlos I- tuvo que exiliarse. Le acusaron, y
con razón, de haber respaldado a los militares insurgentes.
Una
antigualla
Es cierto
que los países monárquicos son estables, democráticos, parlamentarios y
constitucionales. Sus reyes reinan, pero no gobiernan. Pero ello, en todo caso,
no evita que el modelo monárquico, en sí mismo, no sea una antigualla.
La vía del
nacimiento
La única
gran diferencia entre unos y otros es que los reyes lo son gracias a un proceso
biológico, mientras que los presidentes de las repúblicas lo son gracias a los
votos. No se debe minimizar esta realidad porque no es lo mismo llegar a Jefe
de Estado por la vía del nacimiento que por la vía de las urnas.
Derecha
antidemocrática
España,
después de cuarenta años de dictadura, se inclinó a favor de la Monarquía. La
República fue triturada por una derecha brutalmente antidemocrática, incapaz de
asumir un régimen tan honorable y tan digno como el de la República.
Spain is
different
Esa derecha
cavernícola –la del Spain is different-, más cercana a la España de charanga y
pandereta que a la España de la modernidad y de las libertades, impuso en los
pactos de la transición el retorno de la Monarquía.
En término
de pragmatismo
¿Se
equivocaron los demócratas cediendo a la exigencia de los conservadores de que
no hubiera un referendum monarquía o república? Formalmente sí. Nada menos que
el heredero directo de Franco se iba a convertir en el Jefe del Estado. Pero en
términos de pragmatismo –en muchas ocasiones, necesario- acertaron en buena
medida.
Balance excelente
El heredero
del dictador, Juan Carlos de Borbón, exhibió reflejos y un adecuado instinto
político y se transformó, no debemos olvidarlo, en un monarca respetuoso con la
democracia, que hizo –por suerte para este país- todo lo contrario de lo que pretendía
Franco. El balance de Juan Carlos I es, desde la óptica institucional,
excelente. Negarlo sería una falsedad.
Puerta
grande, rayada
El Rey de
España ha cumplido su tarea y entrará en la historia por la puerta grande,
aunque últimamente bastante rayada. Parece que es hora de poner punto final a
su mandato. Cuanto antes abdique, mejor para él y para todos. Y, probablemente,
sería lo mejor para el príncipe Felipe. O sea, para la Monarquía.
Esta vez,
referendum
Pero, en
esta ocasión, no debe seguirse menospreciando y demonizando a la República. La
segunda República no era mala. Malos fueron los que se la cargaron por la
fuerza de las armas. Esta vez, hay que dar la voz y el voto a la ciudadanía a
través de un referendum. Y que sean los ciudadanos que elijan. Y no debería dar
miedo, todo lo contrario, que ganara la República.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
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