Las víctimas de los crímenes franquistas cierran filas contra la impunidad
Día 24.4.12
“Los jueces
nos están archivando las denuncias porque dicen que los hechos han prescrito,
¿adonde vamos?” Fue la última pregunta, de una mujer de Ávila, a la mesa del I
Congreso de Víctimas del franquismo, celebrado durante el fin de semana en
Rivas Vaciamadrid. La jurisdicción ordinaria ha rechazado por dos veces la
apertura de una fosa donde esta mujer supone que arrojaron a su abuelo y a
otros compañeros fusilados por el delito de ser demócratas. El director en
España de Amnistía Internacional, Esteban Beltrán, ha intuido la
pregunta y anticipado la respuesta: “El derecho internacional ampara a las
víctimas de los crímenes contra la humanidad, que no prescriben, pero aquí no
se ve apoyado por los jueces”.
Después de
desgranar una retahíla de contradicciones de jueces y políticos que han
convertido a España en el país de la impunidad de los crímenes de la dictadura
franquista, Beltrán anuncia que “Amnistía Internacional presentará pronto un
informe sobre el comportamiento de los tribunales españoles”. En su opinión, la
sentencia del Tribunal Supremo del 28 de marzo pasado deja en la “absoluta
impunidad” todas las causas denunciadas ante el juez Baltasar Garzón
–juzgado por presunta prevaricación al admitir las denuncias y absuelto– y “es
un artificio jurídico completamente alejado del derecho internacional”.
¿Por qué?
“La sentencia dice que no hubo crímenes contra la humanidad porque no existía
derecho, y eso es falso; cualquier jurista sabe que no hay límite temporal para
esos delitos; hemos estado en veinte países, y desde los crímenes de 1914 en
Australia contra la minoría aborigen, hasta los perpetrados por los nazis,
pasando por los de Sierra Leona, todos han sido juzgados; a la luz del derecho
internacional, la ley de amnistía no impide el acceso a la Justicia”, explica
Beltran.
Unos minutos
antes, la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto,
ha cosechado fuertes y prolongados aplausos sobre el relato de su lucha para
buscar a los desaparecidos y a los hijos que les robaron. Su hija Laura,
universitaria de 20 años, fue secuestrada por los sicarios del golpista Videla,
que hicieron desaparecer a unos 30.000 jóvenes en todo el país. Laura estaba
embarazada y la retuvieron hasta que dio a luz. Después la mataron. “Tras
muchas gestiones, por mediación de un gerifalte, me dieron su cuerpo”, dice
esta mujer de 82 años, que sigue buscando a su nieto. “No hay datos, no hay
nada, pero hemos encontrado a 105 de unos 500, y es un gran triunfo”.
Ahora, ante
la pregunta de la mujer española sobre el desprecio judicial, informa al
auditorio: “Hoy damos la bienvenida en Argentina a unas víctimas españolas –se
refiere a un grupo que viajó el sábado a Buenos Aires para denunciar los
asesinatos y desapariciones– y dentro de poco recibiremos en España a una juez
que recaba los testimonios para ver qué pasó”. Se refiere a la magistrada Servini,
que ha recibido la denuncia contra el franquismo. “Es un signo de amistad y
reciprocidad con el pueblo español, además es una muy buena juez y sé que está
recabando toda la información posible para hacer un buen trabajo”.
Quiere
decirse que la vía judicial que el Supremo ha querido bloquear, sigue su curso
allende el Atlántico para las víctimas del franquismo. Tras unos segundos,
interviene el diputado de ERC Joan Tardá: “No queremos que los crímenes
se reduzcan a un debate académico como el de la toma de Tetuán, porque la
justicia tiene mucho que ver con un futuro mejor”. Y se compromete a mantener
viva la memoria de las víctimas en el Parlamento.
Tardà
advierte: “Empezamos a estar en un escenario sin salida desde el punto de vista
parlamentario”, pero relata una anécdota esperanzadora sobre la posición
cambiante del PSOE: “Hace cinco semanas votaron con el PP para dejar a la Casa
Real al margen de la famosa ley de transparencia; después de lo ocurrido en los
últimos quince días, se han quedado mudos”. Ninguna batalla está perdida. Entre
los asistentes está la exdiputada socialista y dirigente de la Asociación de
Desaparecidos Españoles, Ludivina García Arias, que el 12 de mayo
celebrará el tradicional homenaje a los que lucharon por la libertad,
coincidiendo con el 67º aniversario de la liberación de Europa.
El
magistrado Ramón Sáez Valcárcel, que apoyó las investigaciones de Garzón
sobre los crímenes franquistas, denuncia que la “impunidad absoluta” deviene de
la lógica de la Transición: “De la ley a la ley, pasando por la ley”, algo que
para el exmagistrado del Supremo José Antonio Martín Pallín constituye
una “conexión diabólica”, inconcebible en cualquier democracia. “Las leyes del
nazismo y el fascismo cayeron por su propio peso en Alemania e Italia”,
recuerda Martín Pallín antes de abogar por la ruptura de esa conexión que ha
permitido a jueces y magistrados que juraron las leyes franquistas seguir
impartiendo justicia y convalidar implícitamente –como ha hecho la Sala V del
Supremo– consejos de guerra y condenas sin garantías para los acusados.
Si Martín
Pallín denuncia sin ambages: “Los jueces de este país desempeñan un papel
antidemocrático, se burlan de la ley y las víctimas” y, en su opinión, “lo
hacen por miedo” tras el proceso a Garzón, las palabras de Carlota Leret
resultan esclarecedoras. La hija del capitán Leret, jefe del destacamento aéreo
de Melilla, fusilado junto a dos compañeros el 17 de julio de 1936, al mismo
tiempo que Franco era trasladado a esa plaza para promover la sublevación,
cuenta la experiencia de terror e incertidumbre que sufrió de niña –ella y su
hermana fueron recluidas nueve años en un orfanato– y antes de terminar su
relato con un “¡Viva la República!” recuerda cómo el jefe falangista más
“terrible” en Melilla, Manuel Requena, fue condecorado en 1985 por el
ministro de Justicia del primer Gobierno de Felipe González, Fernando
Ledesma, con la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort. Con esta distinción
se premia el mérito a la Justicia y se recompensan hechos distinguidos o
servicios relevantes. Ledesma es magistrado del Supremo y la hija de Leret
sigue residiendo en Venezuela.
En el
congreso participan más de trescientas personas en representación de sesenta
asociaciones de víctimas. Los recuerdos amargos, el silencio y el miedo bajo el
terror franquista, las experiencias sobre la búsqueda de los restos de las
víctimas, la incomprensión, el desaliento, la invisibilidad, los años de cárcel
–entre el público está el histórico comunista Víctor Díaz Cardiel– y el
desamparo jurídico y político, acentuado ahora por el Gobierno del PP –ha
reducido de 5 a 2 millones de euros el Presupuesto para documentar la memoria,
aunque ha dejado dinero para que los familiares sigan exhumando fosas–,
constituyen un documento inabarcable.
El congreso
ha sido organizado desde la Cátedra de la Memoria Histórica del siglo XX de la
Universidad Complutense, de la que es titular el profesor Julio Aróstegui
y por la Federación Estatal de Foros por la Memoria. Los historiadores
Nicolás Sánchez-Albornoz, Ángel Viñas, el alemán Walter Bernecker,
Mírta Núñez Díaz-Balart, Rubén Pallol, Jorge Marco, Fernando
Hernández Holgado, Alicia Alted…, han aportado el resultado de sus
estudios e investigaciones, junto con el educador de adultos en las prisiones
franquistas Santiago Vega Sombría, el antropólogo Francisco Ferrándiz,
la periodista Montse Armengou y los juristas mencionados.
El
presidente de la Federación de Foros por la Memoria, José María Pedreño,
resume la principal resolución: fortalecer la unidad de las asociaciones para
exigir la aplicación del derecho penal internacional y garantizar “Verdad,
Justicia y Reparación” a las víctimas del franquismo. Los colores de la bandera
republicana están presentes en el trébol de los Foros de la Memoria y al hilo
del relato sobre la designación por el dictador de Juan Carlos de Borbón
como sucesor en la jefatura del Estado a título de rey, se alzan voces
reclamando al monarca que “pida disculpas a las víctimas”.
Fuente: www.cuartopoder.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario