La inmunidad bancaria, la ley, y los hurtos en un supermercado andaluz
Artículos de
Opinión | Vicenç Navarro | 12-08-2012 |
La situación
en EEUU
Uno de los
documentales que ha tenido mayor impacto en los últimos tiempos no solo en EEUU
sino también en Europa, incluyendo España ha sido Inside Job en el que su
director Charles H. Ferguson analizó el entramado de banqueros, académicos y
políticos que causaron la mayor crisis financiera que haya existido desde
principios del siglo XX en EEUU. Fue uno de los documentales más premiados y
más comentados en los últimos años. Y ha estimulado que se estén haciendo
varios documentales parecidos en varios países. Soy consciente de que, al menos
en España, se están haciendo un par de documentales sobre la crisis financiera
española, sus orígenes y sus consecuencias, siguiendo un formato semejante a
Inside Job.
Charles H.
Ferguson acaba de publicar un libro, Predator Nation: Corporate Criminals,
Political Corruption and the Hijacking of America, en el que se extiende con
gran detalle sobre la criminalidad presente en las prácticas financieras,
mostrando como una elite bancaria controla hoy en EEUU tanto el poder político
como el mediático, señalando que esto no podría haber ocurrido sin la
complicidad de políticos (que cambiaron las leyes para facilitar el desarrollo
de tales actividades criminales y, más tarde, aprobaron las ayudas públicas a
la banca) y de académicos que utilizaron su prestigio para promocionar tales
intereses. El libro está muy bien documentado y señala el nivel de control que
la elite financiera ejerce sobre la vida económica y política de EEUU.
Y también
muestra las escasas voces críticas dentro del Estado, así como dentro del mundo
académico, que denunciaron lo que estaba ocurriendo sin que nadie les hiciera
caso. Una de ellas fue, paradójicamente, un economista del Fondo Monetario
Internacional, Raghuram Rajan, que alertó de la crisis al gobierno federal, lo
que creó un gran enfado a Lawrence Summers, quien había sido el arquitecto de
la eliminación de la Ley Glass-Steagall Act (durante el gobierno Clinton), una
de las causas de la crisis. Summers se benefició enormemente de la eliminación
de tal ley, pues le permitió promover los hedge funds (ganando millones de
euros en ello). Y lo que es más sorprendente es que el Presidente Obama le
nombrara miembro prominente de su equipo. Charles Ferguson concluye que lo que
es más indignante es que nadie (repito, nadie) ha acabado en los tribunales.
La situación
en España
Una
situación semejante ha ocurrido en España donde el comportamiento altamente
especulativo de la banca y su maridaje con la industria inmobiliaria creó la
mayor crisis financiera y económica que España haya sufrido en los últimos
cincuenta años. Y, como en EEUU, tales comportamientos fueron facilitados por
los sucesivos gobiernos, tanto centrales como autonómicos y locales, con el
apoyo y promoción de los medios de mayor difusión y centros económicos (muchos
de ellos de base académica) que aplaudieron las medidas que condujeron
directamente a la crisis, una crisis que era fácil de detectar (ver mi artículo
“La crisis era predecible” en www.vnavarro.org) y que todos aquellos
establishments financieros, políticos, mediáticos y académicos –imbuidos todos
ellos del dogma neoliberal- fueron incapaces de prever. Y una vez la crisis se
inició, tales establishments –que continúan imbuidos en tal dogma- continuaron
apoyando recetas que muy pocos denunciamos y que ahora se han visto ineficaces,
dañinas y suicidas económicamente. Una de tales recetas ha sido la de recortar
el gasto público a fin de disminuir el déficit público y así recuperar “la
famosa confianza de los mercados”, confianza que no existe y tampoco se la
espera. Antes al contrario, la prima de riesgo española continúa subiendo cada
vez que se anuncian nuevos recortes.
He subrayado
en varios artículos que el mantenimiento de tal dogma no puede atribuirse solo
a la incompetencia de los gobernantes (aun cuando es obvio que tal
incompetencia ha existido y continúa existiendo en los equipos económicos de
los sucesivos gobiernos españoles habiendo alcanzado su máxima expresión en los
equipos actuales del gobierno español) sino a los intereses que tal dogma está
sirviendo. Este servicio a tales intereses puede o no ser consciente o deseado
pero lo cierto es que la aplicación de tales políticas beneficia a estos grupos
y estamentos sociales, cuyo listado he detallado en otro artículo (y que incluyen
la banca tanto extranjera como española así como la gran patronal) (ver mi
artículo “El Sr. Draghi, el euro, el BCE y el Bundesbank, en www.vnavarro.org).
Pero si un
documental como Inside Job se hiciera en España la conclusión sería la misma.
Ninguna de las figuras de tales establishments, repito, ninguno ha terminado en
los tribunales. En realidad, la mayoría de responsables de la crisis continúan
ahora llevando a cabo y/o proponiendo las políticas de austeridad que están
empeorando la situación financiera y económica española. Hay una continuidad en
España entre los que crearon la crisis y los que están dirigiendo la respuesta
de cómo salir de ella. Y, cómo no, las mismas voces (tanto en los medios como
en academia) que estaban proponiendo la desregulación de los mercados
financieros y laborales están ahora proponiendo las políticas de austeridad. Es
un indicador de la intensidad del dogma así como de las interconexiones entre
tales establishments el que no hayan aparecido voces discordantes dentro de
ellos protestando que estas políticas condenarán a España a una larga, muy
larga recesión. Lo máximo que se ha oído es voces que proponen que tales
posturas de austeridad vayan más despacio y que se añadan (no se sustituyan,
pero se añadan) políticas de crecimiento, que por su cantidad son más
simbólicas que reales.
Las
diferencias entre EEUU y España
Y ahí sí que
en la existencia de voces discordantes dentro de tales establishments la
diferencia entre EEUU y España es notable. En EEUU ha habido una protesta en
frente de las políticas de austeridad, que determinaron las exitosas políticas
de estímulo del gobierno federal que impidieron que EEUU cayera en una Gran
Depresión. Y aun cuando tales fondos de estímulo fueron insuficientes, sí que
impidieron que la recesión se convirtiera en depresión, y que la reactivación
de EEUU fuera mayor que la de la Eurozona y mucho mayor que la de España. En
España voces de protesta han existido pero han sido excluidas de los círculos mediáticos
del establishment.
Pero existe
otra gran diferencia, resultado que la banca tiene mucho más poder político en
España (y en la Eurozona) que en EEUU. Y es que, el enorme poder político de la
banca en España explica el sesgo legal tan favorable a la banca que aparece en
su máxima expresión en los desahucios, en el que el inquilino no tiene ningún
poder (repito, ningún poder) y el banco lo tiene todo, una situación única en
la Eurozona y en EEUU.
Y otro caso
de prepotencia apareció claro durante la presentación a las Cortes Españolas de
algunos de los responsables de las políticas financieras durante los últimos
años. De las presentaciones de tales autoridades, parecería que ningún acto
ilegal tuvo lugar, lo cual podría ser cierto pues las leyes favorecían y
continúan favoreciendo a la banca, no siendo infrecuente que fuera la banca la
que escribiera las leyes bancarias, incluyendo las que determinaron el
desastre. Se me dirá, con razón, que la ley, en general y en cualquier país
favorece la reproducción del orden imperante, que beneficia a unos a costa de
otros. Pero, aceptando esta observación, el hecho es que este sesgo es incluso
más sesgado en España, resultado del enorme poder que las fuerzas conservadoras
han tenido y continúan teniendo sobre el aparato del Estado, como queda
reflejado en el gran conservadurismo del sistema judicial. La ley es, en
España, la defensora del orden (que sostiene un enorme desorden, como queda
claro en la situación actual). La ley no es igual para todos y lo que ha ocurrido
con la banca y sus comportamientos es un caso claro y convincente de ello. Esta
identificación de ley con orden alcanza mayor relevancia en momentos actuales
donde el ataque frontal a los derechos sociales y laborales que aparece en las
políticas públicas que se están imponiendo a las clases populares, sin que
exista ningún mandato popular para ello, está llevando a una situación
explosiva. De ahí la respuesta masiva del establishment del país a un hurto de
no más de 400 euros en un supermercado andaluz.
La
inseguridad del establishment español y su respuesta al hurto en un
supermercado andaluz
El hecho de
que tal hurto se hiciera por unos sindicalistas a fin de poder alimentar a unas
familias en pobreza, sin recursos, alarmó enormemente al establishment español
por su peligro de contagio, de manera que tanto el Fiscal del Estado como el
Ministro del Interior intervinieron inmediatamente para penalizar a tales
sindicalistas. Ello es una predecible respuesta que confirma el gran temor y
justificada inseguridad que tiene la estructura de poder basada en unas enormes
desigualdades, de las más elevadas existentes hoy entre los países de mayor
desarrollo económico de la OCDE, siendo un país en el que coinciden las mayores
fortunas del mundo (sí, del mundo) con sectores populares que viven en los
mayores niveles de pobreza existentes en tal comunidad de países, de la OCDE.
No es, pues, de extrañar, que España, como ocurre también en países con grandes
desigualdades, tenga, junto a un Estado con escasa sensibilidad social, un
Estado con gran desarrollo de sus aparatos represivos. Como he documentado en
mi libro El Subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias, España es
el país de la UE-15 que tiene mayores desigualdades sociales y más policías por
10.000 habitantes y, a la vez, menos adultos trabajando en sanidad, educación,
y servicios sociales.
El
establishment español es consciente del nivel tan desigual de ingresos y rentas
en España, donde tales recursos están altamente concentrados en sectores poblacionales
muy minoritarios (dentro de los cuales hay los sectores financieros). De ahí su
preocupación de que cualquier acto de agitación social en protesta a tales
desigualdades pueda expandirse, despertando gran simpatía, cuando no apoyo
popular. En un periodo en que tales desigualdades se están acentuando todavía
más, tal preocupación se está convirtiendo en auténtico temor. Es en este
contexto que se entiende la respuesta claramente desorbitada frente a un hurto
de 400 euros en un supermercado andaluz. Como indicó en un gran titular, el
diario conservador La Vanguardia, “el gobierno frenará de raíz cualquier conato
de estallido social” (09.08.12).
Y el máximo
argumento de tal denuncia era que el hurto era ilegal, exigiendo el
cumplimiento de la ley. Aunque, repito, fuera previsible que las fuerzas
conservadoras respondieran de esta manera, es sorprendente y rechazable la
condena que tal acto tuvo por sectores de las izquierdas gobernantes. Tales
voces olvidan que los mayores cambios ocurridos en nuestro y en otros países
han sido resultado de agitación y desobediencia civil. El identificar ley con
moralidad y/o con rectitud democrática es ignorar o desconocer el papel de la
ley en reproducir un sistema injusto y escasamente democrático, como es el
español. Lo que han hecho aquellos sindicalistas es, en un acto de
desobediencia civil, mostrar la situación dramática en la que se encuentran más
de un millón de familias españolas que viven en situaciones miserables (que
creíamos habían ya desaparecido en España), resultado de unas políticas
públicas frente a las cuales la única actitud de decencia democrática es la de
rebelarse frente ellas. Hay que agradecer a tales sindicalistas que, con tal
acto, la sociedad española se concienciara del impacto que tales políticas
están teniendo en nuestro país.
Fuente: http://www.vnavarro.org/?p=7678

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