Intoxicación borbónica
Las llamadas revistas rosas de la semana, como la misma Semana, además de Diez Minutos, Love y otras, anuncian en sus primeras páginas de cubierta informaciones sobre la triprincesa Letizia, que al parecer deslumbró a los portugueses durante su viaje oficial al país intervenido, acompañando a su actual marido, aunque al ver sus actuaciones en los telediarios se comprueba que es el marido el que la acompaña a ella, protagonista total y marimandona absoluta. Por algo se divorció de ella su primer marido.
Sigue activada la campaña promocional de la monarquía, tan desprestigiada desde sus orígenes, pero en el colmo del rechazo popular en los últimos meses, debido a sus continuados escándalos de todo tipo. Se dice que esas revistas las leen las marujas en la peluquería, y así mientras se lavan el pelo con champú también se lavan el cerebro con bazofia impresa. Se trata de una verdadera intoxicación borbónica, patrocinada por los dos partidos dinásticos alternantes en el poder. Tal como está la prensa en estos tiempos, hay que aceptar lo que mejor se pague. Siempre ha habido fondos reservados para reptiles, no vamos a pretender cambiar la situación en estos momentos asfixiantes.
Lo que causa vómitos es leer el editorial del diario que antiguamente se proclamaba independiente, El País, 7 de junio. Con motivo del viaje del rey y sus mariachis financieros a Brasil y Chile, sigue difundiendo la teoría de que es el mejor embajador de España, por lo cual le hemos de estar muy reconocidos. Ya ha logrado que los oligarcas de derechas que mandan en Latinoamérica se comprometan a participar en la XXII Cumbre Iberoamericana, a celebrar en Cádiz en otoño. Se teme con razón que resulte un fracaso espectacular.
El año pasado lo fue ya la XXI Cumbre, reunida en Asunción (Paraguay), a finales de octubre: de los 21 mandatarios invitados no acudieron 11. Además, Evo Morales comentó en alta voz lo que casi todos pensaban: que esas reuniones no sirven para nada, como no sea para malgastar el dinero del pueblo.
En cuanto al papel de su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, como excelente embajador, vamos a recordar al editorialista de El País el humillante papel que desempeñó el 10 de noviembre de 2007 en la Cumbre reunida en Santiago de Chile, cuando intentó hacer callar al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, nada menos. A su insultante “¿Por qué no te callas?” replicó el comandante revolucionario: “Porque somos libres.” Desde ese día las cumbres iberoamericanas carecen de sentido. La culpa la tiene la incontinencia real, tantas veces demostrada en todos los terrenos.
Pero el Grupo Prisa está padeciendo una profunda crisis económica. En consecuencia, El País se apunta al incensario a su majestad. A ver si queda algún fondo por ahí todavía. ¡Qué reino! ¿Será verdad que nos lo merecemos?
Sigue activada la campaña promocional de la monarquía, tan desprestigiada desde sus orígenes, pero en el colmo del rechazo popular en los últimos meses, debido a sus continuados escándalos de todo tipo. Se dice que esas revistas las leen las marujas en la peluquería, y así mientras se lavan el pelo con champú también se lavan el cerebro con bazofia impresa. Se trata de una verdadera intoxicación borbónica, patrocinada por los dos partidos dinásticos alternantes en el poder. Tal como está la prensa en estos tiempos, hay que aceptar lo que mejor se pague. Siempre ha habido fondos reservados para reptiles, no vamos a pretender cambiar la situación en estos momentos asfixiantes.
Lo que causa vómitos es leer el editorial del diario que antiguamente se proclamaba independiente, El País, 7 de junio. Con motivo del viaje del rey y sus mariachis financieros a Brasil y Chile, sigue difundiendo la teoría de que es el mejor embajador de España, por lo cual le hemos de estar muy reconocidos. Ya ha logrado que los oligarcas de derechas que mandan en Latinoamérica se comprometan a participar en la XXII Cumbre Iberoamericana, a celebrar en Cádiz en otoño. Se teme con razón que resulte un fracaso espectacular.
El año pasado lo fue ya la XXI Cumbre, reunida en Asunción (Paraguay), a finales de octubre: de los 21 mandatarios invitados no acudieron 11. Además, Evo Morales comentó en alta voz lo que casi todos pensaban: que esas reuniones no sirven para nada, como no sea para malgastar el dinero del pueblo.
En cuanto al papel de su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, como excelente embajador, vamos a recordar al editorialista de El País el humillante papel que desempeñó el 10 de noviembre de 2007 en la Cumbre reunida en Santiago de Chile, cuando intentó hacer callar al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, nada menos. A su insultante “¿Por qué no te callas?” replicó el comandante revolucionario: “Porque somos libres.” Desde ese día las cumbres iberoamericanas carecen de sentido. La culpa la tiene la incontinencia real, tantas veces demostrada en todos los terrenos.
Pero el Grupo Prisa está padeciendo una profunda crisis económica. En consecuencia, El País se apunta al incensario a su majestad. A ver si queda algún fondo por ahí todavía. ¡Qué reino! ¿Será verdad que nos lo merecemos?
Arturo del Villar
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