TERRORISMO POLICIAL: UNA LACRA DEL ESTADO
ESPAÑOL
Se imponen el secretismo y la impunidad
Lunes, 19 de
noviembre de 2012
Por Xabier
Makazaga (*) - Canarias Semanal
A los que vivimos
en toda su crudeza el terrorismo de Estado de los años 80 no se nos olvida el
estribillo de la canción de RIP "Terrorismo policial contra gritos de
Libertad". Una canción que hablaba de "largas horas de tortura
vil", porque la máxima expresión del terrorismo policial es
precisamente la tortura, un crimen contra la humanidad cuya prohibición en la
ley internacional es absoluta. Lo que no ocurre con la pena de muerte.
Así lo reconoce el catedrático de
Ética de la Universidad de Deusto Xabier Etxeberria quien distingue dos
tipos de terrorismo, el de "grupos con motivación política armados
frente al Estado", y el terrorismo de Estado, ejercido por "el
propio Estado a través de una violencia que quebranta gravemente los derechos
humanos y que tiene en la tortura su expresión máxima."
PP y PSOE ensalzan el discurso de Etxeberria
sobre las víctimas de ETA, y al mismo tiempo ocultan lo que dice respecto a las
víctimas de la tortura. Una lacra que, según él, es practicada en secreto lo
que "por un lado, garantiza la impunidad del torturador y, por otro,
deja sumida a la víctima en el mayor desamparo no sólo en el momento de ser
torturada, sino en el momento de reclamar la justicia y la reparación debida
por lo que se le ha hecho".
Debido a ese secretismo tan certeramente denunciado
por Xabier Etxeberria, a miles de personas que durante décadas han
alegado haber sufrido malos tratos / torturas se les ha negado su condición de
víctimas, exigiéndoles para dicho reconocimiento pruebas que el régimen de
incomunicación hace casi siempre del todo imposibles.
A causa de ello, no han recibido la
verdad, justicia y reparación, con garantías de no repetición, que tanto
necesitan, lo que constituye sin duda una enorme injusticia que es preciso
afrontar de una vez con justeza e imparcialidad y abandonando de una vez por
todas las humillantes exigencias de pruebas imposibles.
En efecto, tal y como afirmó en un
artículo a principios de año Jon Landa, ex Director de Derechos Humanos
del Gobierno Vasco, "El Estado que se autoencubre con eficacia,
precisa, para compensar su actuación criminal, una inversión efectiva de la
carga de la prueba"; es decir, que la carga de la prueba debe recaer
sobre el Estado y no sobre sus víctimas.
La solución propuesta por Jon
Landa fue "crear un mecanismo proactivo de verdad", y
diversas personalidades y agentes políticos y sociales de Euskal Herria están
completamente de acuerdo con dicha proposición. También lo están con lo dicho
por Landa en el mismo artículo: "lo esencial es que se pongan medios
personales y materiales, con independencia y autoridad moral, a buscar la
verdad. A ayudar a las víctimas a que puedan decir su verdad."
Sólo así se verán obligadas las autoridades
españolas a abandonar el cerrado negacionismo que practican en lo que se
refiere al terrorismo de Estado y especialmente a la tortura. Un negacionismo
que está en abierta contradicción con otra de las ideas claves de Xabier
Etxeberria: la necesidad de que los causantes y responsables diversos de los
dos tipos de terrorismo por él descritos reconozcan todas y cada una de las
vulneraciones de derechos humanos cometidos y el daño causado a las víctimas
que las han sufrido.
Los agentes
internacionales en resolución de conflictos subrayan que ésa es la base
imprescindible para resolver cualquiera de ellos: reconocimiento del daño
causado y asunción de responsabilidades. Y eso mismo recalcaron las 25
víctimas, tanto de ETA como del Estado, que participaron en la iniciativa
Glencree.
La Izquierda
Abertzale ha dado importantes pasos en esa dirección, pero los responsables del
terrorismo de Estado se obstinan en negar la evidente importancia de esos pasos
para evitar a toda costa dar los que les corresponden por su parte. Sobre todo,
el PP cuya postura negacionista a ultranza supera todo lo imaginable. En cuanto
al PSOE, ha empezado a dar algunos tímidos pasos, pero sigue priorizando la
mentira y el negacionismo respecto a las víctimas del Estado.
Por eso es tan necesario
exigir la creación de un mecanismo proactivo para la averiguación de la verdad
que reúna las características que apunta Jon Landa. Un mecanismo
realmente imparcial que intente aclarar todas las violaciones de derechos humanos
sucedidas en Euskal Herria durante estas últimas décadas.
Desde luego, no logrará
aclarar todas las que ha cometido el Estado, porque éste bien que se ha cuidado
siempre de dejar las menos pruebas posibles, pero seguro que saldrán a relucir
no pocas cosas. Por eso se oponen tan frontalmente PP y PSOE a que se
constituya ningún mecanismo de ese tipo. Porque le tienen pánico a la verdad.
Le tienen pánico a que salga a relucir cuan directa ha sido su responsabilidad
en el terrorismo de Estado.
Les encantaría poder seguir
indefinidamente anclados en el pasado, enarbolando la mentira y el negacionismo
como bandera. Les encantaría también poder seguir sirviéndose del terrorismo
policial para ahogar nuestros gritos de Libertad con ese método de tortura que
en tanta estima tiene la Guardia Civil, la "bolsa". Pero ya se pueden
ir haciendo a la idea de que les va a resultar del todo imposible. Porque el
futuro que estamos construyendo, con la verdad como bandera, no rima en
absoluto con terrorismo sino con Libertad.
(*) Xabier Makazaga, investigador del
terrorismo de Estado.
Fuente: http://canarias-semanal.com/
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