Artículos de
Opinión | por Emir Sader | 09-07-2014 |
La soledad
actual de los palestinos demuestra como esa era apenas una de las tantas
dificultades que ellos tienen que enfrentar para poder sobrevivir. El derecho
elemental, aprobado hace décadas por las Naciones Unidas, de tener un Estado
Palestino, al igual que existe el Estado de Israel, es bloqueado por el voto de
Estados Unidos en el Consejo de Seguridad y la ONU no hace nada para contornar
la actitud norteamericana.
Palestina
sigue siendo dos territorios discontinuos – Cisjordania y Gaza -, el
primero descuartizado por los muros, violado por asentamientos judíos y ocupado
militarmente. Gaza, cercada y atacada cada cierto tiempo, impunemente. No
existe como Estado y se intenta que deje de existir con territorios aislados,
al hacer que sea económicamente inviable y humanamente insoportable.
Todos
debieran ir a Palestina –a Cisjordania y, si lo logran, también a Gaza – para
tener idea de lo que es vivir bajo ocupación de un ejército racista. Para ver
lo que significan, cotidianamente, los muros, que separan a vecinos, a
parientes, a niños que antes jugaban juntos en la calle. Como las señoras
palestinas tienen que caminar kilómetros para poder cruzar hacia el otro lado,
sometidas al arbitrio de jóvenes militares racistas de Israel, que controlan
los pasos.
Para ver
cómo ese mismo tipo de jóvenes sale por las noches, protegido por fuerzas
militares de Israel, a destruir los bienes de los palestinos, incluidas
oliveras, que tardan un siglo para crecer. Que tiran basura sobre las calles de
palestinos, que tienen que poner redes de protección para defenderse.
Para sentir
cómo los palestinos son atacados también en su orgullo, en sus espacios mínimos
de vida, hay que ir a Palestina, a Cisjordania y, si es posible, a Gaza.
Nada de
todos estos sufrimientos justifica acciones violentas, aunque uno piensa,
cuando está allá, ¡cómo hacen los palestinos para no reaccionar al terrorismo
cotidiano que se ejerce en contra de ellos!
Incluso
porque lo primero es la unidad nacional de Palestina, porque se trata de una
lucha contra el invasor, hay que unir el país para expulsarlo. En segundo
lugar, dada la correlación de fuerzas internacional, hay que contar con
sectores en Israel que se convenzan que no vale la pena la ocupación permanente
de Palestina y las incertidumbres que ello trae para los mismos israelíes.
Hoy se puede
decir que la construcción de un Estado Palestino está en punto cero. Hay el
acuerdo de reunificación entre Gaza y Cisjordania, pero Israel afirma que no
negocia con un gobierno nacido de ese acuerdo, porque Hamas no reconoce al
Estado de Israel. Abbas ya dijo que el nuevo gobierno si lo reconocerá, pero
Israel usa cualquier pretexto para no avanzar en negociaciones, que solo puede
conducir al reconocimiento del Estado Palestino.
La nueva
ofensiva brutal de Israel sobre la desprotegida Gaza revela, una vez más, la
soledad de los palestinos. No pueden contar con nadie que detenga a Israel.
Nadie que se juegue, en contra de los Estados Unidos, por la existencia del
Estado Palestino.
Fuente:
ALAI-América Latina en Movimiento

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