jueves, 10 de julio de 2014

“LA REFORMA DE LA LEY ELECTORAL MUNICIPAL NO ES MÁS QUE UN INTENTO DE CONTROLAR LAS ALCALDÍAS CON SUS PREBENDAS POR PARTE DEL PP”

Ante un panorama de descomposición de los partidos que sustentan el régimen, a los adalides del mísmo se les llena la boca hablando de democracia y tratan de imponernos ahora una reforma de la Ley Electoral Municipal para que forme alcaldía la lista más votada.
España | Tercera Información | 09-07-2014 |
Para Rául Requejo, Coordinador Provincial Republicanos Alacant los del PP “que algo saben de cuentas han sacado las suyas tras la pírrica victoria electoral del 25 de mayo; y han visto como, para su pesar, de continuar con la actual ley electoral podrían perder gran número de los ayuntamientos que ahora controlan, por la posibilidad de alianzas entre organizaciones más o menos de izquierdas.”

Comunicado:
Resulta cuanto menos cínico que hablen de esta medida como de regeneración democrática puesto que de democrático tiene poco o nada, como viene a ser costumbre en el gobierno del Partido Popular.
Esta posible reforma encierra un intento de controlar las alcaldías con sus prebendas por parte del PP. Alcaldías que en muchos casos están inmersas en investigaciones judiciales por presunta corrupción, como es el caso del Ayuntamiento de Alicante donde la alcaldesa y el anterior alcalde (ambos del PP) están siendo investigados.
Además lanzan esta medida a menos de un año de las elecciones municipales. No se puede hablar de democracia cuando se cambian las reglas del juego una vez que este ya ha empezado. Si no lo han hecho antes no ha sido por falta de tiempo, más bien porque no lo veían necesario, puesto que no esperaban el cambio de escenario político, que por primera vez en muchos año les puede ser desfavorable si la izquierda sabe bien jugar sus cartas y acudir a la próxima cita electoral unida bajo un programa común.
Pero no es la primera vez que el PP arremete contra los ayuntamientos, ya lo hizo con la reforma de la Ley de Bases de Régimen Local, limitando las competencias que pueden ejercer los ayuntamientos pequeños para que esas competencias pasen a las diputaciones provinciales; es decir, para que caigan en sus redes clientelares y en el cacique provincial de turno. También intentó, esta vez sin éxito, en el anteproyecto de la reforma de la administración local reducir el número de concejales de las corporaciones municipales. Democracia la suya que dejaría sin representación en muchos ayuntamientos a las organizaciones minoritarias, generalmente de izquierdas y críticas con el sistema. De regeneración democrática cómo podemos ver nada de nada más, bien todo lo contrario. Lo que tratan es de imponer una serie de reformas, en apariencia democráticas, pero encaminadas a mantener el statu quo. A que nada cambie. A que el poder político siga en las mismas manos para seguir beneficiando los bolsillos de siempre.
Son medidas antidemocráticas, como ya lo es de por sí la actual Ley Electoral, que de salir adelante impedirán la participación en la vida política activa de las organizaciones que, como Republicanos, apostamos por un cambio de régimen, por una verdadera democracia al servicio del pueblo, al servicio de los y las trabajadoras, no al servicio de las grandes empresas y la banca.
Su cinismo no tiene límites cuando hablan de regeneración democrática mientras quieren imponer la ley mordaza. Una ley cuyo único objetivo es impedir cualquier manifestación o movilización que vaya en contra del partido de turno (en este caso del PP) con la criminalización y persecución policial y judicial de las movilizaciones sociales, populares, sindicales, estudiantiles… Represión que ya se está ejerciendo a través de multas a manifestantes, identificaciones masivas e injustificadas, criminalizando los movimientos sociales, con detenciones y malos tratos en las comisarías, y juicios con sentencias ejemplarizantes a sindicalistas.
Ante este panorama en el que la derecha trata de parapetarse en esas insidiosas reformas, para evitar las posibles alianzas postelectorales de las candidaturas de izquierdas. No nos queda pues otro camino que el de dar pasos para avanzar hacia la unidad de la izquierda. Avanzar por tanto en la construcción de amplios espacios unitarios que permitan movilizar a las bases sociales de la izquierda y confluir en candidaturas unitarias plurales, que nos permitan no sólo desalojar a la derecha cavernícola de ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno, sino también avanzar con firmeza hacia la superación del caduco y corrupto régimen monárquico que nos gobierna desde el 78.






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