Ante un
panorama de descomposición de los partidos que sustentan el régimen, a los
adalides del mísmo se les llena la boca hablando de democracia y tratan de
imponernos ahora una reforma de la Ley Electoral Municipal para que forme
alcaldía la lista más votada.
España |
Tercera Información | 09-07-2014 |
Para Rául
Requejo, Coordinador Provincial Republicanos Alacant los del PP “que algo saben
de cuentas han sacado las suyas tras la pírrica victoria electoral del 25 de
mayo; y han visto como, para su pesar, de continuar con la actual ley electoral
podrían perder gran número de los ayuntamientos que ahora controlan, por la
posibilidad de alianzas entre organizaciones más o menos de izquierdas.”
Comunicado:
Resulta
cuanto menos cínico que hablen de esta medida como de regeneración democrática
puesto que de democrático tiene poco o nada, como viene a ser costumbre en el
gobierno del Partido Popular.
Esta posible
reforma encierra un intento de controlar las alcaldías con sus prebendas por
parte del PP. Alcaldías que en muchos casos están inmersas en investigaciones
judiciales por presunta corrupción, como es el caso del Ayuntamiento de
Alicante donde la alcaldesa y el anterior alcalde (ambos del PP) están siendo
investigados.
Además
lanzan esta medida a menos de un año de las elecciones municipales. No se puede
hablar de democracia cuando se cambian las reglas del juego una vez que este ya
ha empezado. Si no lo han hecho antes no ha sido por falta de tiempo, más bien
porque no lo veían necesario, puesto que no esperaban el cambio de escenario
político, que por primera vez en muchos año les puede ser desfavorable si la
izquierda sabe bien jugar sus cartas y acudir a la próxima cita electoral unida
bajo un programa común.
Pero no es
la primera vez que el PP arremete contra los ayuntamientos, ya lo hizo con la
reforma de la Ley de Bases de Régimen Local, limitando las competencias que
pueden ejercer los ayuntamientos pequeños para que esas competencias pasen a
las diputaciones provinciales; es decir, para que caigan en sus redes
clientelares y en el cacique provincial de turno. También intentó, esta vez sin
éxito, en el anteproyecto de la reforma de la administración local reducir el
número de concejales de las corporaciones municipales. Democracia la suya que
dejaría sin representación en muchos ayuntamientos a las organizaciones
minoritarias, generalmente de izquierdas y críticas con el sistema. De
regeneración democrática cómo podemos ver nada de nada más, bien todo lo
contrario. Lo que tratan es de imponer una serie de reformas, en apariencia
democráticas, pero encaminadas a mantener el statu quo. A que nada cambie. A
que el poder político siga en las mismas manos para seguir beneficiando los
bolsillos de siempre.
Son medidas
antidemocráticas, como ya lo es de por sí la actual Ley Electoral, que de salir
adelante impedirán la participación en la vida política activa de las
organizaciones que, como Republicanos, apostamos por un cambio de régimen, por
una verdadera democracia al servicio del pueblo, al servicio de los y las
trabajadoras, no al servicio de las grandes empresas y la banca.
Su cinismo
no tiene límites cuando hablan de regeneración democrática mientras quieren
imponer la ley mordaza. Una ley cuyo único objetivo es impedir cualquier
manifestación o movilización que vaya en contra del partido de turno (en este
caso del PP) con la criminalización y persecución policial y judicial de las
movilizaciones sociales, populares, sindicales, estudiantiles… Represión que ya
se está ejerciendo a través de multas a manifestantes, identificaciones masivas
e injustificadas, criminalizando los movimientos sociales, con detenciones y
malos tratos en las comisarías, y juicios con sentencias ejemplarizantes a
sindicalistas.
Ante este
panorama en el que la derecha trata de parapetarse en esas insidiosas reformas,
para evitar las posibles alianzas postelectorales de las candidaturas de
izquierdas. No nos queda pues otro camino que el de dar pasos para avanzar
hacia la unidad de la izquierda. Avanzar por tanto en la construcción de amplios
espacios unitarios que permitan movilizar a las bases sociales de la izquierda
y confluir en candidaturas unitarias plurales, que nos permitan no sólo
desalojar a la derecha cavernícola de ayuntamientos, comunidades autónomas y
gobierno, sino también avanzar con firmeza hacia la superación del caduco y
corrupto régimen monárquico que nos gobierna desde el 78.

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