Publicado en octubre 29, 2013 por Redacción
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El doctor Luis Calandre Ibáñez, abuelo de la autora
del artículo.
Por Cristina Calandre
Hoenigsfeld.
“La casa matriz, la escuela de niños en
la calle Martínez Campos, era el núcleo fundamental de la secta, habrá de
sufrir la suerte de los bienes de todos aquellos que han servido al Frente
Popular y a la Revolución marxista. Como en los días gloriosos imperiales,
podría arrasarse la edificación, sembrar de sal el solar y poner un cartel que
recordase a las generaciones futuras la traición de los dueños de aquella casa
para con la Patria inmortal…”.
Este infame panfleto lo escribe Ángel
González Palencia en el libro La herencia de la Institución Libre de
Enseñanza. Una poderosa fuerza secreta, publicado en San Sebastián por la
Editorial Española, en 1940.
Pues mientras que los franquistas recalcitrantes
no se atrevieron a “arrasar” el recinto histórico de la Institución Libre de
Enseñanza (ILE) en el paseo del General Martínez Campos en los cuarenta años de
franquismo, sí lo hicieron los “pseudoinstitucionistas” de la Transición, que
se cargaron su legado y la Residencia de Estudiantes (Junta para la Ampliación
de Estudios). Desde 1986, cuando recuperaron los nombres de dichas
instituciones y su edificios, fueron creando una red de clientelismo y
complicidades, para, utilizando su nombre y su prestigio, ir inventando
una historia a su conveniencia, olvidando todo lo que tuviera que ver con el
compromiso de los institucionistas, como mi abuelo, el eminente doctor Luis
Calandre Ibáñez, y su implicación en el Frente Popular (formado por republicanos,
socialistas, comunistas y anarquistas) para la defensa de la legalidad de la II
República.
Desde el año 2006, en que empecé a
recuperar la figura de mi abuelo, y hasta hoy, no he parado de intentar
desenmascarar a ese grupo de personas e instituciones que intentan darnos “gato
por liebre” y parece que lo han conseguido con bastante éxito. Podemos citar
entre ellos a José García Velasco, Mercedes Cabrera Calvo Sotelo, Alicia Gómez
Navarro Navarrete, Carlos Wert, las hermanas García Lorca, Jerónimo Junquera,
Sánchez Ron, Elvira Ontañón, etc. Algunos de ellos pertenecientes al Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), institución tradicionalmente
controlada por el Opus Dei y con gran responsabilidad en toda esta trama
destructiva.
Primero fue la rehabilitación de la
Residencia de Estudiantes, desde que en 1989 se redactara el Plan de Ordenación
de la Colina de los Chopos por el equipo de arquitectura de Jerónimo
Junquera-Pérez Pita. Posteriormente, y desde 1990 hasta 2001, hacen la rehabilitación
de los edificios y jardines de la Residencia, cometiendo toda clase de delitos
urbanísticos, como la destrucción del refugio antiaéreo que está debajo,
construido por la II República durante la Guerra de España en 1937, y a pesar
de tener la máxima protección como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1978.
Dicho refugio fue para el Hospital de Carabineros que se situó en la
Residencia, dirigido por mi abuelo, el doctor Calandre, y que llevó a cabo la
curación del 99% de los enfermos de una epidemia de malaria desatada en los
frentes de Madrid. Además, en octubre de 1938, y debido a lo bien que cuidaba
de los edificios de la Residencia, el doctor Calandre fue nombrado por el
Gobierno legítimo de la República subdelegado en Madrid de la Junta para la Ampliación
de Estudios.
La Residencia de Estudiantes convertida en Hospital de
Carabineros en una fotografía de época.
Toda esta importantísima historia fue
ocultada desde el principio por los gestores del legado institucionista, que se
aplicaron en inventar y transmitir una historia falsa de la Residencia,
haciendo hincapié en poetas y artistas como Federico García Lorca y no en los
importantísimos científicos (Negrín, Calandre, Pío del Río, etc.), pues desde
el principio se instaló la Fundación García Lorca en los edificios de la
Residencia, para ir diseñando dicha estrategia.
Y encima tuvieron la desfachatez de
presentarse y ganar el galardón “Sello Patrimonio Europeo” en 2007, cuando lo
que habían hecho realmente era destruir el patrimonio europeo.
Luego fue la destrucción del recinto
histórico de la ILE en General Martínez Campos en 2008, a pesar de una
oposición social que creó un blog en Internet pero no fue suficientemente
apoyada por instituciones y medios de comunicación.
Todo esto lo he ido pacientemente
investigando y finalmente denunciando, por diferentes medios, como mi libro El
doctor Calandre. De la JAE al exilio interior o comunicaciones a
congresos, y también a través de más de cien artículos que están en Internet.
Pero, claro, sin el apoyo de los grandes medios de
comunicación, que sistemáticamente han ninguneado mi labor de denuncia,
haciéndome el vacío. Afortunadamente, en enero de este año 2013, y tras
tres años de investigación, el Tribunal de Cuentas hizo un informe demoledor de
fiscalización de la Fundación que rige la Residencia (por cierto, presidida
desde 1999 por Felipe de Borbón), en el que no sale muy bien parada. Esperemos
que no quede todo solo en denuncias y se pase a exigir responsabilidades a los
culpables de haber destruido el patrimonio y la historia de la Institución
Libre de Enseñanza, la Residencia de Estudiantes y la Junta para la Ampliación
de Estudios.
Fuente: http://www.atlanticaxxii.com/1908/desenmascarando-a-los-pseudoinstitucionistas


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