martes, 22 de octubre de 2013

SORPRENDENTE RECONOCIMIENTO DE LA ASOCIACIÓN UNIFICADA DE GUARDIAS CIVILES

Admiten que "el afán recaudatorio" mueve las actuaciones de los agentes
Martes, 22 de octubre de 2013
Por Ernesto Gutiérrez - Canarias-semanal.org
  
La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha alertado del "afán recaudatorio" que  -dicen - mueve las actuaciones de sus compañeros en la provincia canaria de Las Palmas.
  El pronunciamiento de la AUGC se produce después de que el Cabildo de Fuerteventura "pusiera el grito en el cielo por la utilización indiscriminada de los vehículos radar de la Guardia Civil de Tráfico".
   Según la Asociación Unificada de Guardias Civiles, lo sucedido en esta isla no es casual ni se circunscribe a la misma.  "En el norte de Gran Canaria  -reconocen-  los ciudadanos vienen sufriendo este afán recaudatorio desde hace mucho tiempo".
    De acuerdo a lo expuesto por esta organización gremial, los agentes de este cuerpo se ven empujados a actuar de esta manera por un sistema, el RAI, "que valora la producción de los agentes en función de las multas que ponen". "La consigna - aseguran -  es clara. O los Guardias de la Agrupación de Tráfico denuncian o se les retira el complemento salarial de la DGT, que puede ser una sexta parte del salario mensual".  
 "UN INSTRUMENTO REPRESIVO AL SERVICIO DEL PODER"
    Aunque pueda resultar sorprendente, el reconocimiento efectuado por la Asociación Unificada de Guardias Civiles no carece de precedentes. En enero de 2012 un agente del Instituto Armado se refería al mismo - en una carta enviada a la web El Antirradar - como "un instrumento represivo al servicio del poder y no de los ciudadanos".
   La denuncia epistolar del Guardia Civil se referiría, precisamente, a la labor que ejerce la institución militar en el control del tráfico por carretera en el conjunto del Estado español.  En su carta pública, el agente  arremetería violentamente contra la Dirección General de Tráfico, a la que acusaba de haber utilizado a los guardias civiles como a una suerte de salteadores de caminos con un ánimo exclusivamente recaudatorio y no "para  prevenir accidentes o a favorecer la relación con los conductores".
  El agente exponía con amargura que, como consecuencia de ello, “la gente conduce literalmente acojonada, agarrotada, y ha cundido la percepción de que los guardias civiles son unos impresentables que solo se dedican a atracar a los conductores”. "Lo que importa - afirmaba el denunciante -  ya no son las vidas que se salvan sino el impacto económico".
"AGAZAPADOS COMO ARBUSTOS Y SALTANDO COMO CONEJOS"
  El autor de la carta describía con especial irritación el hecho de que  la Guardia Civil tenga que esconderse, haciendo “verdaderos malabares para ocultar el coche o los trípodes”, llegando incluso a “disfrazarlos de arbustos”. Agazapados en las cunetas de “carreteras tercermundistas”  -decía- y  “saltando como conejos a la carrera” para no ser atropellados en controles de alcoholemia situados a traición en tramos sin luz ni visibilidad.
    Finalmente, el agente - que se manifestaba dispuesto a abandonar el  cuerpo militarizado  - se quejaba acremente tanto de los recortes en sus retribuciones como de la política de "incentivos" por productividad impuesta por la DGT a la Guardia Civil. “Quien tenga la 'mala suerte' de no poder detener a nadie porque no ha encontrado a nadie borracho a quien detener  -afirmaba- no  cobrará la productividad".





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