Creado por Pilar Cáceres.*
Empeñados están
ahora los dirigentes del PP y el Gobierno en trasladar a la opinión pública una
frase hecha, recurrida: “España va bien”, eso repiten sin sonrojo, en una
clara ausencia de la realidad del país.
Sin duda
eluden especificar para quién es la bonanza del país, sobre todo, en estos
momentos de penurias que sufren la mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, la
verdad ya no pasa desapercibida para la población.
España va
requetebién a los ojos de las grandes empresas que se han beneficiado de una
disminución de impuestos; los bancos se apuntan con ánimo a la soflama después
de recibir 61.366 millones, sin contar los avales de 200.000 millones,
cuyo coste asumirán los ciudadanos mientras ellos especulan con la deuda
pública del propio Estado.
Optimistas son también aquellos que impunemente guardan ingentes capitales en paraísos fiscales; los expresidentes del Ejecutivo que disfrutan de pensiones vitalicias y a su vez, aumentan sus ingresos a sueldo de multinacionales beneficiadas durante sus respectivos mandatos. Lo mismo les ocurre a los ex ministros y los oportunos parientes situados convenientemente.
Tan bien
debe ir España para los actuales dirigentes del PP que incrementaron un 25% su
salario y gozan de apetitosos sobresueldos. En la misma línea, se
encuentran algunos futbolistas y ciertos intermediarios que intervienen en la
burbuja millonaria del negocio deportivo; las SICAV,s, SOCIMI y la élite que se
beneficia de la ingeniería financiera al servicio de las grandes fortunas.
También
aquellos empresarios que contratan mano de obra en condiciones esclavistas y
cotizan en bolsa, privilegiados por una reforma laboral que ha
arrasado los derechos de los trabajadores.
Hay que
suponer que la Iglesia, en silencio, recibiendo fondos públicos y sin pagar impuestos
también pensará que España va bien. Y la Casa Real, si observamos sus
tradicionales vacaciones en Baleares, con la que está cayendo.
Sí, España
va bien, la del capital, y como en el medievo, la de la corona y la púrpura. La
otra, la de la mayoría ciudadana, sufre en la indignación.
*Jurista



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