El vicepresidente de la CE y responsable
de Competencia, Joaquín Almunia. (EFE)
06.09.2013
Circula un tufillo a descomposición por Génova 13.
Huele a fin de ciclo, a que esto se acaba, a que por mucho que se recupere la
economía y baje la prima de riesgo, por muchos Juegos Olímpicos que nos den, el
Gobierno y su presidente están amortizados.
Los últimos sondeos indican que al
partido lo van a borrar del mapa en las elecciones igual que se han borrado sin
querer los ordenadores de Bárcenas.
Los clarines del ‘sálvese quien pueda’ resuenan
en la sede del PP. Hasta el punto que los populares han comenzado a
mendigar puestos en organismos públicos, embajadas y empresas privadas
-especialmente en los sectores regulados por la Administración- ante el
previsible desmantelamiento del andamiaje gubernamental. The party is over.
“El Gobierno no está haciendo ningún esfuerzo por
recuperar la iniciativa política. Los dos años de legislatura que quedan
son dos años perdidos. Carecemos de impulso, se ha dejado
de creer, ya no tenemos crédito ante la sociedad”, rezonga un alto cargo del
Partido Popular. “Iremos perdiendo comunidades autónomas y
ayuntamientos hasta que lleguen las generales y entonces
veremos lo que sucede”.
Durante el verano se llegó a temer que el PP se
convirtiera en una réplica de la UCD y la formación se fuera atomizando en una
ristra de individualidades e intereses hasta difuminarse. “La división entre el Gobierno y el partido es total.
María Dolores está tocada, Javier igual, Esteban y Alonso están hartos de dar
la cara para que se la partan… No le ponemos corazón. El noventa por ciento de
los compañeros ya no le pone corazón. El partido ha desaparecido”, continúa el
dirigente del PP. “Rajoy se esconde tras Obama, Merkel y los Juegos, pero la
sensación de la calle es que este Gobierno, con su presidente a la cabeza, está
amortizado. Lo de los ordenadores de Bárcenas es otra. ¿Por qué no dijimos la
verdad desde el principio?”.
Embajadas para altos funcionarios
Los clarines del ‘sálvese quien pueda’
resuenan en la sede del PP. Hasta el punto que los populares han comenzado a
mendigar puestos en organismos públicos, embajadas y empresas privadas
-especialmente en los sectores regulados por la Administración- ante el
previsible desmantelamiento del andamiaje gubernamental Hay tortas por salir del
PP y asegurarse un futuro laboral bien remunerado en uno de esos entornos
afines. En este reparto de sinecuras previo al hundimiento, ha pasado
inadvertida la Ley de Acción y
Servicio Exterior, cuyas comparecencias en el Congreso están previstas para los
días 17 y 18 de octubre y que, según se apunta, servirá de instrumento para
premiar a los hoy vilipendiados trabajadores de la Administración. Aunque el
BOE no lo recogía en su literalidad, el último borrador de dicha
ley apuntaba la posibilidad de que los altos funcionarios pudieran
ocupar puesto de embajador. El cuerpo diplomático no ha tardado en
poner pies en pared.
La ley, que incluye un novedoso abanico de formas de
representación de España en el exterior, hace saltar por los aires el
actual statu quo. Los ‘maliciosos’ diplomáticos entienden que
se trata de un mecanismo de compensación que beneficia a los abogados del
estado, a los técnicos más próximos a Soraya Sáenz de Santamaría,
gente de nivel que ha puesto su profesionalidad al servicio de un Gobierno
cuestionado y que tiene una nómina de tres mil euros al mes pudiendo cobrar treinta mil en cualquier empresa del Ibex 35.
Así que, a falta de pan, bien está una embajada. Los interesados hacen cola
antes de que “caigan los nuestros” y entren el PSOE, los nacionalistas o
Sánchez Gordillo con el carrito del Mercadona.
Una vela a Indra y otra a Bruselas
Luego está lo de Indra, compañía especializada en consultoría,
innovación, tecnología de Defensa y de la Información. Desde que se tuvo
noticia de que Bankia vendía el 20% de su participación a la Sociedad Estatal
de Participaciones Industriales (SEPI) y el Estado se convertía en su principal
accionista, los currículos de militantes del Partido Popular se empezaron a
amontonar en el despacho de Javier Monzón,
presidente de Indra. Uno fue el del exministro de Trabajo Juan Carlos Aparicio, que este viernes será nombrado consejero de la compañía.
Licenciado en Químicas, se desconocía que Aparicio fuera experto en tecnologías
de la información.
En el PP malician que el
sorteo no es sólo para consejeros, sino también para el puesto de presidente,
el de Monzón, un hombre aupado por el PSOE en 1993 y que desde hace veinte años
no ha encontrado quien le mueva de la poltrona. Quienes le conocen saben que
sólo se le puede sacar de Indra con fórceps y que en todo este tiempo ha sabido
blindarse y cubrirse las espaldas, como bien atestigua su amistad
con el rey Juan Carlos y Alberto Cortina, a los que invita a
su jet privado.
El tercer caramelo es el puesto de comisario que
dejará vacante Joaquín Almunia en otoño de
2014 y al que aspiran prácticamente todos los pesos pesados del Ejecutivo. Lo
de Bruselas es una auténtica bicoca. No sólo por los privilegios que lleva
aparejado el cargo, sino también por la posibilidad que ofrece para abandonar
el barco de Rajoy de forma natural. Guindos, Soria, Cañete y
Margallo aspiran al puesto.
Los aludidos estarían encantados de salir por pies por
sentirse huérfanos de líder y por el hecho de ser ministros de un Gobierno
donde nadie hace nada.Más bien, dicen, se trata de un ‘no Gobierno’.
En las tres semanas que han durado sus vacaciones, el presidente ni ha cogido
el teléfono ni se ha visto con nadie. Tan sólo ha tratado al marido de la
ministra Ana Pastor, con el que ha practicado senderismo en Rubadumia
(Pontevedra), ambos uniformados con shorts beige y
polo azul marino.
Del 'caso Bárcenas' al ‘caso PP’
Los compañeros de gabinete critican -nunca a la cara-
su inacción y que se haya mostrado tan pusilánime en crisis mollares
para el Estado como Gibraltar y Cataluña, donde se ha organizado una
cadena independentista cuya imagen dará la vuelta al mundo. En Escocia, el
porcentaje de secesionistas se derrumbó después de que Cameron se dejara la voz
explicando, informe tras informe, las consecuencias que tendría una declaración
como la pretendida por Alex Salmond. Aquí no se han dado explicaciones y el
número de independentistas se va incrementando conforme se va acercando la
fecha de la Diada.
Rajoy está atrapado en su propio laberinto. Ayer se
hizo pública la transcripción de la declaración de
Cospedal ante el juez Ruz. La secretaria general del partido señala a Arenas
con el dedo. También a Rajoy. “Yo no estuve en esa reunión [con Bárcenas] ni
nunca tuve ninguna relación más con él”, aseguró. Se ha pasado del escándalo
Bárcenas al escándalo PP. El extesorero y su abogado, Javier Gómez de Liaño,
han conseguido transformar la naturaleza del caso. Mientras tanto, los
militantes del PP temen que, más pronto que tarde, comiencen a aparecer grabaciones.


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