No tengo trabajo
Desmontando
mentiras
Artículos de
Opinión | Grupo de trabajo de economía feminista | 19-10-2012 |
Para la
economía convencional la noción de trabajo sólo se ocupa del empleo remunerado.
Rara vez la economía se pregunta por el sentido vital de ese empleo o si la
actividad que realiza es necesaria o dañina para las personas. En paralelo, las
mujeres que trabajan en los hogares y se ocupan cotidianamente del cuidado de
las personas que viven en él, a pesar de trabajar 24 horas al día, 7 días a la
semana y 365 días al año, son consideradas población inactiva.
En estos
momentos el empleo se destruye velozmente. Muchas personas dicen “no tengo trabajo”.
Si miramos las encuestas de uso del tiempo, nos encontrarnos con la sorpresa de
que a pesar de que haya aumentado de forma muy significativa el paro masculino,
sobre todo al principio de la crisis, el tiempo de trabajo que las mujeres
realizan en los hogares ha aumentado. Con los maridos sin empleo, las mujeres
trabajan más. ¿Por qué?
Porque
muchos hombres que se quedan en paro, se quedan “parados del todo”, tipo Los
Lunes al Sol. Porque esta crisis se ajusta en los hogares. Cuando se recorta en
la ayuda a personas dependientes, cuando las personas son desahuciadas de sus
casas, cuando desaparecen los ingresos, toda esa precariedad recae sobre los
hogares. Son los hogares los que acogen a quienes expulsa el mercado y los que
tratan de aliviar las tensiones sociales que provocan los recortes y el paro.
En nuestras
sociedades patriarcales, son las mujeres las que cargan con la mayor parte de
estas tensiones: buscan cómo ahorrar en la comida, sacan a las criaturas de los
comedores escolares para reducir gastos, acogen a las personas de la familia
que se quedan sin casa o empleo, cuidan ellas mismas a las personas
dependientes cuando ya no cuentan con servicios públicos que les apoyen,
complementan la renta doméstica con pequeños empleos fuera de casa… Son los
trabajos que no computan en las cifras oficiales, los trabajos que son
imprescindibles y no se pueden dejar de hacer, y que realizan las mujeres
solas. Para las mujeres, la desaparición del empleo y los recortes, lejos de
dejarlas sin trabajo, se lo multiplican de una forma insostenible. Aunque estén
en paro, “no paran”.
La noción de
trabajo debe incluir trabajos que sostienen la vida cotidianamente. Lo que
asegura la reproducción social debe estar en el centro. Los trabajos
relacionados con el cuidado de las personas tienen que contar, ser valorados y,
sobre todo, deben repartirse. Estos trabajos necesarios, dotados de sentido
vital, deben ser responsabilidad de la sociedad y de los estados, no sólo de
las mujeres.

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