sábado, 20 de octubre de 2012

“EL PUEBLO VASCO ES SOBERANO Y SABRA ELEGIR LA OPCIÓN QUE MÁS LE INTERESE”



Bildu, entre las elecciones y la lucha desde abajo
Artículos de Opinión | Jesús M. Castillo | 19-10-2012 | 
En primer lugar, debemos celebrar que la izquierda abertzale pueda presentarse a estas elecciones con su formación Euskal Herria (EH) Bildu, tras haber sido autorizada por el Tribunal Constitucional en mayo de 2011. Cientos de miles de vascos y vascas podrán votar a su opción política, lo que no ocurrió en las elecciones al Parlamento Vasco de marzo de 2009. Aun así, para defender una democracia real debemos seguir exigiendo la derogación de la infame Ley de Partidos.
Las próximas elecciones en Euskadi del 21 de octubre llegan en un momento especialmente importante; se celebran en un “otoño caliente” con la lucha contra los recortes y con el movimiento independentista catalán más fuerte que nunca tras la masiva manifestación de la Diada. Así, los resultados de estas elecciones van a marcar el posicionamiento del Gobierno vasco y de la oposición, tanto en la lucha contra los recortes sociales —que el gobierno de Patxi López ha frenado parcialmente como estrategia electoral— como en la batalla por la independencia de Euskal Herria.
Las encuestas auguran un descenso considerable del PSE y una bajada del PP, dando una victoria ajustada al PNV de Urkullu sobre EH Bildu, cuya cabeza de lista es Laura Mintegi. La diferencia entre PNV y Bildu en las generales de noviembre de 2011 fue sólo de unos 40.000 votos. El nuevo Parlamento Vasco tendrá una contundente mayoría nacionalista, con la posibilidad de que el PNV pinche en Araba (territorio favorable al PP y en menor medida al PSE) y Bildu obtenga la victoria.
El programa electoral de EH Bildu (los otros ya los conocemos suficientemente) gira alrededor de tres ejes: la lucha contra la crisis económica, el proceso de normalización política y los avances para conseguir ser un nuevo estado de Europa. Destacan medidas como un compromiso firme contra el fraude fiscal, una reforma del IRPF para que éste sea más progresivo, impuestos sobre las grandes fortunas, reducción de la jornada laboral, salario mínimo interprofesional superior a 1.075 euros, jubilación a los 65 años, prohibición de las ETTs, etc.
La posición del PNV, ya sea desde el gobierno o desde la oposición, parece clara en función de su historia y sus movimientos recientes. Es hostil a un acuerdo de gobierno con EH Bildu, acuerdo que podría darse quizás en la línea independentista, pero que sería mucho más difícil en la política social. La actuación de Urkullu en el gobierno sería tibia, jugando con los recortes sociales y, posiblemente, sin impulsar iniciativas como el Plan Ibarretxe; aunque estaría influida por las exigencias de independencia en Catalunya.
La entrada de la izquierda abertzale (EH Bildu) en Ajuria Enea con Laura Mintegi como lehendakari abriría un panorama inédito en Euskadi, muy interesante en un contexto de crisis económica y masivas reivindicaciones independentistas en Catalunya.
Dicho esto, EH Bildu no defiende posiciones anticapitalistas —aún menos socialistas— sino keynesianas; aboga por reformas llevadas a cabo desde las instituciones. Por este motivo muchos y muchas activistas, incluso de la propia izquierda abertzale, se preguntan si la coalición será capaz de vertebrar las luchas desde abajo por la justicia social deseadas por una parte importante de la base abertzale. Aun así, una victoria de EH Bildu sería un gran paso adelante.
Otro factor clave es la huelga general en Euskal Herria del 26 de septiembre, convocada por la mayoría sindical vasca liderada por ELA y LAB (ver caja).
Frente a un gobierno de Rajoy con mayoría absoluta, pero con pies de barro en el contexto de un rescate total del Estado español, luchas fuertes y coordinadas del norte al sur del Estado español contra la austeridad antisocial del PP, el PSOE, el PNV y CIU son más necesarias que nunca.
La combinación de la lucha desde abajo contra la austeridad capitalista —en un contexto de crisis económica de muy larga duración— con el impulso decidido de los procesos de independencia y la solidaridad entre los pueblos del Estado español, podría hacer caer al gobierno de Rajoy y debilitar al Estado español, garante de los intereses de grandes banqueros y empresarios.




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